Se ignora si la profecí­a de Luis Carlos Ugalde, ex titular del ex IFE, Instituto Federal Electoral, de un nuevo partido de AMLO aterrizara en la realidad electoral.
Según Ugalde, AMLO tiene un equipo polí­tico paralelo operando de norte a sur y de este a oeste del paí­s. Son los llamados “Siervos de la Nación”. Unos 30, 40 mil, dice (en el dato oficial manejan solo dieciocho mil) que todos los dí­as tienen como chamba fundamental promover los programas sociales del gobierno federal.
Pero más aún, trabajar por AMLO. Todos, con sueldo. Todos, leales a López Obrador.
AMLO fue presidente del PRI en Tabasco con el gobernador Enrique González Pedrero. Y renunció.
Y fue lí­der nacional del PRD y renunció.
Y fundó su partido polí­tico, MORENA, Movimiento de Renovación Nacional, y en nombre del ejercicio democrático pleno, las elites morenistas, torre de Babel, se enfrentaron al mejor estilo priista para elegir a los delegados que a su vez en el pleno nombren al sucesor de la presidenta Yeidckol Polensky.
Y las cúpulas se desbordaron. Tanto que, por ejemplo, en Veracruz, el diputado local, Magdaleno Rosales Torres, de MORENA, denunció que el secretario General de Gobierno, Éric Cisneros Burgos, “metió las dos manos” en el proceso electoral.
Igual sucedió en el resto del paí­s. MORENA está de moda. El año anterior fue la revelación partidista, ganó la presidencia de la república, el Congreso federal, diecisiete congresos locales y 6 gubernaturas.
Y con los treinta millones de mexicanos votando por AMLO, priistas, panistas y perredistas, anexos y conexos, el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra descubrió en AMLO al Niño Dios.
Por eso, la posibilidad de que en el tiempo de la Cartilla Moral y “La honestidad valiente”, AMLO se deslinde de MORENA y lance su nuevo partido. “Los Siervos de la Nación”.

EL MÉXICO DE UN SOLO HOMBRE
Expriista, experredista, estarí­a canijo que ahora se volviera exmorenista.
Por lo pronto, las elecciones de delegados en varias entidades federativas fueron abortadas… hasta nuevo aviso.
Y, bueno, aun cuando el fundador de MORENA se ha desligado y predicado la libertad total y absoluta para que sus huestes se expresen, una de dos: mete orden y asesta un manotazo, tlatoani, tótem, chamán que es, o por el contrario, las aguas partidistas se desbordarán y como las pasiones polí­ticas están llenas de ecos y de intereses, hasta pudieran rebasarlo.
Y en el lado del PRI, el PAN y del PRD, el golpeteo se remolerí­a, pues se pondrí­a “de pechito” a los crí­ticos, enemigos y adversarios.
Y más por lo siguiente:
Por más y más cacareada que está la llamada “4T”, ningún ciudadano del mundo se vuelve demócrata por decreto. Tampoco en menos de un año.
En el paí­s, el sistema polí­tico está ligado a una cultura histórica donde domina la figura presidencial, el jefe de jefes, el México “de un solo hombre”, de hecho y derecho como el patriarca de la sociedad en general.
Hubo un tiempo, por ejemplo, todaví­a en los municipios indí­genas y rurales, incluso suburbanos, donde el presidente municipal resolví­a hasta los divorcios y el incendio familiar de una hija fugada con el novio.
La cultura priista es piramidal. De abajo para arriba y de arriba para abajo hay jefes y cada jefe gobierna y manda y su palabra es palabra sagrada.
Y si de pronto, como en MORENA, sueñan con la libertad partidista, los riesgos han de asumirse.
Y si AMLO pretende dejar en libertad total a las elites y militantes de MORENA para elegir al sucesor de la Polenvsky significa un riesgo enorme como ya está visto.
Más, cuando la pasión sucesoria presidencial del año 2024 está en la cancha pública.
Los casos más notorios son de Marcelo Ebrard Casaubon, secretario de Relaciones Exteriores, y del lí­der senatorial, Ricardo Monreal, y quienes con todo y su presumible lealtad a AMLO, ambos fueron priistas y saben la forma de operar y manipular el corazón humano.

TODOS QUIEREN LA MEJOR TAJADA
MORENA es el partido de moda. Está “en la plenitud del pinche poder”. Llegó al Palacio Presidencial por tanta corrupción polí­tica de priistas, panistas y perredistas, sobre todo. El paí­s fue llevado al primer lugar de corrupción en América Latina y a uno de los primeros en el mundo.
Pero la mayorí­a expriista y expanista y experredista, la misma cultura parece estar dominando. Y el brinco histórico al ejercicio democrático significa muchos años más de lucha si se considera que la corrupción está en el A.D.N. nacional.
Solo con un manotazo de AMLO, MORENA se reordenará. De lo contrario, soñando con la utopí­a, AMLO terminará igual que León Trotsky exiliado y asesinado por José Stalin. Igual que Ernesto “El ch锝 Guevara, yéndose a crear más Vietnam, lejos de Fidel Castro. Igual que Francisco I. Madero, asesinado por los porfiristas y hasta con tiro de gracia. Igual que Tomás Moro, en la nada.
Tan es así­ que en tanto el presidente tabasqueño predica los abrazos y los besos en vez de balas para pacificar la república amorosa, en MORENA apostaron a la corrupción, las pasiones desbaratadas y los guamazos para enriquecer la vida democrática partidista.
Nadie es demócrata ni honesto por decreto. Y en el reparto de las mieles del poder todos quieren la mejor tajada. Los 6 de cada diez ciudadanos en la miseria y la pobreza pueden seguir rezando a su Dios para alcanzar la piedad y la misericordia.
Falta que Solalinde levante la mano y asegure que el despapaye en MORENA fue obra de la CIA y la DEA.