Éxodo en Veracruz
•Migración a EU
•Denigrante desempleo
ESCALERAS: Una familia del pueblo está lista para migrar a Estados Unidos. El padre murió y la señora y el par de hijos quedaron a la deriva. Mayores de edad, los hijos han tocado puertas para un empleo y todas están cerradas. Se viven, entonces, y padecen más, horas adversas. Cero creación de empleos. Cero inversión privada. Cero inversión pública para cuando menos, como en el tiempo priista, subastar empleos temporales.
Luis Velázquez
Una familia más a punto de convertirse en migrante y sin papeles.
Nunca como ahora el peor de los mundos para los latinos diría Salma Hayek, quien al principio de su carrera en el país vecino también fue ilegal y de igual manera marchó en calles y avenidas de EU reclamando oportunidades.
PASAMANOS: Murió el padre y sin heredar un patrimonio. Más que una casita vieja. Trabajaba en T.A.M.S.A. y ni siquiera pudo acomodar a un hijo. Y menos, en los tiempos sindicales tan huracanados.
Los dos hijos, mayores de edad. Y ni modo, con la carrera truncada, solo queda apostar a una esperanza en el otro lado.
CORREDORES: En E.U. tienen varias familias amigas del pueblo que antes, mucho antes, también migraron.
Una señora, por ejemplo, puso un changarro para vendimia de fritangas en una ciudad con un montón de paisanos.
Y ella les ofreció una posibilidad laboral. Ya con ella, ya con otros paisanos, ya con unos conocidos.
Pero y por fortuna, la mano tendida de la amiga.
Este fin de semana dirán adiós al pueblo. Quemarán sus naves y buscarán la tierra prometida. En el panteón dejarán el cadáver del esposo y el padre.
La patria, decía Jorge Luis Borges, es la tierra donde están los amigos.
BALCONES: Obrero de T.A.M.S.A. el marido vivían “con la medianía del salario”, llegando por milagro a la quincena.
Pero alcanzaba para que el par de hijos estudiaran la secundaria y el bachillerato y comenzaran en la universidad pública. Uno, cursando ingeniería, y el otro, estudiando para maestro.
Pero la muerte, tan canija como es, disparató la vida familiar. Y ahora, “a seguir empujando la carreta” por el bien de los tres, la madre y el par de hijos, ninguna, por fortuna, casado.
PASILLOS: Pusieron la casita en venta y la mal vendieron, ni modo. El dinerito urgía para el éxodo. Quizá tendrían, tienen un empleo seguro con la amiga. Pero mientras, ni modo de llegar en cero, sin un centavito en el bolsillo, confiados en el buen corazón, pues, saben los tres, que “el muerto y el arrimado a los tres días huelen mal”.
Ninguna necesidad habría de migrar si la política económica se tradujera en la creación de empleos.
Bastaría referir que de acuerdo con un estudio de la Universidad Veracruzana en Estados Unidos hay un millón de paisanos, la mayoría sin ganas de regresar, conscientes y seguros de que retornarían al infierno.
VENTANAS: Cada vez el pueblo ha venido de más a menos. Antes, mucho antes, la vida floreciente. Primer lugar regional en producción de papaya, por ejemplo. El pueblo, exportador de la papaya a la Central de Abastos de la Ciudad de México.
Antes, mucho antes, hasta una fábrica de escobas. Y una fábrica de hielo. Y altísima producción de ganado y de leche. La Nestlé hacía cola para llevarse la producción láctea.
Ahora, la migración es la única posibilidad de vivir. Una familia más de Veracruz que esta semana partirá a la aventura norteamericana.
El pueblo, como un exportador de mano de obra. Pueblo cada vez más solitario y las familias más solas.