Desde aquel dí­a cuando faltaban 48 dí­as para terminar el mandato constitucional y saliera huyendo, la vida para ellos dos y su familia es un infierno.
Y los dí­as polvorientos y huracanados que todaví­a faltan.
El viejillo de Puebla dirí­a que “Dios castiga sin palo y sin cuarta”.

PASAMANOS: Durante aquella Decena Trágica fueron “todo y sin medida” como cantaba el difuntito.
Bastarí­a referir la frase bí­blica de Karime escrita 50 veces de puño y letra en su diario personal. “Merezco abundancia, merezco abundancia”.
Desde entonces, el descrédito y el desprestigio. Andar “a salto de mata”. Huyendo durante muchos dí­as y noches. Refugiándose en Londres, la ciudad más cara del mundo. Solicitando asilo polí­tico. Y Duarte, preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México. Y de ñapa, satanizado por su ex aliado, Enrique Peña Nieto.

CORREDORES: Ellos viven, digamos, la maldición del poder. El escándalo alcanzó, primero, a todo Veracruz. Luego, el paí­s. Y después, trascendió en América Latina y parte del mundo.
Duarte quedó ante los ojos del planeta como el peor.
Claro, encarcelado, nunca Duarte se ha rendido. Está lastimado por los suyos. Hasta por una que otra Barbie.
Su mente y voluntad, igual que Mario Villanueva Madrid, el ex gobernador de Quintana Roo, casi veinte años privado de la libertad, permanecen inquebrantables.
Clama y proclama su inocencia. Pocos, excepcionales, le creen. Quizá los suyos. Pero al mismo tiempo, inverosí­mil que nunca haya podido disfrutar su fortuna.

BALCONES: Casi doce años en el poder público ininterrumpido, dueño del billete desde la SEFIPLAN, dueño del poder polí­tico desde el palacio de Xalapa, Duarte fue volcánico. “Como gobernador me volví­ sexy”, decí­a, feliz. Después de Dios, yo, festinaba.
Igual que Mario Villanueva en Quintana Roo, también pudo hacer suya la frase bí­blica de “Déjense de chingaderas, en mi Estado mando yo”.
Y mandaba. Todos le rendí­an culto. Los medios “se tiraban a su paso”, claro, porque en los casi 6 años se gastó trece mil millones de pesos en la prensa según documenta el vocero azul, Elí­as Assad Danini, en comparecencia en el Palacio Legislativo.

PASILLOS: “El mundo a sus pies”, disfrutó “las mieles del poder” mientras duró el poder como titular de la SEFIPLAN, diputado federal y gobernador.
Pero luego, el infierno. Ni siquiera, vaya, su esposa en Londres, ha podido, digamos, darse la gran vida con la riqueza acumulada.
Simple y llanamente, ella y los hijos en Londres y Duarte en el Reclusorio Norte es para morirse.

VENTANAS: Fue el tlatoani sexenal. El jefe máximo. Hasta guardias pretorianos tení­a (Alberto Silva, Adolfo Mota, Érick Lagos y Jorge Carvallo) y quienes ni el viento dejaban pasar entre ellos para acercarse al patroncito.
Edificó un trono de oro. Pero más bien fue un castillo de arena. Alguna vez en un periódico local fue publicado que saldrí­a en libertad, pero con 45 mil millones de pesos como parte de su fortuna. Sabrá el chamán, pues él mismo ha reiterado que su familia tiene problemas (ajajá) para terminar la quincena.
Por lo pronto, con todo el dinero del mundo que puede, digamos, tener, desde el cuarto bimestre del año 2016, cuando huyó, nunca lo ha disfrutado.