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Lunes 14 octubre, 2019

“El fin del mundo…”

El góber fifí­ y sabadaba ha lanzado una nueva fraseologí­a bí­blica. Se llama “No serí­a el fin del mundo”. Es la filosofí­a polí­tica en su más alto decibel. Es la filosofí­a, digamos, del “Power del Sureste”, como le llamó a su (presunta) alianza con sus colegas de Tabasco y Chiapas, y quienes a sí­ mismo se consideran el club de Tobi más cercano, cercano entre los cercanos, a AMLO.

Luis Velázquez/Parte I

La nueva filosofí­a fue aplicada a que “no serí­a el fin del mundo…” si los Tiburones Rojos desaparecen, o mejor dicho, si el magnate priista, Fidel Kuri Grajales, se los lleva a otra entidad federativa como ha amenazado.
Pero el término polí­tico, filosofí­a polí­tica, ciencia polí­tica, experiencia total y absoluta en el campo de batalla, bien puede aplicarse a otros rubros de la vida pública.
Por ejemplo, tampoco “fue el fin del mundo” la promesa incumplida del regreso de “El íguila de Veracruz”, con todo, incluso, que el béisbol es el deporte preferido de AMLO.
Ni fue “ni serí­a el fin del mundo” encarcelar al primer yunista, subsecretario de Finanzas y Planeación.
Ni “fue el fin del mundo” despedir a Leslie Garibo como Contralora luego de su apasionada defensa del nepotismo con los Eleazares Guerrero.
Tampoco es “el fin del mundo” que el secretario de Salud fuera llamado a Palacio Nacional para ajustar cuentas sobre Veracruz en el primer lugar nacional de muertes por dengue y en Sida y en desabasto de medicinas.
Y bien pudiera, sin embargo, que el góber se la esté guardando al doctor Roberto Ramos Alor cuando “El besucón” acuñara su frase imborrable de que antes, mucho antes de que él caiga… caerá Cuitláhuac.
Tampoco “serí­a el fin del mundo”, por ejemplo, el primer informe de gobierno inventando obra pública o alardeando la construcción de Centros de Salud (el primero en Otatitlán de Cisneros Burgos) sin medicinas.
Ni “serí­a el fin del mundo” que también desapareciera el equipo de básquetbol, “Los Halcones” de Xalapa, creados y recreados en el Fidelato.
Ni menos, mucho menos “serí­a el fin del mundo” que Zenyazen, Bogar y Paco terminaran peleados a golpe en un duelo a muerte como en el siglo XVIII, siguiendo, digamos, la ruta de la dignidad del escritor Alexander Puskhin.

EL DíA CUANDO RESUCITARíN LOS MUERTOS
“El fin del mundo” tampoco será si, por ejemplo, MORENA perdiera la elección de presidentes municipales y diputados locales y federales en el año 2021.
Ni menos, mucho menos “el fin del mundo” se anticipará al Dí­a de la Resurrección de los Muertos con los carteles y cartelitos mandando en Veracruz con más de mil 500 asesinatos en los últimos diez meses y medio.
Ni “El fin del mundo serᔝ si los secuestros, desaparecidos, asesinatos, feminicidios, infanticidios, cadáveres flotando en los rí­os aguas abajo y tirados en la ví­a pública continúan en ruleta rusa y Veracruz siga chorreando sangre, pues en todo el paí­s completo, completito, sangra y sangra, incluso, peor que en la tierra jarocha.
“El dí­a del Juicio Final”… que así­ también llaman a “El fin del mundo” tampoco será si Miguel íngel Yunes Linares y la mayorí­a de los yunistas libran la cárcel como constituye la obsesiva obsesión de Cuitláhuac.

MAL FARIO, PEOR KARMA
Otro góber fifí­, de MORENA, hay en Puebla. Se llama Miguel Barbosa, experredista. La semana anterior acuñó frase, digamos, tan bí­blica como la fraseologí­a de Cui.
Dijo, por ejemplo, y refiriéndose a la primera elección la gubernatura ante el PAN que “yo gané y me la robaron, pero Dios los castigó”.
Desde luego, nadie cree que Dios se ocupara de la elección de Puebla y castigara a los enemigos y adversarios panistas de Barbosa, con todo y sus ojos de sapo.
Pero si así­ fuera, Cuitláhuac tiene más chispa y fósforo bitacal que Barbosa con su frase de “no serí­a el fin del mundo” si, por ejemplo, en el año 2024 MORENA perdiera la gubernatura de Veracruz y ganara, digamos, un priista, o en todo caso, un panista, digamos, Miguel íngel Yunes Márquez si amarrara, claro, la nominación para entonces.
Por eso, y para honrar al góber de AMLO en Veracruz hemos de adoptar la frase imborrable y memorable de “no serí­a el fin del mundo” como frase, más que dominguera, de fin de semana, incluso, de todos los dí­as, para aplicarse, por ejemplo, en la desventura y en el mal fario y el peor karma.
Por lo pronto, tampoco “es el fin del mundo” que Jorge Wí­nckler Ortiz y su profe, Marcos Even Torres Zamudio anden, quizá, “a salto de mata”, pues antes, mucho antes, los duartistas anduvieron igual y con lo que, además, queda confirmada la tendencia histórica de que “los carniceros de hoy serán las reses del mañana”.
Más todaví­a:
Si hacia el año 2024 MORENA perdiera la elección y con el sucesor de Cuitláhuac se diera otra cacerí­a de bruja en contra de los santones del reino de Cuitlalandia tampoco “será el fin del mundo”.
Ni siquiera, vaya, el mundo se acabó cuando Jesucristo fue crucificado en el Gólgota luego de cargar la cruz tan pesada en el largo y extenso camino.
Y cuando, además, Luzbel, el ángel que soñó con parecerse a Dios, fue lanzado del paraí­so.
Y si el góber lanzó la frase bí­blica significa que sus neuronas apenas, apenitas le alcanzan para canturrear dichos populares. Sus lecturas de cabecera serán los libros de autoayuda que venden en Sanborn´s y en los mercados populares.
Estemos pendientes. La nueva frase bí­blica de Cuitláhuac, el góber, está lista para lanzarse al estrellato. Es la siguiente: “Yo estoy dispuesto a pactar con el diablo para que MORENA gane las elecciones en 2021 y 2024. Todo sea por AMLO, mi dios, mi gurú, mi tlatoani”.


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