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Diario de un reportero
Sábado 28 septiembre, 2019

El sobreviviente

Un riesgo vivir aquí­
•Camino al infierno


DOMINGO
El sobreviviente



Usted, ciudadano de Veracruz, es un sobreviviente. Ha sobrevivido, por ejemplo, a las matazones en la era Cuitláhuac.
Mientras el paisaje urbano y rural está integrado por secuestros, desaparecidos, asesinatos, cercenados, decapitados, infanticidios y feminicidios, usted está vivo.
Hasta el día de hoy, y para felicidad de los suyos, la ha librado.
Y más todavía aquí sigue, enfrentando todos los días la guerra entre el gobierno de Veracruz y los carteles y cartelitos. Una guerra que es entre ellos, pero que avasalla la vida humana.
Otros, familias completas incluso, han migrado a otras entidades federativas como Yucatán y Campeche, donde se vive el paraíso terrenal.
En otros casos, la esposa y los hijos han sido desterrados a otras ciudades, y el padre ha quedado aquí por su trabajo o por su changarro, comercio, negocio.

Luis Velázquez

Incluso, muchos han salido de sus pueblos, instalado en otra ciudad de Veracruz, y nombrado a un gerente general de su industria para, digamos, y según ellos, evitar un secuestro, una desaparición, un asesinato.
Con todo, usted es un superviviente.
En muchos, muchí­simos hogares existen niños huérfanos y parejas viudos, ya por la esposa asesinada, ya por el marido.
Pero aquí­ seguimos. Y por eso, usted es un valiente.

LUNES
Un riesgo vivir aquí­

Vivir en Veracruz se ha vuelto un riesgo, un peligro, pues todos los caminos llevan al infierno.
Nadie, y por desgracia, está exento. Nadie puede cantar victoria.
La vida diaria se ha interrumpido y sufrido descalabros.
Por ejemplo, en muchos pueblos de norte a sur y de este a oeste viven de hecho y derecho un virtual Estado de Sitio. Casi casi, bajo el Toque de Queda.
Apenas pardea la tarde, las familias se encierran en sus casas sin asomar a la ventana. La vida nocturna, cancelada. Una bala perdida puede acabar con la vida. Un secuestro exprés zambulle a la familia en el caos, la incertidumbre y la zozobra.
La vieja costumbre provinciana de sacar el sillón tlacotalpeño en las tardes a la banqueta para platicar entre familia y con los amigos y conocidos y vecinos que pasen forma parte de la nostalgia.
Pocos, excepcionales ciudadanos viajan en la noche por las carreteras federales y estatales. El diablo, vestido de malandro, puede aparecerse, y entonces, ni con pistola al cincho puede garantizarse la vida.
Por eso, cierto, la vida ha cambiado, pero al mismo tiempo, la mayorí­a poblacional sigue aquí­. Y es un sobreviviente.

MARTES
A la orilla del precipicio

La inseguridad y la impunidad se mezclan y solo dejan como herencia perpetua, la pesadilla inacabable, el dí­a de la Resurrección de los Muertos.
Un asesinato más es consumado en Veracruz y la secretarí­a de Seguridad Pública queda rebasada. Y los crí­menes se van juntando en la Fiscalí­a. Y la impunidad florece hasta en tierra infértil, pues un homicidio hace olvidar el anterior y el anterior y el anterior, y entonces, el fin del mundo.
Así­, la delincuencia organizada y común siguen ganando las batallas. Y la vida de todos pende de un hilo, a la orilla del precipicio.
Un cadáver colgando de un puente en Tuxpan. Tres cabezas humanas decapitadas tiradas en el norte de Veracruz. La señora secuestrada en Coatzacoalcos luego de dejar a sus hijos en la escuela y desaparecida y asesinada y decapitada y arrojado el cadáver en una calle.
Y sin embargo, usted, ciudadano de Veracruz, permanece aquí­, soñando con el paraí­so terrenal. Pero más todaví­a, sigue aquí­ por amor a su pueblo, pues ni modo que los carteles sean inmortales.

MIÉRCOLES
Los polí­ticos están contentos

Todos los polí­ticos venden esperanzas. Desde luego, “toman el pelo” a la población electoral.
Alardean, por ejemplo, que “el í­ndice de violencia va a la baja y estamos contentos, muy contentos”.
Ofrecen la llegada de Dios con la Guardia Nacional. Garantizan la efectividad de la Fuerza Civil. Subastan la pureza de las corporaciones policiacas, malandras que fueron en el duartazgo y quizá todaví­a.
Unos alcaldes “se cortan las venas” pavoneándose que hablarán con los malosos para regresarlos al camino del bien. Otros, “salen por la tangente” diciendo que todos nos cuidemos unos a otros. Unos más, se sumen.
Y mientras en cada nuevo amanecer las noticias de las páginas rojas son más y más asesinatos, cada ciudadano de Veracruz es un valiente.
Ellos dirán que, cierto, “la violencia es inevitable y ni modo”, y al mismo tiempo, que ni hablar, “¡aquí­ nos tocó vivir y que le vamos a hacer!”.
Pero sea como sea, todos aquí­ dejaron el cordón umbilical y solo queda integrarse a unas guardias comunitarias, unas autodefensas, un comité de barrio, un grupo de vecinos, para como sucediera en Mixtla de Altamirano, el Valle de Uxpanapa, Jáltipan y las ciudades de Xalapa y Veracruz, entre otras, detener a los malosos, y en unos casos, lincharlos y prenderles fuego.

JUEVES
“El dí­a de la Santa Muerte”

Emerson lo decí­a así­: “El dí­a cuando el hombre ame la muerte amará la vida”. Por eso, en el Veracruz de hoy, como desde el duartazgo, solo resta como el Macario de Bruno Traven, hacer a la muerte una compañera inseparable.
“La muerte, dirí­a Edmundo Valadés en su novela imborrable, tiene permiso”.
En los últimos diez meses, por ejemplo, se ha aparecido y de manera feroz en una fiesta familiar en Minatitlán dejando 14 muertos. En un night club en Coatzacoalcos dejando 32 muertos. Y ni se diga en el territorio jarocho, desde Tampico Alto hasta Las Choapas, engrosando la estadí­stica con más de mil 400 cadáveres.
Ya desearí­amos que la fiesta nacional del dí­a de muertos estuviera aquí­. Mejor dicho, declarar cada dí­a como el dí­a de “la Santa Muerte”.
En todo caso, la profecí­a se cumple. En la guerra del bien y el mal, por lo regular, gana el mal. Luzbel derrotando a Yahvé.
Paradojas de la vida: Dios se tardó 5 minutos para destruir Sodoma y Gomorra, la nación del pecado bí­blico, y los malandros ya llevan 9 años aquí­, como campeones.
Cierto, cuando MORENA entró al palacio de Xalapa, los capos ya estaban aquí­. Pero diez meses después, aquí­ siguen.

VIERNES
Cada dí­a la vida se arriesga
Usted, ciudadano de Veracruz, tiene una entereza insólita y admirable.
A la vuelta de la esquina, los malandros acechan y todos los dí­as, arriesgando la vida, usted sale a trabajar.
Y más cuando antes la violencia causaba estragos en las noches, pero ahora en el dí­a, incluso, un domingo al mediodí­a una señora fue secuestrada a la salida de misa en Boca del Rí­o, se la llevaron y le cortaron dos dedos para presionar a la familia para pagar el rescate millonario.
Incluso, como los feligreses asaltados una tarde en una iglesia de Córdoba cuando rezaban el rosario.
Y no obstante, usted, ciudadano, sigue aquí­. Y por eso, el profundo respeto inalterable de admiración. Agustí­n Lara, Pepe Guí­zar y Carlos Fuentes quisieron nacer en Veracruz.
La inseguridad y la impunidad, las hermanas gemelas del terror, el pánico y el miedo, llevaron a la periodista Violeta Santiago a intitular su primer libro con el nombre de “Guerracruz”, en vez de Veracruz.
Esa es la realidad adversa, gritoneen lo que gritoneen desde el lado oficial…


1 comentario(s)

victor castillo 29 Sep, 2019 - 09:40
México, realmente vamos muy mal.
Lastima

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