Y los más beneficiados, todo indica, serán los indí­genas.
Los indí­genas presos en su mayorí­a por robar una gallinita, un pollito, para llevar el itacate a casa para una comidita.
Desde hace rato, en Veracruz han cacareado la posibilidad de que una parte sustancial de los seiscientos indí­genas presos en las veinte cárceles de norte a sur y de este a oeste estaban con un pie en la prisión y otro pie en la calle. Pero los dí­as y noches con sus semanas han caminado y nada de nada.
Preferible, entonces, esperar a que la Cámara de Diputados apruebe la Ley de Amnistí­a y así­, proceder aquí­, en la tierra jarocha, el infierno para los indí­genas presos desde hace varios años, dicen, entre otros motivos, porque se carece de traductores.

DOS. El sueño de la libertad
Habrá, entonces, amnistí­a. También, claro, indulto. De hecho y derecho, el perdón judicial.
Se trata, en términos generales, de la República Amorosa, aun cuando en la mirada del historiador Lorenzo Meyer, la 4T ha de pasar de manera incuestionable por la redistribución del ingreso en un paí­s donde 4 familias (Slim, Salinas Pliego, Bailleres y Larrea) son dueñas de una riqueza calculada en el 8 por ciento del Producto Nacional Bruto.
Pero, bueno, si en otro tiempo AMLO planteó hasta la amnistí­a para los carteles y cartelitos y hasta para sus enemigos recalcintrantes (Carlos Salinas, Vicente Fox y Felipe Calderón), entonces, los indí­genas también merecer tocar el cielo con las yemas de los dedos.
Ojalá la amnistí­a también llegue a Veracruz y antes de fin de año, en navidad, por ejemplo, a más tardes en el dí­a de reyes, fechas que tanto gustan al secretario General de Gobierno, los indí­genas presos alcancen la libertad.

TRES. Indulto para todos
La amnistí­a incluye a otros beneficiarios. Por ejemplo, "jóvenes vinculados por delitos contra la salud, así­ como a mujeres detenidas por realizarse un aborto y los médicos o parteras que lo llevaron a cabo.
Además, a quienes hayan sido detenidos por ser consumidores de drogas y fueron acusados de narcomenudeo o porque se vieron obligados a participar en este tipo de delitos frente a su situación de pobreza o bajo amenazas.
También a quienes tengan sentencias por robo simple sin violencia".
Incluye a personas indí­genas “que no tuvieron oportunidad de una adecuada defensa”, y a presos polí­ticos o de conciencia, acusados por delitos “inverosí­miles” (La Jornada, 17 de septiembre, 2019).

CUATRO. Soez venta de esperanzas
La libertad de los indí­genas presos por delitos menores se trata de una tarea pendiente desde el fidelato, mí­nimo, cuando por vez primera se pusiera en la cancha pública.
Pasaron los 6 años de Fidel Herrera y los 6 años de Javier Duarte y Flavino Rí­os y los 2 años de Miguel íngel Yunes Linares y los 9 meses y medio del góber precioso de MORENA, y las familias de los indí­genas continúan soñando con la utopí­a y la burda y soez venta de esperanzas.
Ahora, AMLO ya envió al Congreso de la Unión su Ley de Aministí­a e Indulto y ya se verá la repercusión penitenciaria, social y polí­tica en Veracruz.