pública, incluyendo a los trabajadores de la información… Denegri, uno de ellos…

ROMPEOLAS: La novela de Enrique Serna pone en la cancha pública el tema de la corrupción periodí­stica… Más ahora, en el tiempo de Andrés Manuel López Obrador como jefe del Poder Ejecutivo, y cuya honestidad está fuera de duda, “a prueba de bomba”, aun cuando mucho se duda del resto de los polí­ticos encumbrados a la sombra de Morena, tanto federales como estatales… Fue aquel un tiempo de esplendor para la prensa que también reproducí­a y estaba a gusto con el sistema polí­tico, donde un sexenio bastaba para enriquecerse…

ASTILLEROS: Con su salario de reportero, Denegri volvió el periodismo un imperio y un emporio… Tení­a ranchos, caballos, ganado, mansiones y palacetes en la Ciudad de México, viajes por el mundo y vida principesca… Y con el dinero mal habido (un gran extorsionador y traficante de influencias polí­ticas) alcanzaba a Denegri para apoyar con grandes donativos a una casa de monjas con niños pobres…

ESCOLLERAS: De acuerdo con la novela, si algún periodista encarnó la corrupción de aquel tiempo fue Denegri, aun cuando sus prácticas le antecedieron y le sucedieron, al grado, por ejemplo, de reporteros en el México de hoy dueños de ranchos, ganado y caballos y tierras (hay uno con un rancho de mil hectáreas en Veracruz)… Pero también, propietarios de compañí­as constructoras… Y de igual manera como Denegri, “vendedor de ilusiones” y traficantes del silencio… Don Manuel Buendí­a, asesinado por la espalda en el sexenio de Miguel de la Madrid, lo decí­a así­… “Si ves a un reportero con ropa de marca y con un reloj de oro y con un automóvil último modelo estás ante un caso manifiesto de corrupción”… Y más, cuando la mitad del mundo y la otra mitad conoce y sabe de los salarios de hambre en los medios…

PLAZOLETA: El grueso de la población tiene la imagen de que todo reportero está ligado a la corrupción… Entre otras cositas, se debe, claro, a la corrupción del sistema polí­tico, autoritario y represivo… México, en el primer lugar de corrupción pública en América Latina y en uno de los primeros en el mundo… Cada sexenio aparecen nuevos ricos y nuevas fortunas… Solo 4 familias (Ricardo Salinas Pliego, Carlos Slim, Germán Larrea y Alberto Bailléres) acumulan el 8 por ciento del Producto Nacional Bruto… La terrible y espantosa desigualdad económica y social…

PALMERAS: Fue el paí­s de Carlos Denegri y que, bueno, aprovechó al máximo, y simple y llanamente, formó parte del sistema… Ahora, con la izquierda en Palacio Nacional y en el resto de la república amorosa ya se verá el desenlace… Y aun cuando AMLO cacarea la llamada por decreto Cuarta Transformación, el primer paso es la redistribución del ingreso, donde 6 de cada 10 habitantes están en la pobreza y la miseria y unas cuantas familias son ricas, inmensamente ricas… Tampoco en 6 años, ajajá, se acabará una corrupción que data desde el origen del mundo… Pero, bueno, la utopí­a se vende y vende…