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Reportajes
Lunes 08 abril, 2013

Mafia médica en Secretarí­a de Salud


*Según versiones atrás de los trastupijes en la SS están los siguientes funcionarios: Ricardo Sandoval, Enrique Rodrí­guez Piñero y Enrique Roberto Méndez Exzacarí­as, más un proveedor, quienes habrí­an peleado por el reparto del diezmo y el diezmo y medio

Durante los dos primeros años con cuatro meses del sexenio próspero de Veracruz, la secretarí­a de Salud (SS) fue manejada por “una mafia médica” de acuerdo con el segundo titular, Juan Antonio Nemi Dib.
Su espacio se ubica en los mandos medios y apenas en el primer semestre del año 2011 originó la renuncia del doctor Pablo Anaya Rivera, que le fuera rechazada, de igual manera como tantas otras en el camino.

Luis Velázquez

Incluso, durante más de un semestre, Pablo Anaya guardó en la bolsa del traje la carta de renuncia para hacerla efectiva a la primera oportunidad.
Y es que “la mafia médica” operó a sus espaldas, como un gabinete paralelo a la secretarí­a. El poder atrás del trono. Los dueños de la pelota.
Y en la red que ha venido traficando influencias para quedarse con el diezmo y el diezmo y medio están los siguientes:
Uno: Ricardo Sandoval Aguilar, director de Administración de la SS, cuya fuerza polí­tica viene desde la Secretarí­a de Finanzas y Planeación en el fidelato.
Dos: Enrique Rodrí­guez Piñero, subdirector de Recursos Financieros de SESVER.
Tres: Enrique Roberto Méndez Exzacarí­as, subdirector de Recursos Financieros del Seguro Popular.
Cuatro: Franz Zurita Duarte, subdirector de Recursos Materiales de la SS.
Quinto: el proveedor Andrés Beceiro Delfí­n, encargado de abastecer a la SS de la medicina contra el cáncer y primo de Jorge Carvallo Delfí­n.
Según las versiones, el cuarteto de funcionarios se encargaba de la compra de los bienes y servicios de la secretarí­a en una relación directa con el proveedor.
Y de pronto, la liga se rompió a partir del reparto del diezmo, donde unos a otros se acusaron de pillos y ladrones.
Incluso, hubo quienes delataron los hechos en la oficina del gobernador y la cloaca se destapó.
Para entonces, la crisis presupuestal que ha mantenido a la SS con una camisa de fuerza se habí­a traducido en el pésimo servicio a los hospitales públicos, donde incluso, a la fecha, hay desabasto de medicinas y, en otros casos, hasta la farmacia han cerrado.
Todaví­a peor. Los familiares de los pacientes pobres necesitan comprar el algodón, la gasa, el alcohol, la jeringa y hasta el papel de baño para sus enfermos internados. Ni se diga, claro, la medicina.

EL DíA QUE ROBARON BEBÉ EN HOSPITAL DE POZA RICA

Peor tantito, fue entonces cuando estalló la relación con la empresa Finamed por incumplimiento en el servicio de calidad.
Y cuando de norte a sur de Veracruz la inconformidad de los vecinos se traducí­a en marchas en contra de la SS por las deficiencias en los hospitales públicos regionales, como aquella ocasión en Rí­o Blanco cuando una turba se lanzó contra Nemi Dib, a punto de secuestrarlo y lincharlo.
Incluso, el 9 de mayo 2012, en Poza Rica, dos mujeres, que se hicieron pasar por enfermeras, robaron un bebé en el Hospital Regional, cuando entre las 2 y las 2 y media de la mañana se lo pidieron a la madre, Marcela Garcí­a Garcí­a, para bañarlo y ya no lo regresaron.
Entonces, Pablo Anaya sintió que era el momento de retirarse, pues aun cuando en la SS existe un personal de unos 18 mil trabajadores, lo culpaban, una vez más, de la sustracción del recién nacido y del resto de ilí­citos.
Pero el exalcalde y exdiputado local y federal de Poza Rica, 15 años director del Seguro Social de la región, habí­a puesto el í­ndice en la llaga desde los primeros dí­as.
De entrada, un diagnóstico financiero de la deuda pendiente a los proveedores y que llegaba a 4 mil millones de pesos.
Así­, cabildeó ante la Secretarí­a de Finanzas y Planeación para considerar, mí­nimo, un abonito, pues diferir por más tiempo el pago significaba el riesgo de un bloqueo.
Los dí­as y las semanas transcurrieron sin que SEFIPLAN diera una respuesta, que al final consistió en la promesa de un anticipo… que tardó demasiado en llegar.
Menos del 50 por ciento y que de igual manera dejaba la deuda en más de 2 mil millones de pesos.
Después puso en la mesa el caso Finamed, donde la fama pública consignaba, entre otras, las irregularidades siguientes:
1.El mismo personal sindicalizado de la SS habí­a terminado trabajando para Finamed.
2.Salí­a más barato internar a los pacientes de los hospitales públicos en un hospital privado que seguir pagando a Finamed.
3.A cada rato se registraban atrasos en el servicio.
Y cuando insistió para un ultimátum fue detenido en seco.
Además sobre la SS se tendí­an otras sombras anunciando tempestades.

$400 MILLONES MíS PAGADOS AL DOCTOR SIMI EN DOS AÑOS

Por ejemplo: los recursos federales del Seguro Popular nunca aterrizaron en la Secretarí­a de Salud, llegaban en forma directa a SEFIPLAN (como es natural), pero ahí­ eran sometidos a una coladera, a tal grado que en su totalidad eran desviados a otros ejercicios, a otros destinos.
Y más cuando el senador panista, Fernando Yunes Márquez, denunciara un desví­o de 5 mil millones de pesos de recursos federales en Veracruz durante el año 2012, entre los que figuraban los destinados a la secretarí­a de Salud.
Lo peor: trascendí­a el caso de los medicamentos genéricos intercambiables, del doctor Simi, uno de los hermanos del dueño del Partido Verde y del exrector de la Universidad Iberoamericana, que también usufructuaba un contrato millonario con la Secretarí­a de Salud.
De acuerdo con las versiones, en los años 2011 y 2012 los pagos se habí­an adulterado en unos 200 millones de pesos por año, es decir, 400 millones de más sufragados con cargo al erario en los dos primeros años del sexenio próspero.
Con todo, el grupo paralelo de la SS era indestructible. Ricardo Sandoval Aguilar, Enrique Rodrí­guez Piñero y Enrique Roberto Méndez Exzacarí­as eran los únicos que jugaban el balón en la cancha.
Sin embargo, en las horas y los dí­as en la Secretarí­a de Salud Juan Antonio Nemi Dib, también conocido como “El lenguaraz”, la ha pasado rafagueando a su antecesor, sin ninguna referencia al trí­o de funcionarios, ni tampoco aportando pruebas, más que ofreciendo (“la esperanza dura más que la lealtad”) que actuará de acuerdo con la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos, que obligan a denunciar ilí­citos de los funcionarios del gabinete antecesor, pues de lo contrario, se vuelve cómplice.
Y es que en la disputa por el diezmo, la madeja llega hasta Franz Zurita Duarte, subdirector de Recursos Materiales y sobrino del gobernador.


1 comentario(s)

Enrique Exzacarias Cantu 15 Jul, 2014 - 00:17
Me estoy estrenando con mi acceso a facebook, solo opino que quienes afirman lo anterior es por tener suficientes motivos y siendo reales, es digno de agradecer todo tipo de comentarios. de momento no estoy informado al respecto pero estare pendiente.

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