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Diario de un reportero
Miércoles 26 diciembre, 2018

Desafió reportero a la muerte

Habla periodista Rodrigo Acuña, quien resultó agredido con arma de fuego hace poco más de un mes en el norte del estado
•Perdió un riñón y la fortaleza que lo caracterizaba; no tiene trabajo, vive de la ayuda de los amigos y la CEAPP


Por IGNACIO CARVAJAL

El periodista Rodrigo Acuña Morales es la sombra de lo que fue. En las fotos de hace un año atrás se le mira fornido, marcado de brazos y piernas, fuerte. Sin pretender complexión de atleta, mostraba la fortaleza de un toro.
Pero actualmente está mermado después de que un solitario pistolero le agredió el pasado 23 de noviembre en Tepetzintla y lo atravesó con una bala.
“¿Eres Rodrigo Acuña?” le preguntó el pistolero. El agresor ni siquiera esperó la respuesta, jaló el gatillo y pronto lanzó los otros para descargar el arma, sin embargo, no se esperaba la reacción de la víctima, y quienes lo mandaron, no contaban con todos los “ángeles” a su alrededor que ayudaron salvarlo.
“Me quería tumbar con el balazo y darme más al tenerme vulnerable en el suelo, pero como tengo entrenamiento, comencé a rodar y a rodar, y me seguía disparando hasta que vació el arma y se tuvo que marchar porque salieron los vecinos” relata el reportero-->

  • Rodrigo Acuña Morales

que en ese entonces laboraba en su proyecto personal, Diario de Tepetzintla y la corresponsalí­a del diario El Frontera.
A poco más de un mes del atentado que por poco le cuesta la vida, y desde algún sitio escondido en México, Rodrigo Acuña se dice afortunado, agradece a Dios y a todos quienes colaboraron en rescatarlo de la muerte que en Veracruz se ha llevado a más de 20 comunicadores en los últimos 10 años.
Y más en el estado donde la impunidad contra las agresiones a la prensa, están a la orden del dí­a, y sin ser aclaradas en más del 99%.
Delgado, mermado en masa muscular, anda unos 30 pasos y se cansa.
Aunque solo fue una bala la que hizo blanco, ésta “caminó” por su ser destrozando órganos vitales, lo dejó sin un riñón, con parte del hí­gado cercenado y perforaciones en los intestinos.
Los médicos pusieron todo su empeño en salvarle, pero su organismo se mira completamente colapsado, y de a poco, dí­a a dí­a, trabaja y lucha en recuperar las energí­as.
Será al menos un año en el cual pueda volver a realizar actividades normales.
Postrado, a ratos expuesto al sol para revitalizarse con sus rayos, se consume en tribulaciones e impotencia por no saber cómo conseguir el sustento para la familia que en estos momentos no lo dejan solo en ningún momento, le meten el hombro, lo animan, su esposa le cocina platillos regulares que, aunque poco apetitosos, son estrictamente necesarios en su rehabilitación.
“Antes tení­a pinches piernas, corrí­a en el campo a diario, cuando me atacaron, vení­a de jugar, acompañado de mi hijo, si hubiera ido solo, otra historia hubiera sido, no me hubiera dejado, pero yo pensé rápido en mi niño, recibir la bala y tratar de aminorar el impacto para que no le tocara a mi chiquillo”.
Y seguro de sí­, remacha:
“Eso no fue un susto, querí­an matarme”.
Amenazas, una agresión por su trabajo, alguna nota incómoda, no lo sabe, “ahora solo quisiera recuperarme, luchar por salvar lo que queda de mí­ y regresar a integrarme a la sociedad.
“El trabajo en la prensa me gusta mucho, pero regresar… no lo sé. Es algo que debemos ver en familia”.
Acuña recuerda que el dí­a de los hechos, el agresor acechaba a la distancia, esperó el momento adecuado para accionar el gatillo. “Cuando vi que alzó el brazo sosteniendo el arma, dije: ”˜ya me llevó la chingada”™”.
El balazo impactó la zona abdominal, Rodrigo se lanzó al suelo y comenzó a rodar mientras repiqueteaban los demás obuses, “alguno los sentí­ pasar cerca”.
Al notar la presencia de vecinos, el matón se marchó tranquilamente tras descargar el arma sin éxito.
Al saberse herido, con varios cursos de escolta, experiencia en fuerzas armadas, y conocimiento de primeros auxilios, puso en marcha una estrategia con la cual salvarse: “Me sentí­a bien atravesado, pero me comencé a tocar el paladar, en busca de sangre, y no, solo saliva. Así­ supe que tení­a esperanzas.
“Le llamé a mi esposa, le gritaba que llamara un taxi y lo hizo. Los vecinos me querí­an mover, yo les decí­a que no para no cortar el oxí­geno. Que me dejaran de lado.
Cuando llegó el taxi, “le dije, me debes tener en 10 minutos en urgencias si no me quedaré sin oxí­geno”. El chofer se mostró incrédulo de su capacidad pero lo logró. Tan pronto quedó entubado y con sonda, él mismo coordinó su trasladado a la Policlí­nica de Tuxpan. “Sólo ahí­ me pueden salvar, le dije a mi esposa, en otro lugar moriré, hazme caso, le decí­a, y me obedeció en todo momento”.
“Oye, solo tienes el 25 por ciento de probabilidades de sobrevivir”, le decí­an los médicos de la Policlí­nica.
“No le hace…, que me operen”, decí­a Rodrigo.
“Oye, pero no tenemos sangre, no podemos operar…”
“No le hace, que me operen sin sangre”, insistí­a.
“Te operamos, pero firmas carta responsiva”, le replicaron y Rodrigo rubricó.
Nombre, hasta un pastor se vino atrás de la ambulancia donde me llevaban a Tuxpan haciendo oración y mientras operaban habí­a personas haciendo oraciones, recordó.
“Y es que yo he ayudado a muchas personas y esas se acuerdan de mí­, no los puedo mencionar a todos, pero les agradezco” dice. Por medio de terceros -rememora- le hacen llegar apoyos, sobres con dinero,buenos deseos. Hasta los amigos de las ligas de pelota locales, harán una colecta para mandarle una economí­a y ayudarlo en estas horas en donde fue abandonado por su jefe, el dueño del diario El Frontera, de Pánuco, quien a la fecha, ni el saludo.
Cuando el ataque, el reportero también trabajaba como encargado de la comunicación social del ayuntamiento de Ixcatepec, y el alcalde, por su puesto, lo respaldó, “cuando sanes, ahí­ te espera tu trabajo”, le dijo.
Acuña inició de reportero tras haber dejado un trabajo como escolta en el ayuntamiento de ílamo, en donde además laboró como radio operador. Ahí­ aprendió a colectar datos y a relacionarse con la prensa. A diario los periodistas de la zona le pedí­an informes y fotos sobre hechos atendidos por la policí­a. De pronto, hasta el usaba sus cámaras para fotografí­as a detenidos y entregarles las imágenes de primera mano.
Con pasión recuerda haber iniciado, hace unos 15 años, en los andares de la prensa en el medio de comunicación Notivisión de ílamo y Diario de Tantoyuca donde conoció a grandes amigos y personas de quienes aprendió el oficio empí­ricamente.
Además, ha cultivado la comunicación oficial, al haber sido vocero de los ayuntamientos de Tepeczintla e Ixcatepec. Sus planes a corto plazo eran consolidar su diario digital y crecer para seguir dando cobertura a los hechos en la sierra de Otontepec, en donde habitualmente laboraba, pero ahora, le toca una pausa y reconsiderar su andar luego de haberla visto tan cerca.


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