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Crónicas
Miércoles 19 diciembre, 2012

“El alcalde, corrupto y pendejo”: Juan René Chiunti/19 de diciembre de 2012

*Juan René Chiunti habla de Homero Arróniz y de sus enemigos polí­ticos
*“Le dejé $11 millones para el sistema de agua y ni obra pública ni dinero”
*Cosamaloapan, rodeado de narco policí­as, solapados desde el poder

“El alcalde, corrupto y pendejo”

*Juan René Chiunti habla de Homero Arróniz y de sus enemigos polí­ticos
*“Le dejé $11 millones para el sistema de agua y ni obra pública ni dinero”
*Cosamaloapan, rodeado de narco policí­as, solapados desde el poder

Luis Velázquez
19 de diciembre de 2012

Juan René Chiunti apenas y da el primer sorbo al café lechero. Luego, ni hablar, el café se enfrí­a. El dos veces alcalde de Cosamaloapan, exdiputado local, busca por tercera ocasión la presidencia municipal.
--¿Cómo, otra vez? Según la fama pública usted saqueó las arcas…
Como un ataque de sarampión, el rostro de Chiunti enrojece. Hasta las orejas, mientras la sonrisa se le estrangula en los labios delgados. Revira:
--Nunca me robé un centavo. Nunca. Lo juro. Nunca. Dice y muestra la señal de la cruz.
--Alcalde, siempre se habló que usted negoció con el ORFIS, de Mauricio Audirac, su impunidad, de igual manera como al mismo tiempo la pactó Marcelo Montiel Montiel, entonces, alcalde de Coatzacoalcos, también, por segunda ocasión.
Chiunti sigue con la cara enrojecida, como tomate. Bueno, su amigo, Mario Tejeda Tejeda hunde la quijada en el cuello para desaparecer de la mesa. Se dirí­a, incluso, que ni respira. El omelette se le enfrí­a. También las dos tortillas de harina que ha pedido. El café, ni se diga.
--Nunca entregué un centavo al ORFIS.
--¿Entonces, cómo arregló los trastupijes de que se hablaba?
Chiunti toma la palabra de frente y repite:
--Nunca me robé un centavo de las arcas. Esa fue una intriga de Homero Arróniz, mi sucesor en la alcaldí­a.
--Ok, alcalde. Digamos que fue una intriga. ¿Por qué, entonces, si de por medio estaba su nombre, no demandó a Homero Arróniz?
Antes de contestar con la palabra, Chiunti responde con las mano y las manos aletean en el aire. El í­ndice de la mano derecha se extiende hacia el interlocutor. En la lengua cacarea las palabras, las encuentra y dice:
--Fui al Ministerio Público de mi pueblo para la demanda pero el agente me dijo que diera marcha atrás. Que ningún caso tení­a. Que habrí­a problemas.
--Pero, alcalde, se trataba de su nombre, su honra.
Chiunti acusa. Señala. Denuncia. Se defiende:
--Homero Arróniz es un ladrón. Él ha metido la mano al cajón. Por ejemplo, yo le dejé once millones, listos para el agua potable. Ni mejoró el sistema ni nadie conoce el destino del dinero.
--O sea, ¿”se lo chingó”?
--Insisto: ni obra pública ni dinero.
--¿Y por qué no lo denuncia?
--Espero. Espero los tiempos. Cuando ande en campaña electoral por la alcaldí­a, el año entrante, en el 2013, quizá lo haga.

TODOS PASAN LISTA ANTE ”˜”™EL JEFE”™”™

Sábado por la mañana. Diez horas. Café ”˜”™La Parroquia, 204 años”™”™. Mario Tejeda le llama ”˜”™el paraí­so de los flojos”™”™ porque ahí­ se construye y destruye el mundo. Y también, las honras ajenas. Y, bueno, ni hablar, de igual manera se desea a la mujer del prójimo y del próximo.
Entonces, vestido con una camisa fina, color negra, de manga larga, el pantalón negro, los zapatos negros, los calcetines negros, la barba blanca, llega “al paraí­so” el licenciado Antonio ”˜Tony” Mací­as, con su esposa y dos chavos, uno con una cicatriz tipo Agustí­n Lara.
Y aun cuando un montón de familias esperan una mesa en la fila, un escolta ya logró una mesita. Tony Mací­as se sienta, pajarea a los lados. Mira sin mirar.
Al ratito, en unos minutitos, un polí­tico priista que está como a tres, cuatro kilómetros, sentado en el lado sur del café, llega a la mesa de Tony Mací­as y lo saluda. “Jefe” le dice el Pedro Páramo de Boca del Rí­o, el doctor Ramón Ferrari Pardiño (la guayabera blanca nadando, como piyama, en el cuerpo, las patillas blancas como la bota italiana, el bigote blanco, el pelo blanco) y lo abraza, como abrazan los polí­ticos, dos palmaditas al hombro y un apretón de manos.
Luego enseguida, otro polí­tico tricolor se acerca y el saludo apenas, apenitas, queda en un apretón de manos.
Y al ratito, otro polí­tico desfila en la pasarela. Y otro. Y otro. Mario Tejeda también lo saluda. Y Juan René Chiunti lo sigue. Y el hermano de Juan René, también, qué caray.

“MIS ENEMIGOS ESTíN CELOSOS”

--Alcalde, usted busca la silla embrujada por tercera ocasión en Cosamaloapan. ¿Cómo creer en usted si usted quiso imponer a su esposa de presidenta municipal?
--Lo juro, no fui yo. Fue el pueblo.
--¿El pueblo, alcalde, quién es el pueblo?
--Mejor dicho, mi equipo. Mi gente.
--Pero usted, polí­tico prudente, demócrata, republicano, juarista, permitiendo que su esposa fuera candidata a la alcaldí­a…
--Mi gente lo quiso así­ y nada pude hacer. Le cuento: Eliseo Bravo fue elegido por dedazo candidato priista a la alcaldí­a y maniobró para que mi esposa jugara de suplente. Al principio declinó la invitación; luego, la presionaron. Y aceptó…
--… pero, de pronto, Eliseo Bravo hablaba y hablaba mal de ella. Y mi esposa se molestó y renunció. Entonces, mi equipo le pidió que fuera candidata. En respuesta, Eliseo Bravo organizó un mitin en el parque y sólo juntó 500 gentes. Mi esposa y yo organizamos otro y juntamos cinco mil gentes.
--Y si así­ fue, entonces, ¿por qué su esposa perdió la elección en las urnas?
Juan René mira, escudriña, clava la mirada. Y el reportero, ni hablar, se acuerda de Francisco Zarco y de Manuel Buendí­a, cuando afirmaban que nunca se publicara como periodista lo que jamás pudiera sostenerse frente a frente ante el polí­tico. Y el reportero también sostiene la mirada. Y repregunta. Y vuelve a preguntar. Dice Chiunti:
--En la Cuenca del Papaloapan sabemos que los hombres son más celosos que las mujeres. Pero un polí­tico hombre es peor con los celos. Y mi esposa perdió en las urnas porque mis enemigos se fueron encima.
--¿Quiénes son sus enemigos, pues?
--Tomás Carrillo, ”˜”™el negrito”, la profesora Elena Zamora. Gustavo Arróniz, el lí­der sindical de la Comisión Federal de Electricidad y, claro, Homero Arróniz. Todos ellos se fueron en contra de mi esposa. Incluso, hasta con recursos de Xalapa. Ellos están celosos de mí­.
--¿Lo celan?
--Sí­, me celan. Pero el año entrante me los chingaré en las urnas.

“HOMERO ARRÓNIZ ES UN PENDEJO”

--Juan René, ¿pero por qué otra vez alcalde?
--Porque formo parte de un proyecto polí­tico. Creo en el senador José Yunes Zorrilla y el senador necesita cuadros; en la Cuenca del Papaloapan soy su activista número uno. El objetivo es ganar la gubernatura en el 2016.
--Usted fue alcalde por el PAN. Luego, por el PRI. Ahora, ¿por cuál partido?
--Seré candidato del PRI. Sólo del PRI.
--Tendrá en contra a Homero Arróniz, condiscí­pulo de Javier Duarte en la preparatoria del Tec de Monterrey, campus Fortí­n.
--Pues sí­ pero también lo chingaré en las urnas. Cierto, Homero y Duarte fueron compañeros pero Arróniz es un pendejo que dice y hace pendejadas. Por ejemplo: los marinos se llevaron a 18 policí­as de Cosamaloapan porque les comprobaron relaciones con los malosos. Incluso, a dos policí­as los sacaron de la casa de Homero y Homero reaccionó mal. Interpuso una demanda en Derechos Humanos contra los marinos y estos fueron retirados del pueblo. En el transcurso del año, hubo meses donde existí­a un secuestro por dí­a; ahora, son dos o tres secuestros a la semana. Pero siguen. Y siguen los secuestros virtuales. Y las desapariciones. Y las extorsiones. Y las muertes…
--… por eso lo digo, Homero Arróniz es un pendejo. Y Duarte ya se dio cuenta. Y por eso el góber se ha alejado de su amistad. Y es que la Biblia lo dice: aléjate de los pendejos porque corres el riesgo de terminar igual.
Entonces, Mario Tejeda Tejeda llama al mesero y pide otro cafecito para Juan René. “Ya se te enfrió, hermano”. Chiunti le revira: “Cabrón, me dejaste solo”.
Y no obstante, Juan René dice al reportero:
--Si publicas mi entrevista, por favor escribe que el único priista capaz de conciliar a los grupos en el distrito de Cosamaloapan es Mario. Y si el PRI postula a otro, perderá el distrito.
--Alcalde, pero hay quienes afirman que Mario va perdiendo hasta en la encuesta.
--Quien lo diga es un mentiroso. Y si lo dice un polí­tico priista, y si dice que Mario pierde hasta en la encuesta, ese polí­tico está jodido. Quien sea. Está jodido. ¡Pobre pendejo!


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