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Lunes 15 mayo, 2017

Sacerdote y bombero al mismo tiempo


•Once años dedicados a la iglesia y cuatro al Cuerpo de Bomberos

  • Sacerdote Óscar Fabricio Martínez Limón, de la diócesis de Córdoba

  • Sacerdote Óscar Fabricio Martínez Limón, de la diócesis de Córdoba

  • Sacerdote Óscar Fabricio Martínez Limón, de la diócesis de Córdoba

  • Párroco y bombero

Córdoba, Ver.- Desde hace 11 años, en Córdoba hay un sacerdote que encontró en su ministerio la manera de ayudar a sus semejantes, pero que no sólo se conformó con eso, sino que también se encaminó en el oficio de bombero, por lo que hoy se define como un hombre feliz.
Óscar Fabricio Martí­nez Limón cumplirá 39 años de vida el próximo 17 de agosto, de los cuáles once los ha dedicado a la Iglesia y cuatro al servicio de los Bomberos. Actualmente tiene a su cargo la parroquia del Espí­ritu Santo, en la unidad habitacional San Román.
Cuando su actividad se lo permite acude a brindar auxilio, e incluso su vehí­culo está equipado con una "burbuja" de emergencia y también carga su "piernera" como la que usan algunos policí­as, sólo que el padre en lugar de llevar un arma, sus únicas armas son una lámpara, un rosario, los santos óleos y su estola de sacerdote, entre otros aditamentos, que le sirven para asistir a las personas que pierden la vida en accidentes.
Participa en la página de Facebook, llamada "Bombero por un Dí­a", donde comparte sus actividades.
Hasta ahora, a más de 20 ví­ctimas y sus familiares ha confortado desde durante el tiempo que lleva prestando sus servicios. Algunas personas, las ha visto tiradas en la autopista, otras, en incendios, como fue el caso de una niña, que se calcinó hace cuatro meses, en el incendio de una casa, en la colonia Nuevo Toxpan.
Así­ como brinda auxilios, también es objeto de ataques, incluso de allegados a la Iglesia, quienes ven mal que realice la función de rescatista. Sin embargo, cuenta con el visto bueno de la superioridad, al confirmarse que no desatiende la parroquia, ubicada en la unidad habitacional San Román.
Por no ser habitual que un sacerdote sea bombero, en un par de ocasiones ha sido interceptado por las corporaciones policiales por llevar en su coche una torreta roja -de uso exclusivo de las autoridades-, así­ como su radio de frecuencias que él mismo se compró para estar atento a los llamados de auxilio de los Bomberos. Por eso pretende gestionar un permiso ante las autoridades correspondientes.
Podrí­a ser el único sacerdote bombero en activo en México, ya que a pesar de que en San Luis Potosí­ hay uno en la corporación de Bomberos, es un sacerdote de 60 años que sólo celebra misa para la corporación, pero no cubre auxilios.
Querí­a estudiar medicina porque tiene familiares que son médicos y aunque su abuela le dijo que se iba a morir de hambre, quiso ser sacerdote. También se acercó al Colegio Militar, donde no se animó a quedarse.
En el Seminario era un desorden, aunque le gustaba leer sus enciclopedias sobre la Segunda Guerra Mundial.
Fue el menor de cinco hijos, del matrimonio formado por Mauricio Martí­nez Granados y Dolores Limón Galindo, de 70 y 76 años respectivamente, que por cierto el año pasado cumplieron sus bodas de oro.
Aquí­ nos cuenta parte de su historia.

-¿Quién es Óscar Fabricio Martí­nez Limón?

-Soy una persona entusiasta, dinámico, muy sincero y que no le gusta la traición, no le gusta traicionar.
Ya llevo casi once años de ministerio, ya que fui ordenado sacerdote un martes 15 de agosto del año 2006. Nací­ un 17 de agosto de 1978 en la ciudad de Orizaba aunque mis padres son de Córdoba.
El padre Óscar fue el menor de cinco hijos que fueron: un bebé que falleció a los 43 dí­as de nacido, así­ como sus hermanos Rosa Isaura, Hugo Mauricio y Edith Patricia Martí­nez Limón.
Para Óscar Fabricio, el mes de agosto es un mes de fiestas, ya que el 15 es aniversario de su ordenación sacerdotal, mientras que el 17 de agosto es su aniversario de vida y el dí­a 22 de agosto es el dí­a en que se festeja los bomberos.
Al momento de nacer Oscar Fabricio, su madre tení­a 40 años de edad, por lo que se trataba de un embarazo de alto riesgo y buscó ayuda con un compadre que era médico del Seguro Social de Orizaba, y allá fue donde nació.

-¿Cómo fue que se convirtió en sacerdote?

-"Yo estudié la primaria en la escuela Cantonal, la secundaria la hice en la Hispano, donde me nace una inquietud, que no me explico cómo es que me nació. Yo era muy inquieto, hacia mezcla de varios productos de limpieza como cloro, con pinol y diésel con los que decí­a que hacia mis experimentos, y por eso decí­an que yo iba a ser quí­mico".
Pero me nació una inquietud de ser misionero, cuando mi mamá le compró a mi hermana la revista "Almas", de los Misioneros de Guadalupe, y que yo agarraba para ver los muñequitos negritos y los japonecitos que traí­a. Se trataba de una imagen de un sacerdote que atendí­a a los hombres".
Por esos años quiso ingresar a la Cruz Roja y aunque no pudo, siempre tuvo la ilusión de aprender primeros auxilios.

-¿Alguna anécdota que recuerde?

-Recuerdo que a fuerza tení­amos que ir a misa los domingos, a las 8 de la mañana, en la Catedral. Mi papá nos levantaba a las 6 y media de la mañana y yo siempre me oponí­a, era un berrinchudo, pero me calmaba porque mi papá me jalaba de la oreja, y si me portaba mal en la iglesia después me iba peor. Pero al final salí­a contento.
Una parte de mi vida, de mi infancia, me la pasé en la colonia Paraí­so conviviendo con mi tí­o Ramón Fernández que hací­a tamales.
Mi papá, agrega, se dedicó al transporte de melaza y también nos enseñó a cambiar llantas, a revisar el aceite de los vehí­culos y a convivir con sus trabajadores.
En las oficinas de la pequeña empresa que puso mi papá, cuando dejó de ser subgerente en el ingenio San Miguelito, los domingos y demás dí­as libres, mi mamá y mis hermanas estaban revisando el papeleo, mientras mi papá y yo estábamos afuera viendo lo que le faltaba al camión.
La melaza era transportaba de ingenio a ingenio, a muelles de Veracruz o otras compañí­as de elaboración de licores.Yo ayudaba a mi padre a lavar por dentro el tanque de almacenamiento. Me agarraba de los brazos y me metí­a a la pipa, por el orificio de arriba, porque él no cabí­a, y luego para salir, tení­a que brincar, con los brazos hacia arriba, hasta que me pescaba y me jalaba.
También recuerdo que en algunas ocasiones, ya en la tarde, mi padre nos llevaba a cenar a Puebla y regresábamos hasta el dí­a siguiente.

-¿Cómo se relaciona con el Ministerio?

-Cuando iba en tercero de secundaria, fuimos a acompañar al padre Claudio Mací­as, a Atzalan, donde nos ofrecieron un desayuno, y el padre me vio que estaba comiendo mucho, me criticó y me enojé con él, sin reclamarle nada. Ese mismo padre fue el que después me llevó al seminario.
Luego, tuve una inquietud del corazón que hasta ahora es un misterio, ahí­ se fueron dando cosas. Estando en el preseminario escuché una voz que le decí­a ¡tú vas a ser sacerdote!

-¿Cómo surge su interés por los bomberos?

-El 13 de diciembre de 2011, el mayor de Bomberos, Abraham Aí­za ívalos, me invitó a conocer el cuartel, cuando era vicario de La Estación.
Me llamó la atención el párroco de la Inmaculada, Francisco J. Krill, quien era arquitecto y además de realizar los trazos para calles de la ciudad, fue el fundador de los bomberos.
Yo retomo la ideologí­a de los Bomberos de Estados Unidos, que tienen su sacerdote y su capellán, algo que también me orilló fueron los atentados de Las Torres Gemelas, el 11 de septiembre del año 2001. Ahí­ murieron cinco bomberos que eran sacerdotes.
Esta es una actividad que yo hago es una forma de devolver a la sociedad parte de lo mucho que nos ha dado.
Yo iba a practicar al cuartel, y cuando les solicitaron documentos a los bomberos para asignarles sus acreditaciones, no querí­a yo ir pero me conminaron y los entregué.
Luego, el obispo Eduardo Patiño Leal me designó párroco en Chavaxtla, en la zona de Huatusco.
Yo se que el trabajo de bombero me sirve como terapia ocupacional, y antes de irme, me llamó el capitán José Luis Martí­nez Arreola y me entregó mi credencial de bombero y desde el año 2013 empecé a prestar auxilios.
Por ejemplo, -el padre Alejandro- Solalinde viene con los migrantes, Julián Verónica anda con los migrantes y lo mí­o es la acción. En esta piernera llevo una lámpara, los santo óleos, un relicario para el Santí­simo y un rosario.

-¿Qué logros ha tenido con los bomberos?

-Que unos compañeros ya dejaron de rezarle a la muerte, otro le reza menos, otros dejaron el alcohol, eran borrachos y ya se acercaron a grupos de AA, son frutos y logros, pero lo que importa es no perder la identidad sacerdotal.
Yo no dejarí­a de ser bombero, estoy convencido que por algo Dios me puso aquí­, yo estoy feliz, aunque puede tener su costo, yo no me hice padrecito para ir a estudiar a Roma, Ahora sí­ ya te lo puedo decir así­, ya maduré un poco.
Pedí­ permiso y no, en su momento le pedí­ permiso al padre Domingo y posteriormente el padre Hugo, pero no hubo problema porque yo me metí­ a ser bombero nomás así­. Mientras tu no violentes la legislación de la Iglesia o la legislación civil, no hay ningún problema. Mientras no se pierda la identidad sacerdotal y no se violente la ley de la Iglesia y la legislación civil puedes hacer lo que quieras. Yo lo he dicho así­, que para ser feliz no se necesita pedir permiso, ni para darle gloria a Dios.
Uno como bautizado, sea cura casado o monja uno tiene que descubrir el lugar que le toca dentro de la iglesia.
Y cuando se descubre lugar que le toca tener en la Iglesia es bonito alabar y dar gloria a Dios por eso. Por algo Dios me hizo impetuoso y aventurero.
Cuando estaba yo de párroco interino en Chavaxtla, yo ya era bombero, iba yo a prestar servicios, a cortar árboles que se caí­an cuando habí­a trombas para que la gente pasara, lo mismo en accidentes, abanderaba y consolaba yo gente.

-¿Cuál es la posibilidad de que un sacerdote ingiera bebidas embriagantes?

-Esto no está prohibido, como dice San Pablo en su carta a los Corintios donde señala que yo puedo todo, pero no todo me conviene.
De cerveza, tengo mis marcas preferidas como la Noche Buena la Negra Modelo y la Carta Blanca, que son muy sabrosas.
Lo que importa son los requisitos, la cultura alcohólica, la cantidad, el lugar y con quiénes.
A mí­, lo que me animó mucho, después de las crí­ticas que tuve, fue el encuentro con el Papa Francisco el 16 de febrero del año pasado en Morelia, Michoacán, donde todos los curas participamos en un sorteo y yo salí­ sorteado y fui a concelebrar a una misa donde me llenaron de entusiasmo las palabras del Papa.
Recuerdo que en esa reunión el Papa traí­a a un bombero, porque en sus viajes siempre invita a personas del Vaticano y eso me sirvió para superar las crí­ticas que habí­a, que me decí­an era un farsante, que por traer la estola y el casco de bomberos era un adefesio, que es una cosa fea pero en grado máximo, horrible y horripilante. Pero lo que más duele es incluso haya sido un clérigo, yo le respondí­ que adefesio serí­a andar de borracho o interesarse más por el dinero que por los sacramentos o ser pederasta.
Cuando yo me sentí­a mal por todas las crí­ticas que habí­a, le pedí­ a Dios que me mandara una ayuda y en esos momentos salió en los medios internacionales y nacionales una reunión del Papa con una delegación de bomberos de un paí­s donde el Papa salió con su atuendo de ministro y su casco de bombero.

-¿Cuándo empieza Óscar Fabricio a servir a la Iglesia?

-Yo le arranqué muchas lágrimas a mi mamá, que me decí­a que querí­a que yo fuera un hombre de bien. Me dijo que me podí­a ir al Ejército, por ejemplo.
Después empecé a ayudar al padre en la Iglesia, con un dí­a de preparación, empecé al siguiente domingo. Ayudaba a organizar las confesiones en la parroquia de San José de Tapia y cuando habí­a misa ayudaba en la iglesia de San Juan Bosco.
En abril de 1992 el padre Claudio me invitó a un preseminario, me dijo que era como un retiro, que era estar encerrado una semana y no me pareció, me explicó que iba a ser una reunión donde habrí­a dinámicas como teatro, deportes y comida.
En noviembre fui a un preseminario en la Casa de la Iglesia de Xalapa, y ahí­ fue donde pasó algo raro, sientes como que se te apachurra el corazón. No entiendo otra cosa.
Me empezaron a decir unos temas como "Dios tiene un plan para tí­". Una obra de la biblia resumida, con dibujitos.
Empieza una idea como una especie de voz, que decí­a ¡tú puedes ser sacerdote!, me quedé pensando, y me resonaba en la cabeza la misma voz. Me dije que sí­ me latí­a la onda de ser padrecito.
En diciembre vine a la casa, mi madre estaba lavando los trastes, yo le decí­a Vilma -por lo de "Los Picapiedra"-, y cuando le dije que me querí­a ir al Seminario corrió y me abrazó, aunque mi padre no me creí­a.
Nunca tuve novia, según las ideologí­as familiares sólo podí­as tener cuando ya tuvieras un tí­tulo universitario. Conocí­ a una joven, pero nunca se dio nada. Y a otra que también me le declaré, me rechazó porque ya me iba al seminario.
Al seminario no podí­an ir los que tuvieran materias reprobadas.
Yo tení­a un promedio de 7.9 y a los dos dí­as ya me estaba desanimando, era una angustia, un miedo, hasta que hice una oración y al otro dí­a amanecí­ tranquilo. Por la noche, nombraron a los que iban a entrar y ahí­ estaba yo.
Aunque hací­a travesuras y era muy loco, nos quedamos 35 de 65, éramos los candidatos a entrar al seminario. Después, unos se decidieron por la solterí­a y otros por el matrimonio, y quedamos 30, y luego como seis o siete, porque unos se amarraron a la del coro, a la catequista, muchos se casaron y otros ahora son padres, pero de sus hijos.
La sociedad es muy cruel con los sacerdotes, o los que desertan les dicen que son unos traidores.
Ese dí­a regresé a Córdoba y le informé a mi familia que me iba a quedar en el seminario, se pusieron contentos. Mi padre me dijo que sí­ me iba a ir, pero antes quiso que aprendiera a manejar, y aprendí­ en una tarde. Mi papá me gritaba y me estresaba, pero aprendí­ a manejar y me fui.
Hoy en dí­a, el sacerdote sigue firme en su postura de continuar ayudando a los hermanos, porque está convencido que ese es el mandato divino.


6 comentario(s)

Rafael Hernandez Tlazalo 25 Jun, 2017 - 08:17
Es admirable la labor del padre.salvar vidas
Espiritualmente y también físicamente no se desanime echele mas ganas ya yo quisiera ser como ud.

Gracias señor por darnos personas como el padre Oscar el es una persona muy especial desde el momen 24 Jun, 2017 - 17:37

Oscar Fabricio Martínez Limón 24 Jun, 2017 - 13:06
Ahora tengo una ilusión que quizá parezca delirio: DESEO QUE EL PAPA FRANCISCOS SEPA DE MI TRABAJO, ME BENDIGA Y ME DÉ UNAS PALABRAS DE ALIENTO. Y como él: recen por mí.

Antonio Cambambia Jacome 20 Jun, 2017 - 17:05
Exelente un gran Sacerdote y Exelente Bombero

Dora 20 Jun, 2017 - 17:03
Es un buen ser humano un buen servidor de dios es un padre bien padre alivianado que comprende las necesidades de la gente

Maria huerta muñoz 20 Jun, 2017 - 15:42
Padre Oscar Fabricio..para mi es una super persona ..un gran amigo ..me yena de orgullo..el saber que algun dia todo lo que hace tendra recompensa..Dios es exacto en lo que hace con sus hijos ..felisidades padre Oscar Fabricio ..Dios lo siga cuidando y bendiciondo..como hasta ahora lo ha echo

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