Y cuando menos, digamos, compara a Duarte con el general Jorge Videla, de Argentina, cuando en su dictadura desaparecieran a treinta mil personas, una de ellas, el reportero, escritor y activista social, Rodolfo Walsh… De entrada se antoja inverosí­mil los 15 mil desaparecidos en el duartazgo, porque de ser así­, se hablarí­a de un genocidio… Quizá Solalinde incluye, además de la población civil secuestrada, desaparecida, asesinada y sepultada en fosas clandestinas, a los pistoleros muertos de parte y parte en el llamado ajuste de cuentas.. Pero también, a los migrantes de América Central que en su paso por Veracruz hallaron el infierno, pues constituye “el cementerio de ilegales más grande y extenso del paí­s”… En todo caso, si Solalinde deseara, tuviera espacio y tiempo para dar seguimiento, bien podrí­a integrar la Comisión de la Verde para Desaparecidos que anunciara para el territorio jarocho con presencia de una instancia internacional… Y es que la denuncia publicada en sus redes sociales sobre las 15 mil personas desaparecidas en el duartazgo sólo tendrá validez cuando interponga con las ONG y colectivos la denuncia correspondiente tanto en la Procuradurí­a General de la República, PGR, como en la Fiscalí­a, y dar seguimiento puntual… Y más porque en el caso se habla de desapariciones forzadas, “delito de lesa humanidad”, en que parte de los cuerpos policiacos estaban filtrados por los carteles y cartelitos y con el uniforme y la patrulla levantaban civiles y los entregaban a los sicarios a cambio de una cuota… Y por añadidura, el horror vivido y padecido en el sexenio anterior, quizá desde antes, apenas estarí­a jalando la punta del iceberg…

ROMPEOLAS: Nunca Solalinde se ha equivocado sobre el sino trágico de Veracruz con sus gobernantes… La historia pérfida inició con Patricio Chirinos Calero, 1992/1998, cuando se dejó pasar y dejó hacer al capo José Albino Quintero Meraz, ex convicto del penal de Almoloya… Y aun cuando se repite que nadie tiene una cantidad exacta de los desaparecidos, porque suman tantos, Solalinde ha de tener, tiene sin duda, la información privilegiada y cuantificada caso por caso de las personas borradas de Veracruz de un dí­a para otro, sin dejar huella, como consta a las ONG, colectivos, etcétera, que siguen buscando a sus familiares… Y buscando, incluso, con gran proeza humana como fue, y por ejemplo, el puesto de antojitos que todas ellas pusieron en las playas de Veracruz-Boca del Rí­o, ahora en Semana Santa, para captar recursos a partir de la vendimia y con que seguir alimentando la esperanza de encontrar vivos a los suyos… Se trata, entonces, de una lucha fija, inalterable, de derechos humanos y de garantí­as individuales, y que derivada de la inseguridad significa el primer pendiente, el número uno, del bienio azul, más, mucho más allá de la sórdida rebatinga por las presidencias municipales, sindicaturas y regidurí­as… Si el gobernador de Veracruz fuera otro, o su secretario General de Gobierno, o el Fiscal, o el jefe de la Oficina del Gobernador, y/o el secretario de Educación, que opera acciones polí­ticas, era para que ayer mismo, retuiteado el Twitter de Solalinde sobre la captura de Duarte, le hubieran llamado para sentarse a dialogar y profundizar en el asunto de los quince mil desaparecidos…

ASTILLEROS: En los tuiters publicados en Reforma (domingo 16 de abril, página 5, captura de Duarte), el ombusdman Emilio ílvarez Icaza, precandidato presidencial independiente, escribió lo siguiente: “Con @Javier_Duarte no importó los miles de desaparecidos, homicidios, secuestros, robos. Ni periodistas asesinados”… Allí­ está el pendiente número uno en el Veracruz azul… La Procuradurí­a General de la República, PGR, dijo, por ejemplo, el domingo 16 que investigan el cí­rculo cercano de Duarte (red de cómplices, prestanombres y empresas fachadas) para determinar responsabilidades penales, al mismo tiempo que siguen investigando, con la Auditorí­a Superior de la Federación, el monto total del desfalco… Y aun cuando quedó claro que los delitos a perseguir son delincuencia organizada, lavado de dinero, enriquecimiento ilí­cito, desví­o de recursos oficiales e incumplimiento del deber, en ningún momento fue puesto en el tapete el caso de la desaparición forzada y los quince mil desaparecidos de que habla Solalinde… Claro, el escándalo mayor se deriva de la elevada corrupción que se diera durante casi seis años, el dinero público robado, los negocios ilí­citos, la llamada “Operación licuadora”, la compra burda, fuera de control, de ranchos, mansiones, joyas, aviones, helicópteros, lanchas y camionetas blindadas, pero como dice Solalinde “el dinero poco importa”, pues más, mucho más importantes son los derechos humanos de los que, y por desgracia, nadie se ocupó… Sólo falta que la Yunicidad también se una a este olvido imperdonable…