Viven en la pobreza en uno de los municipios más ricos en Veracruz
•Pobladores de la colonia Miguel Alemán, en los márgenes del manglar Arroyo Moreno, en Boca del Río, sin drenaje
•Ana María piensa en su nieta de nueve meses y en el canal de aguas negras tapizado con lirio y basura frente a su casa
•Nacidas al pie del manglar, a minutos de las grandes plazas comerciales y torres departamentales de lujo/Itzel Loranca/Primera Parte
Cuando Ana María piensa en su nieta de nueve meses de edad, también viene a su mente el canal de aguas negras tapizado con hojas de lirio y basura frente a su casa, en la colonia Miguel...
Alemán de Boca del Río.
Teme que los abundantes mosquitos, la suciedad o la maleza, terminen por traer alguna enfermedad a la más pequeña de su hogar, ubicada en una zona inundable por su cercanía al manglar Arroyo Moreno.
Son las viviendas de las colonias Plan de Ayala y El Manantial, ubicadas en el municipio con menor grado de marginación en todo el estado de Veracruz, según cifras del CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social).
Nacidas al pie del manglar, a minutos de las grandes plazas comerciales y torres de departamentos de lujo son ejemplo de la brecha que aún existe para las familias en esta ciudad que en 2007 se contó junto a Veracruz, Xalapa y Coatzacoalcos entre los municipios más ricos del estado.
VIVIR AL DíA
La nuera de Ana María Arellano Hernández camina de un lado a otro en la sala de la casa. Contra su ansiedad, ocupa un lugar en uno de los dos sillones, pero observa el celular y vuelve a pararse. Avisa que irá a ver a su esposo y tras cerrar la tiendita que atiende en la esquina, se marcha.
“Es que cuando a mi hijo no le salen las cosas, se enoja y se enoja con todos”, explica Ana con un suspiro de por medio.
Relata que le prestó dinero a la joven pareja, para que pudieran atravesar una semana más sin empleo. Sin embargo, ese recurso estaba destinado a pagar un abono más del préstamo, que ella tiene que liquidar esta misma semana. Un dinero que solicitó para construir el baño al interior de su casa.
Los días pasan y su hijo no ha podido conseguir empeñar alguna posesión para reponer los 300 pesos.
“Aquí vamos al día y cuando no queda de otra pues empeñamos”, dice Ana María, mientras termina el plato de frijoles, arroz rojo y queso que se sirvió.
CRECER EN FAMILIA
Cinco asientos de plástico que alguna vez dieron tumbos por la colonia en un camión ruta “El Manantial”, colocados sobre ladrillos, dan la bienvenida al hogar de la señora Anita, como le dicen de cariño sus vecinos.
“Hasta le sembré sus rosas”, expresa, mientras apunta a la pequeña capilla a la Virgen de Guadalupe que construyó junto. En la misma pared de ladrillos, un jardín donde crecen flores nomeolvides y rosas de castilla, delimitadas por piedras y pedazos de loza.
Los escombros además fueron colocados sobre el camino de tierra por ella y sus hijos, junto al canal de aguas de drenaje, para que atravesar por el sitio sea menos complicado para ella y sus vecinos.
Ana platica con satisfacción esos y otros detalles sobre su casa. De repente se detiene para aclarar que no siempre se vio así. Apenas hace cinco años logró construirla de ladrillos.
“Uno trabaja, trabaja la familia, y ahí sale para la comida, para el gasto y para construir. Es como ahorita que estoy repellando, así con ese esfuerzo, no porque tenga uno dinero” dice.
No obstante, comenta que cubrir las paredes con cemento tendrá que esperar hasta que vuelvan a juntar otro tanto de recursos.
Anteriormente, su vivienda, en la que viven su hija menor, su nieta, su hijo y su nuera, estaba edificada con lámina de zinc y madera. Como hace 23 años, cuando llegó de Ignacio de la Llave.
HABITAR JUNTO A AGUAS NEGRAS
Entre el monte, los árboles de mangle y la humedad de un suelo inestable, las primeras moradas se hicieron talando esa madera ahora protegida por las leyes federales. Luego de exigir varias veces al municipio la atención, recibieron agua entubada. Después, la luz eléctrica.
El drenaje aun no llega. En su colonia, las cloacas solo existen en las dos calles principales, Allende y Colosio, que además son las únicas pavimentadas.
Para Ana María, no obstante, la preocupación principal en su vida diaria es el canal de aguas negras que desemboca en el manglar Arroyo Moreno.
“Es una fuente de infección y moscos, la última vez que lo limpiaron fue en junio de 2016, solo lo limpian cuando hay época de lluvias, antes de agosto. Hay lirios, agua sucia, basura, animales muertos. Le hace falta una buena limpiada”.
Recuerda que así lucía el lugar donde luego fuera construido un parque por el alcalde Miguel íngel Yunes Márquez, en su primer período en el Ayuntamiento. El llamado “Dren B” que sirvió para entubar un largo canal de inmundicia.
Ana dice que existe un proyecto para una obra similar en el correr de aguas frente a su casa. Dos reuniones se han realizado entre los vecinos de la colonia y funcionarios del municipio.
Nada se ha logrado.
Salvo en la parte más cercana de su hogar donde Ana se ocupa de limpiar constantemente, en el resto de la orilla la hierba crece y los desechos se acumulan. La señora recuerda que cuando llegan las lluvias y desbordan el canal, el agua sucia se mete a las casas.
“Es querer vivir un poquito uno mejor, quizá yo no, pero tengo una nieta que no me gustaría que fuera viviendo como fueron criados mis hijos”.
LAS CARENCIAS EN NÚMEROS
Mientras en casa de la señora Anita la carencia principal es la de drenaje, a un par de cuadras se observa otras edificaciones, de madera y lámina, donde el piso de tierra es la norma. Limpia Pública se lleva la basura una vez por semana.
Viviendas como esas son parte de la cifra de seis mil 123 personas que no cuentan con todos los servicios básicos de acuerdo a la Medición de Pobreza del CONEVAL en 2010.
En ese año, que significa la medición más reciente de la marginación en los municipios del país, se contabilizaron 823 viviendas sin piso firme.
A decir del INEGI la zona conurbada es la décimo novena urbanización más poblada del país. De los 138 mil 58 habitantes que se contaban en 2010, 45 mil 859 vivían en pobreza, indica el CONEVAL.
El acceso a la salud, uno de los indicadores de marginación que miden las instituciones, también es limitado. En la colonia, los dos centros de salud más cercanos, uno de ellos implementado por la Universidad Veracruzana (UV), sólo laboran de lunes a viernes.
Los fines de semana, si la enfermedad toca a sus puertas, las familias tienen que acudir hasta el Hospital de Alta Especialidad de Veracruz; únicamente las que cuentan con seguro popular.
Ana María señala más allá del lote baldío descuidado junto a su vivienda, pasando la esquina, está el centro de salud. Apunta después hacia el otro lado del canal e indica que esa ya es la colonia Plan de Ayala.
Por sobre los tejados y las copas de los árboles se observan en el horizonte las torres de departamentos de lujo que en años recientes se han levantado sobre el bulevar Miguel Alemán, frente a la playa.
“Uno necesita también servicios. Que no se olviden de nosotros”.