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Crónicas
Lunes 27 febrero, 2017

Bermúdez las aterrorizó y Wí­nckler las desdeña

Familiares de desaparecidos pasan largas horas sin comer, bajo el sol, sin ser tomados en cuenta por el Fiscal de la Yunicidad para esclarecer una fosa clandestina en Minatitlán
•Lo peor de la vida pública es el menosprecio y el desdén que ya forma parte del bienio gubernamental/Crónica de Ignacio Carvajal Garcí­a


Padres y madres de jóvenes desaparecidos en el sur de Veracruz pasaron largas horas sin comer, bajo el sol, sin ser tomados en cuenta por las autoridades, a la espera de información sobre la presencia de una fosa clandestina en Minatitlán.

  • Integrantes del colectivo Madres en Búsqueda Coatzacoalcos piden informes sobre la presunta aparición de fosas clandestinas en Minatitlán

La fosa fue encontrada desde el miércoles, informaron vecinos de la colonia Diana Laura Riojas de Colosio; desde ese dí­a, patrullas y oficiales veracruzanos vigilan celosamente el terreno que es propiedad de la nación, pues por allí­ cruzan ductos de Pemex que vana la Refinerí­a Lázaro Cárdenas y torres de alta tensión.

Bajo esos cables cargados de energí­a, entre matorrales y matas de bambú, los malandrí­n encontraron tierra fértil para ocultar sus delitos.

"Los perros ya marcaron varios puntos, estamos a la espera de la orden del juez para la exhumación" dijo una fuente de la Fiscalí­a al confirmar que en esa zona sí­ hay personas sepultadas.

Secuestrados, seres humanos reportados como desaparecidos, arrancados de sus familias por sumas de dinero, enterrados en agujeros en las goteras del pueblo, a unos metros de la autopista Sayula-Cosoleacaque.

La noticia alertó a los padres del colectivo Madres en Búsqueda-Coatzacoalcos, que en su mayorí­a, tienen un denominador común, sus seres amados fueron ví­ctimas de desaparición forzada.

Bajo unos árboles de nanche, en busca de la sombra y lejos de los moscos, pero sin dejar de vigilar el predio, los padres rememoran casi dos años de lucha, que comenzó en mayo del 2015, cuando elementos de la Fuerza Civil, supuestamente, lanzaron un operativo de "limpieza", se metieron a casas, detuvieron taxis, coches, etc., para llevarse a varias personas de las que a la fecha no se tiene noticia.

Al menos cinco padres de esos hechos, denunciados en la carpeta 504/2015 de la Agencia Cuarta del Ministerio Público de Coatzacoalcos.

Los desaparecidos son José Manuel Cruz Pérez, Jhonit Enrí­quez Orozco, Héctor Manuel Facundo Ramos, Eliaquí­n Alvarado Villafuerte y Roberto Gallegos Osorio.

Todos hombres en edad productiva, encargados de mantener sus hogares, padres, hijos, de quienes a la fecha se desconoce paradero.

Los padres y madres recordaron que en el pasado, recién ocurrida la desaparición, fueron blanco de acoso por parte de las autoridades por haber denunciado la desaparición y, peor aun, por exigir justicia.

En una de las manifestaciones, en el puente Coatza I, con señalamientos directos contra personal de la Fuerza Civil de que ellos habí­an sido los responsables de la desaparición de los cinco citados arriba, y otros más, personal de la SSP los corrió a toletazos, aplicando la ley de entonces: la ley Bermúdez.

"¿Para que protestan?, Allí­ en la zona donde se los llevaron, habí­a mucho delincuente, y tuvimos que hacer una limpieza… deben entenderlo", dijo un mando de la policí­a a una de las familiares en la protesta.

Después del recado, vino la golpiza en el puente, lastimados, con el orgullo y la dignidad herida, se marcharon a seguir sus manifestaciones y a pedir cita al hotel Terranova de Coatzacoalcos.

Sabí­an que al hotel llegarí­a el secretario, Arturo Bermúdez, no lo conocí­an, esperaban una buena disponibilidad, pero ni los recibió, peor aún, el ahora preso declaró a los medios:

"La SSP no se irá sólo porque los delincuentes hagan manifestaciones".

En eso no quedó todo. En menos de una semana, llegaron más amenazas.

En la misma zona donde protestaron y fueron golpeados, una madrugada, alguien dejó una "narcomanta:"

"Dejen de buscar a sus familiares, eran zetas, y se trató de una limpia, si insisten, vamos ir contra ustedes", palabras más, palabras menos traí­a el mensaje.

"Nos dio mucho miedo, un tiempo dejamos de protestar, ahora estamos de regreso, queremos a nuestros familiares de vuelta", contó una de las madres presentes ahora en la fosa de Minatitlán.

De ahí­ que Bermúdez se convirtiera en el terror de las familias con ausentes en la zona sur, pues trasmití­a a los subalternos la idea de que los desaparecidos eran delincuentes, y merecí­an su condición por haber sido "manzanas podridas", cuentan las madres.

Ahora Bermúdez está preso en el penal de Pacho Viejo, y eso les da un poco de tranquilidad al esperar que se haga justicia por los casos de docenas de personas sustraí­das a manos de policí­as y sus mandos.

Por las filas de este colectivo pasó el caso de Éber Arturo Castillo Dí­az, desaparecido a manos del Mando Único en septiembre de 2014, en la región. Su cadáver fue localizado por las autoridades nueve dí­as después de la sustracción violenta en un retén de Policí­a Naval y SSP; sin embargo, le fue entregado a sus familiares dos años después, y eso se logró gracias a la presión del colectivo de madres Coatza, de lo contrario, opinan las integrantes, seguirí­a reposando en una fosa común del SEMEFO de Coatzacoalcos.

Y si ahora el terror en la tierra se encuentra tras las rejas en Pacho Viejo, y gozan de un poco de tranquilidad, las madres de este grupo no dejan de sufrir los desplantes del poder. Hoy pasaron más de tres horas bajo el sol, sin desayunar, atacadas por moscos, ignoradas, a la espera de información sobre el entierro en la colonia Diana Laura Riojas.

Desde las ocho hasta las once de la mañana, las mujeres aguardaron firmes en la entrada al predio para que "no se vayan a llevar los cuerpos a escondidas", dijo Ignacia Ramos, quien busca a su hijo.

Hasta las once, una camioneta de la Fiscalí­a se presentó con el delegado de la Unidad Especializada contra el Secuestro (UESC), de la cual bajó una persona, y se presentó con la vocera del grupo, Belem González Medrano.

"Este caso no tiene que ver con desaparecidos, es un secuestro que estamos viendo", dijo, Belén González le replicó, "si es secuestrado, o si hay varias ví­ctima de secuestro, también son desaparecidos, los buscan y nos interesa saber de ellos".
"No le hagan caso a los medios de comunicación, especulan mucho", dijo el hombre y se marchó no sin antes quedar a las órdenes de las integrantes del colectivo.

Hasta el cierre de este reporte, jamás llegó a las madres una llamada de Eduardo Coronel, el nuevo fiscal para desaparecidos, menos de Jorge Wí­nckler, fiscal general, mucho menos, comunicado oficial.

El antecedente del rechazo de los nuevos integrantes de la Fiscalí­a a las madres de los colectivos se dio la primera quincena de febrero, cuando el personal de este organismo autónomo dejó más de dos horas, paradas, a las madres de distintos colectivos del estado, sin ofrecerles agua, café o asiento, mientras el jefe máximo, Jorge Wí­nckler, se encontraba ausente.
Las mujeres se dolieron del rechazo del titular, "que no fue capaz ni si quiera de prever dejarnos una comisión para atendernos" dijo Lucí­a de los íngeles Dí­az Henao, del Solecito.

"Vamos a apoyar a las madres de Coatzacoalcos, que las compañeras sientan que las estamos respaldando en todos los aspectos, y les mandamos nuestras oraciones", dijo Dí­az Henao al llamarlas a ser fuertes y no ceder ante los desaires de los funcionarios.


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