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Jueves 13 octubre, 2016

Flavino Rí­os, aleluya

•Gobernador # 74 •¿Duartismo sin Duarte?

1

Iniciado en polí­tica lí­der juvenil de la CNOP con Rafael Murillo Vidal (1968/1974), director de Acción Social en el siguiente sexenio con Rafael Hernández Ochoa, Flavino Rí­os Alvarado dejó atrás a todos los discí­pulos de Carlo Brito Gómez, incluso

Luis Velázquez

a él mismo, y se convirtió en el gobernador número 74 de Veracruz.
Será, claro, por 48 dí­as, pero con todo, sirve de currí­culo y para colgar el nombramiento en la biblioteca de la casa.
Incluso, para lo siguiente:
En la última noche en el palacio federal, un secretario dijo al presidente Felipe Calderón Hinojosa que el sexenio se habí­a acabado.
Calderón miró el reloj y reviró:
--¡No! ¡Me faltan 15 minutos!
Y en el último cuarto de hora entregó equis número de concesiones de casinos y de repetidoras a Televisa.
Además, está la posibilidad de que si Fernando Gutiérrez Barrios pacificó Veracruz en 40 dí­as (ocho dí­as menos de los que será Flavino) luego del sexenio turbulento de Agustí­n Acosta Lagunes, Rí­os Alvarado (FRA como le dice su primer cí­rculo del poder) también podrí­a lograrlo.
Claro, el Veracruz de entonces era menos intenso, porque los jefes máximo de aquel lastre y desastre eran los caciques regionales, a 4 de los cuales don Fernando envió a los penales de Pacho Viejo y Allende y el resto huyeron despavoridos.
Ahora, se trata de carteles y cartelitos, y lo peor, luego de que desde Patricio Chirinos Calero los malandros tienen carta de adopción.
Un capí­tulo más se ha cerrado en el Veracruz polí­tico. Desde anoche, en menos de un sexenio FRA ha cambiado de cuatro oficinas.
Del Congreso local a la secretarí­a de Educación y luego a la secretarí­a General de Gobierno y ahora en la oficina del gobernador.
En 40 dí­as podrí­a lograr muchas cositas, menos una, imprimir su foto sonriente para colgar en todas las oficinas como es regla habitual.
Pero, bueno, lo decí­a Juan Maldonado Pereda: “No es el cargo el que hace al hombre, sino el hombre al cargo”.

2

La vida pública es así­:
Un tiempo, en el fidelato, por ejemplo, Flavino Rí­os anduvo, digamos, “a salto de mata”.
Se concentró en Minatitlán en su notarí­a pública, lejos del “mar proceloso de la polí­tica”, porque ante el góber fogoso apestaba.
Incluso, ahora en el duartismo, un dí­a FRA dijo:
“Yo vi a Fidel Herrera meterse la mano al pantalón, sacar billetes de 500 y mil pesos y repartirlos sin un control administrativo”.
En otro tiempo sexenal terminó exiliado, digamos, en la Ciudad de México, donde se puso a estudiar el doctorado en Derecho Constitucional en la UNAM.
Y aun cuando en 48 dí­as dejará la gubernatura, el currí­culo ya estará, y a partir de entonces, con dos partidos de oposición al PRI en la gubernatura, podrí­a, digamos, retirarse a la vida privada, digamos, a esperar nuevos tiempos, pues en polí­tica, dice Jorge Uscanga Escobar, “no hay hombre muerto”.
Todos, pues, quizá los más, resucitan.
Pero el objetivo, por ahora, está cumplido en FRA. Rebasó por completo a sus condiscí­pulos del gurú Carlos Brito, entre ellos, Marcelo Montiel Montiel y Fernando Charleston Salinas.
Javier Egremy, su hermano menor, QEPD, estarí­a sonriendo a su lado.
Su compadre Edel ílvarez Peña, magistrado del Tribunal Superior de Justicia, lo aplaudirí­a sin reservas.
Su otro compadre, el lí­der cetemista, Carlos Vasconcelos, diputado local electo, sentirá suyo el éxito amical.
Zeferino Tejeda Uscanga, su secretario particular, quien nunca en su vida ha perdido una elección, habrá cambiado oficina desde anoche.
Carlos Jesús Rodrí­guez cantará victoria.

3

Por aquí­ Javier Duarte anunció su licencia en el noticiero de Carlos Loret, varios polí­ticos se alborotaron.
Por ejemplo, Francisco Garrido, diputado local, ex del AVE que tanto lo encumbró, ex convicto del penal de Topo Chico, Nuevo León, acusado de fraude, recién afiliado a MORENA pensó que en nombre de Andrés Manuel López Obrador podrí­a convertirse en el relevo.
Hasta una mujer, la diputada panuquense, Octavia, levantó la mano.
Parte de los legisladores priistas se rebelaron, presionando, quizá soñando con un bonito de salida.
Los diputados federales, Érick Lagos Hernández y Jorge Carvallo Delfí­n, se emocionaron con el pedacito de gloria, ellos, que a todo le tiran.
Dí­as anteriores, el ex ministro de la Suprema Corte de Justicia, Guillermo Ortiz Mayagoitia, originario de Misantla, egresado de la facultad de Leyes de la UV, filtró su nombre en una columna polí­tica defeña.
Entonces, en el pasillo polí­tico corrió la versión de que el martes 11, el secretario de Gobernación, Miguel íngel Osorio Chong, habló por teléfono con Flavino y le pidió absoluta discreción.
Solo habí­a, en todo caso, de leer la Constitución Polí­tica local, cuando especifica que ante la ausencia del góber el relevo es el secretario General de Gobierno.
Nadie pensarí­a en un duartismo sin Duarte.
Y aun cuando Flavino debe varios cargos estelares a su antecesor, el ex góber tuitero ya cumplió su tiempo. Y cada quien está solo ante la historia. Pero más aún, ante la población.
Ya sabrá el góber provisional lo que hace con su nombre, su crédito, su prestigio y su trayectoria.
Si lo enaltece o descarrila.


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