"Tomé a mis hijos y salí corriendo"
•Siniestro en Coatzacoalcos. La familia iba a comer pollo asado, oyeron la detonación y se asomaron. A lo lejos una columna de humo...
•"Los platos se quedaron servidos en la mesa. Mientras corría no dejaba de pensar en la explosión de Pajaritos. El tronido. El fuego"
•La pesadilla de Pajaritos, con 35 muertos, resucitada con el incendio de una bodega a unos metros de la Central Camionera
•La bodega era clandestina. "No estaba en el padrón" se excusa el Ayuntamiento de Joaquín Caballero Rosiñol/Por Ignacio Carvajal
COATZACOALCOS.- Cuando Margarita Argí¼elles Tejeda y su familia se disponían a comer pollo asado, escucharon una explosión y de inmediato el suelo bajo sus pies se cimbró. Margarita se asomó por la ventana, y divisó la densa columna de humo saliendo de la bodega propiedad de la abarrotera Dipepsa.
De inmediato, "tomé a mis dos niños, y salí corriendo, los platos se quedaron servidos ahí en la mesa. Mientras corría, no dejaba de pensar en la explosión de Pajaritos, que recuerdo así fue, un tronido y después el fuego".
En esa explosión, el pasado 20 de abril, 35 personas perdieron la vida, la mayoría era obreros de Coatzacoalcos.
Para la noche de ayer lunes, los colonos de la Héroes de Nacozari, revivieron ese horror con el incendio de la bodega ubicada a unos cuantos metros de la central camionera y de las líneas del ferrocarril. Esa es la premura de habitar en Coatzacoalcos, un campo minado rodeado por la zona de complejos privados y los de PEMEX, la refinería de Minatitlán, y en otro frente, el puerto comercial y los muelles de Pemex en Pajaritos, en uno de ellos, en octubre de 2006, perdieron la vida otras ocho personas después de una accidente precedido de un estruendo.
Por eso en Coatzacoalcos las explosiones son cosa seria y a sus pobladores lo único que se les viene a la cabeza en esos momentos, es correr despavoridos tomando a lo más amado, los hijos, procurando la vida.
Han transcurrido 12 horas desde el incendio en la bodega que,ya se sabe, Dipepsa le renta desde hace tiempo a la empresa "Poliresin Sunrise", de la ciudad de México, especializada en el manejo de plásticos y la compra de polietileno de alta y baja densidad.
Las familias aledañas a la calle Isabel la Católica y tuvieron que pasar la noche en un albergue asistencial en la colonia Obrera. En sus moradas, el calor era insoportable ante el elevado nivel de temperaturas desprendido de las lenguas de fuego que consumieron en su totalidad el inmueble y causaron daños en cuatro domicilios.
La dirección de Protección Civil anunció un peritaje en las residencias aledañas para determinar cuántas son aptas para vivir, y cantas se deberán derrumbar para construirlas de los cimientos.
Margarita Agí¼elles dice que "todas las paredes están bretadas. Mi casa es nueva, la hizo mi marido, que es maestro lesero. La levantamos entre los dos, con el esfuerzo y el sacrificio de pareja, y ahora, por culpa de alguien, está echada a perder.
"Yo pido que mi casa sea revisada y reparada, no quiero que después una noche de estas me caiga y encima y nos mate".
Margarita Agí¼elles camina en el patio y señala su lavadora nueva, uno de los bienes materiales más preciados entre familias de bajo poder adquisitivo, completamente derretida por el calor de las llamas.
"Me la acaba de comprar en Coppel, ni la he terminado de pagar. Lo mismo la ventana de mi cuarto, me costó 8 mil pesos, y ahora está destrozada. ¿Quién me va pagar por todo esto?" se pregunta.
Juventino Martínez Reyes, director de Protección Civil de Coatzacoalcos, reconoce que la bodega, prácticamente, era "clandestina, no la teníamos reconocida en el padrón". ¿Cómo puede operar en el corazón de la ciudad, una bodega así, con material altamente flamable? se le pregunta, y contesta: "Es lo mismo que yo quisiera saber".
El inmueble, al menos el terreno, es propiedad de la abarrotera Dipepsa, esta marca, a su vez perece a la familia de Esperanza Liliana Alonso Martínez, alcaldesa suplente de Coatzacoalcos, allegada de Marcelo Montiel Montiel, jefe político en el sur de Veracruz, gestor de cargos públicos para los de su establo, beneficiario del manto de impunidad que durante seis años prodigó Javier Duarte de Ochoa.
"Esa de Dipepsa, es de Dipepsa" acusan los vecinos en la Héroes de Nacozari; sin embargo, al interior del edificio, en una nave no alcanzada por el calor, se aprecian varias toneladas de polietileno y material de plástico, así como tambos de Rotoplás. No hay abarrotes almacenados.
Hasta este lugar, cuentan los afectados, a diario es escuchaba el paso de camiones pesados que venían descargar el polietileno traído de los complejos de Pemex y la planta de Braskem-Idesa. Al interior de la empresa ubicada en Nanchintal, niegan la propiedad del inmueble, "Poliresin Sunrise", aceptan, "era un cliente más; le vendíamos ¿y dónde almacenaban su producto?, es asunto de ellos" dijo un portavoz.
Eso es lo que menos le interesa a los vecinos afectados, "yo salí a trabajar, y al regresar, me encuentro a mis hijos en la calle, llorando, y a mis hermanos, y de pronto, la corredera de personas y patrullas y el fuego, pues que se había quemado mi casa, todas mis cosas echadas a perder", dijo Mirna Tejeda, otra afectada, quien trae puesta la única muda de ropa que le queda, la que se llevó puesta a su centro laboral.
También se suma a la exigencia por el pago de sus pertenencias y la vivienda. Su techo lo compartía con cuatro hijos y otros cuatro familiares. Eran sólo dos piezas y ahora se quedaron en la calle.
Un perro criollo irrumpe en la escena. Sujeta en el hocico una presa de pollo, como pudo, alcanzó la mesa de Margarita Argí¼elles e hincó los dientes sobre la pierna y la rabadilla que atesoró antes de salir huyendo a un sitio lejano donde no hubiera amenaza a su banquete. "Ese es mi pollo, te digo que anoche tomé a los chamacos y salí corriendo cuando íbamos sentarnos a cenar, ni lo pensé no más de acordarme de lo de Pajaritos, hasta ese perrito por lo menos va comer algo, no que yo y mis hijos, nada, toda mi despensa se me quemó".