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Crónicas
Martes 30 agosto, 2016

“Te vas a arrepentir, cabrón” le dijo un comandante y lo desaparecieron...

•Un policí­a amenazó con secuestrar a Herón Miranda Godos y, todo indica, cumplió
•El Veracruz sórdido de Javier Duarte convirtió a Karla Aracely Pérez en una activista social
“Te voy a enseñar cómo trabajamos los policí­as estatales” dijo a su pareja el comandante
“Mis hijas son las que más sufren y desde entonces en la escuela tienen un bajo rendimiento”
•“Como Dios nos da a entender sobrellevo los gastos de la casa"/Crónica de Miguel íngel León Carmona

Si la inseguridad reinara lejos de Veracruz, Herón Miranda Godos estarí­a por regresar de su empleo y encontrarse con un pastel de chocolate horneado por su esposa. Sin embargo, será el tercer cumpleaños que sus hijas lo recuerden en fotografí­as, antes de que un policí­a lo amenazara con desaparecer.

Pedro Juan

  • Herón Miranda Godos. Tres años desaparecido/Yerania Rolón

  • Herón Miranda Godos. Tres años desaparecido/Yerania Rolón

Karla Aracely Pérez Guerrero ha decidido escribir una carta a su esposo con motivo de su 37 aniversario. “Hace tres años que dejamos de apagar juntos las velitas… No tengas miedo, yo sigo buscando una luz que guí­e mi camino hacia ti” se lee con mayúsculas al final de la cuartilla.

La madre de dos pequeñas y activista social, ha decidido hacer a un lado las intimidaciones que la tienen clasificada en el color amarillo del mecanismo de protección para personas defensoras de derechos humanos y periodistas y cuenta al reportero las dificultades que se presentan a la hora de rastrear la pista de un desaparecido.

La entrevista se pacta en su domicilio, convertido en una fortaleza tras las medidas cautelares que se le han asignado a la familia Miranda Pérez. Hace meses que las cortinas de la vivienda permanecen cerradas y la luz que se percibe en la habitación es la que brinda un foco de 50 watts.

Karla Guerrero confiesa vivir angustiada, por ninguna razón quisiera que su caso fuera valorado como de alto riesgo y verse obligada a salir del estado, con guaruras acompañándola hasta a la tienda de abarrotes. “Algunos dirán que es tonto, pero tengo la esperanza que mi esposo va a regresar y venga a buscarnos a donde nos dejó”.

Sólo para ubicar la gravedad en que se encuentra la madre xalapeña, basta decir que en el mismo semáforo del mecanismo de protección personas defensoras de derechos humanos y periodistas, se encuentran, en color verde el corresponsal de Proceso, Noé Zavaleta, y en el rojo Aracely Salcedo Jiménez, lí­der del colectivo Córdoba-Orizaba.

Así­ la conversación comienza a registrarse en la grabadora, partiendo de la desaparición del padre de familia, donde un policí­a estatal a las órdenes del entonces secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, es señalado como sospechoso en la carpeta de investigación 04/2014, dictada ante el Ministerio Público de Xalapa, Veracruz.

Por otra parte, la entrevistada cuenta la manera en que el estado aní­mico de sus dos pequeñas, así­ como su rendimiento académico se ha visto desmejorado a partir de que la figura paterna dejó de estar presente.

“TE VOY A ENSEÑAR CÓMO TRABAJAMOS LOS ESTATALES”

La tarde del 25 de marzo de 2014, Herón Miranda Godos se encontraba laborando en su negocio familiar dedicado a la compra de autopartes, fierro viejo y chatarra. Mandaba mensajes ví­a WhatsApp como de costumbre a su esposa. Fue cuando alguien llamó a la entrada. “El Comandante”, ordenó con voz rí­gida que le permitiera inspeccionar el lugar. “Me dijeron que te llegaron unas puertas y un cofre. Déjame entrar, le voy a echar un ojo tu negocio” comentó con tono prepotente.

Herón Miranda, encargado del lugar, caminó hasta mirarse a unos centí­metros del policí­a estatal y le contestó: “Seguro, pero muéstrame el permiso para inspeccionar mis cosas”. El oficial frunció el ceño y le advirtió que no sabí­a con quién estaba tratando. “Yo soy la autoridad, me dejas entrar o te va a cargar la chingada”.

“Pues no pienso dejarte pasar, tú no traes ninguna orden y mira la manera en que me pides las cosas” advirtió Miranda Godos. ””Pues yo te voy a enseñar cómo trabajamos los estatales. Te vas a arrepentir, cabrón”, contestó el comandante, apuntando a la frente del hoy desaparecido con su dedo í­ndice.

Así­ culminó el 25 de marzo, 48 horas previas al trágico suceso. El hombre antes de dormir narró el percance a su esposa y ella le rogó que tuviera cuidado: “Ya ves la fama que tienen los estatales, no te arriesgues”.

“UNA DESAPARICIÓN CON TINTES DE SECUESTRO”

Para el 26 de marzo de 2014, al negocio entró una pareja que aparentaron ser clientes. La mujer, de unos 25 años de edad, poseí­a un tatuaje en el hombro, cabellera rubia y tez blanca. Cargaba a un recién nacido, mientras dejaba que su acompañante actuara.

“Venimos por el derecho de piso, por la cuota”. Sin embargo, las ventas hasta ese dí­a no habí­an sido del todo buenas. Herón no preguntó si quiera el monto, prefirió mentir y dijo: “Ya le pasamos el dinero a otros fulanos. La verdad no tengo dinero para darles a ustedes”.

“Ya estás, vato” finiquitó el hombre, quien no rebasaba las tres décadas. Fue la única referencia que Karla Guerrero volvió a escuchar al caer la noche, 24 horas antes de desaparecer.

De acuerdo con la información sustentada en el expediente ap/07/2015, ante la Fiscalí­a Especializada en Búsqueda de Personas Desaparecidas, para el 27 de marzo de 2014, tres sujetos de armas largas sustrajeron a Miranda Godos del negocio familiar, huyendo abordo de dos camioneta tipo Van y un automóvil Corsa color gris.

Un hermano de Herón Miranda llamó de inmediato al número de emergencia en busca de refuerzos policiales. Sin embargo, para el asombro de los familiares el encargado del caso era el mismo comandante que en dí­as anteriores le habí­a prometido al desaparecido enseñarle la manera de trabajar de la Policí­a Estatal.

A la fecha, el caso sigue abierto; sin presuntos culpables ni pesquisas alentadoras para los afectados. En tanto Karla Guerrero asegura que meses después de la desaparición el comandante fue trasladado a otra zona del estado veracruzano.

“UNA FAMILIA EN ZONA DE RIESGO”

Tras la tragedia familiar, Karla Guerrero comenzó a buscar la pista de su esposo. Se unió a colectivos de desaparecidos, llegó a fungir como portavoz en distintas manifestaciones en contra de la Fiscalí­a General del Estado. Sin embargo su í­mpetu de lucha serí­a coartado el 23 de noviembre de 2015 cuando sujetos desconocidos comenzaron a vigilar su domicilio.

“Si bien la colonia donde vivimos es insegura, te puedo decir que los delincuentes son jóvenes que conocemos desde chiquillos. Aquella noche alguien arrancó la protección de mi recámara y solamente registró mis cosas. Habí­a una computadora, un celular y nada se llevó”.

Ocho dí­as después, un taxi sin número económico ni placas inició una serie de rondines a las afueras del domicilio de Karla Guerrero. “Al principio no le tomé importancia, pero el ejercicio de registrar mis movimientos se repitió todo el mes durante las noches. A veces es más la intimidación cuando sólo te observan sin hacerte nada”, explica.

“Una de las últimas ocasiones, yo tení­a que salir a México a una diligencia en la Procuradurí­a General de la República. Para la madrugada mi hermana me llamó asustada diciéndome que cuatro sujetos vestidos de negro estaban afuera de mi casa forcejeando la chapa de la puerta. ¿Se imagina el trauma para mis hijas?”.

Fue que ante el cúmulo de hostigamientos, la madre pasó el reporte a Luis íngel Bravo Contreras, quien después de escuchar la relatorí­a prometió enviar una patrulla a custodiar el domicilio tres veces al dí­a. “Te puedo decir que de esos policí­as nunca supe de ellos, asegura Karla Guerrero.

Decepcionada de las autoridades veracruzanas, la madre solicitó apoyo del mecanismo de protección para personas defensores de derechos humanos y periodistas. El personal del mecanismo, tras una valoración del problema decidieron otorgarle medidas cautelares, avisadas que de no aminorar la presencia de sujetos desconocidos, la familia deberá considerar salir de Veracruz.

“MIS HIJAS SON LAS QUE MíS SUFREN CON ESTE PROBLEMA”

Karla Guerrero explica que a sus dos hijas les ha costado mantener los buenos promedios en la escuela. Los últimos meses hemos sufrido a la hora de las calificaciones para ver si reprueban o no los bimestres.

“La más grande a lo mejor siempre sacaba sietes y ochos, pero de plano hubo un bimestre que me sacó en todas las materias cinco. Me decí­a que no podí­a concentrarse a la hora de leer. Tengo que decir que ese bimestre yo tuve que viajar a cada rato, después tuve que decidir aminorar la búsqueda”.

“Por otra parte, la niña más pequeña nunca ha dejado de echarle ganas al estudio porque le prometió a su papá que ser la mejor de su clase. Hace unos meses le diagnosticaron epilepsia, cuando le dan sus ataques de momento se queda ida y se pierde. A veces se sirve el agua del garrafón y el agua se desparramaba del vaso. Es muy difí­cil”.

“El tiempo ha pasado y hoy nos damos cuenta que es el tercer cumpleaños que no la pasa con nosotros. Como Dios nos da a entender sobrellevo los gastos de la casa. En algunas ocasiones he pensado dejar de buscar, pero a los dos dí­as reacciono y me digo que simplemente no puedo abandonar a mi esposo”.

Así­ culmina la entrevista, en el tercer cumpleaños que tres mujeres pasan sin el amor de sus vidas, como le llaman. Hoy no sólo con la idea de que deberán acostumbrarse a esperar respuestas, sino además que los hostigamientos son parte de una familia que busca a su persona desaparecida.

Karla Guerrero, como petición final, solicita sea publicada una carta que en los últimos dí­as redactó para su esposo, Herón Miranda Godos, un texto escueto que asegura sale de lo más profundo de su corazón.

Hace tres años dejamos de apagar juntos las velitas de tu pastel, ese que yo misma te hací­a, recuerdo que siempre te sorprendí­a o así­ me lo hací­as sentir, todaví­a recuerdo la primera vez que nos conocimos, nuestro primer beso lo recuerdo perfecto, ¿recuerdas la primera carta que me escribiste? Aún y con esa apariencia de hombre rudo y gruñón eras el más tierno y amoroso, sé que hubo muchos tiempos difí­ciles, muchos obstáculos; pero siempre nos mantuvimos juntos. El por qué es muy sencillo: nos amábamos mucho, eso lo sé, tení­amos tantos planes juntos.

Ahora sé que ya no importa planear el futuro, ahora lo que importa es el dí­a a dí­a y mi único anhelo es poder encontrarte. Hay dos pequeñas y muy grandes razones que esperan con ansias tu regreso, siempre he confiado y he tenido la esperanza que en algún momento regresarás.

Esas personas que te alejaron de tu familia sólo quiero pedirles que se toquen el corazón, no quiero saber por qué ni quién fue, sólo que nos digan dónde estás.

Recuerdas cuántas locuras hicimos juntos, cuántas lágrimas, ruego que donde quiera que estés sepas que te sigo buscando, que no he dejado de hacerlo aunque a veces el desgaste es demasiado y las adversidades tantas y sólo pido a Dios me dé la fuerza para seguir y poder encontrarte. Te fe, pronto regresarás a casa.

No tengas miedo, yo sigo aquí­ buscando una luz que guí­e mi camino hacia ti.


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