Historia de Paco Portilla
•De la gloria al infierno
•Hábil para sobrevivir
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A los 27 años de edad, Francisco Portilla Bonilla, entonces agente del Ministerio Público, fue nombrado procurador de Justicia por el gobernador Rafael Hernández Ochoa, en un gabinete donde ya estaban Miguel íngel Yunes Linares y Gonzalo Morgado Huesca, compadritos.
Luis Velázquez
Llegaba Portilla al gabinete legal, luego de que en un rancho de Martínez de la Torre, los sicarios de la familia Arámburo, de Teziutlán, Puebla, asesinaran con alevosía, ventaja y premeditación a siete campesinos invasores de sus terrenos.
Durante tres meses, Luis Echeverría ílvarez negó el habla a Hernández Ochoa, pues atrás del presidente, molestos, indignados, iracundos, estaban sus consentidos, los líderes campesinos, Alfredo Vladimir Bonfil y Celestino Salcedo Monteón, más sus funcionarios agraristas, Augusto Gómez Villanueva y Félix Barra, originario, por cierto, de Poza Rica.
A partir de entonces, y antes de cumplir los 30 años, Portilla se encumbró.
Las mieles del poder le llegaron demasiado pronto y se engolosinó, porque desde aquel tiempo ha logrado mantenerse en la cima.
Dos veces presidente municipal de Córdoba, derrotado en las urnas para una curul legislativa, beneficiado con una notaría fast track, nunca desde el principio de la década de los 70 en el siglo pasado le ha faltado la chamba.
Claro, ha sido rechazado en las urnas por la población electoral, pero al mismo tiempo, cada gobernador le ha tendido la mano, debido, entre otras cositas, a su, digamos, vocación institucional de “tirarse al piso” de todos y flotar y seguir flotando, como lo recomienda Joseph Fouché.
Con todo, ahora con Javier Duarte se mantuvo, por un lado, en el primer círculo del poder, pero de igual manera, ha tenido su Waterloo.
Madriza doble, triple, en menos de lo que canta un gallo…
2
Es hora de refugiarse una vez más en la notaría cordobesa.
En el primer capítulo, JD maniobró en el Congreso duartista para imponerlo como Fiscal Anticorrupción.
Entonces, le brincó Miguel íngel Yunes Linares con el CEN del PAN de Ricardo Anaya, y el asunto llegó a la secretaría de Gobernación camino a Los Pinos.
Y desde Los Pinos la orden fue expedida: el nombramiento del Fiscal resulta improcedente.
Marcha atrás en el Congreso.
Francisco Portilla se replegó, pues así le enseña su manual de sobrevivencia.
De pronto, zas, que declinaba, pero que al mismo tiempo, oh paradoja, buscaría ser magistrado anticorrupción.
Incluso, hasta la ex presidenta municipal de Minatitlán y diputada local y ex lideresa de la CNOP, Guadalupe Porras, suegra de Marcos Theurel Cotero, ex alcalde de Coatzacoalcos, acusada por la síndica de su pueblo de “la más corrupta de todos los políticos”, apareció en la lista.
Y cuando los vientos iban caminando, caprichoso y berrinchudo, JD anunció que otra vez iría con el Fiscal Anticorrupción.
Y desde el altiplano llegó el manotazo.
La Procuraduría General de la República, PGR, anunciaba que había presentado ante la Suprema Corte de Justicia de la nación, acciones de inconstitucionalidad en contra del Congreso jarocho, Congreso con mayoría duartista, por violentar, ni más ni menos, el espíritu del Sistema Nacional Anticorrupción, máxima obra de Enrique Peña Nieto.
Incluso, la PGR lo precisaba al pie de la letra:
No al Fiscal. No a los magistrados. No al Contralor.
Simple y llanamente, porque mientras Peña Nieto establece candados para combatir la corrupción que ha ubicado a México en los primeros lugares del mundo, Javier Duarte la fomenta.
El manotazo del CEN del PAN y PRD, igual que cuando el Pacto México, descarrilado por la frivolidad duartista de Salvador Manzur Díaz, alcanzaba una parte más de la serie.
Y Paco Portilla… quedó en el aire.
3
Muchos, demasiados, excesivos favores políticos y de otra naturaleza deberá Paco Portilla a JD, para entregarle sin reservas el capital político que le resta.
JD lo ha estado utilizando y Portilla Bonilla se deja, porque sin duda tal cual está y/o se siente obligado, a partir, digamos, de los favores recíprocos.
Pero hacia el final del sexenio, JD está descarrilado, y todos los priistas que todavía estén a su lado, más desplomados quedarán.
Peor, pues mientras JD se irá más enriquecido que como salió Fidel Herrera Beltrán, a Paco Portilla le habría, digamos como hipótesis, tocado una probadita de las mieles.
4
Podría, no obstante, ponderarse que Bonilla es un político agradecido, pero al mismo tiempo, la enseñanza bíblica y de la vida enseña que en la lealtad ha de existir reciprocidad.
Más aún: en toda amistad las partes están obligadas, pero de igual manera, nunca, jamás, prestarse a ilícitos jurídicos y éticos, y menos en una relación entre políticos, a menos que las partes se beneficien, en todo caso, en igualdad de circunstancias.
Triste final, porque mientras a los 27 años Portilla fue procurador, ahora se la ha pasado en cargos menores, y lo peor, con el descrédito en que está terminando en el duartismo.