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8 Columnas
Viernes 03 junio, 2016

Un feminicidio más en Veracruz


•Cuerpo descompuesto en Agua Dulce

Violeta Santiago

  • Arcelia. Ultrajada y asesinada

  • Arcelia. Ultrajada y asesinada

  • Candelaria, hermana de Arcelia

  • José, pareja de Arcelia

La buscaban desde el sábado por la noche
•No pusieron denuncia porque no hay agencia
•La reconocieron por pertenencias, el cuerpo estaba en mal estado
•Una triste escena que se repite en el sur de Veracruz



AGUA DULCE, VERACRUZ.- Afuera de las oficinas de la Policí­a Ministerial, una familia trata de asimilar la noticia que acaban de recibir: luego de tres dí­as de búsqueda confirmaron que el cuerpo encontrado sin vida durante la tarde del martes en un rancho de la colonia El Bosque 2, en el municipio de Agua Dulce, corresponde a Arcelia Ramí­rez Pérez, de 33 años de edad.

La mujer era originaria de una humilde localidad de Huimanguillo, Tabasco, pero desde hace años llegó a residir en Agua Dulce, en donde últimamente trabajaba como mesera en un bar y vendiendo perfumes; también, desde hace un año viví­a en unión libre con un ciudadano de la localidad.

Fue su pareja, José Luis Trinidad Pimentel, oriundo de Las Choapas, pero también asentado en Agua Dulce, quien reconoció a Arcelia Ramí­rez a través de las pertenencias encontradas en el lugar, puesto que su cuerpo ya estaba en avanzado estado de descomposición.

El ciudadano comentó que Arcelia estaba desaparecida desde el sábado por la noche y, aunque la buscaron durante los últimos dí­as, la falta de información provocó que no interpusieran la denuncia correspondiente, pues desde noviembre de 2015 no hay una agencia de la Fiscalí­a General del Estado (FGE) en la ciudad.

Reconocer la muerte

Arcelia y José se conocieron hace más de un año, cuando ella llegaba a su taller en la colonia Benito Juárez y después decidieron vivir juntos en la calle Ruiz Cortines, de la colonia Ampliación Cuauhtémoc, en donde además habitan tres hijos de ella: una jovencita de 14 años, un niño de 9 y una niña de 7 años.

Lo que más recuerda José de “Chela”, como le decí­an cariñosamente sus familiares, era su alegrí­a y buen humor; por otro lado, uno de los rasgos que más lamenta era la afición al consumo de bebidas por parte de ella.

El sábado por la noche fue la última vez que miró su alegre rostro. Ella vestí­a pantalones cortos de mezclilla y una camisa rosa; esta prenda, la única con la que fue encontrada tres dí­as más tarde con el cráneo machacado bajo un árbol en un rancho de la colonia El Bosque.

José le habí­a pedido a “Chela” que dejara de trabajar en los bares, aunque fuera sólo de mesera, e incluso hablaban de la posibilidad de superarse, pues ella apenas alcanzó a estudiar hasta el sexto año de primaria.

La hermana de la hoy occisa, Candelaria Ramí­rez Pérez, recuerda que la vida en Pejelagartero Sección 2, de Huimanguillo, Tabasco, fue dura a más no poder: entre cinco mujeres y un hombre, los hermanos tení­an pocas posibilidades de estudiar.

Arcelia terminó la primaria y prefirió comenzar a trabajar, pues los servicios escolares estaban más allá de sus posibilidades. A la muerte de su madre, su padre se trasladó a Agua Dulce y ella lo siguió así­ como Candelaria, con la que era muy cercana.

Apenas hace dos semanas, Candelaria acudió a visitar a su hermana, a quien notó un poco diferente. “¿Qué pasa Chelita, cómo estás? ¿Ya no has tomado?” le preguntó. La finada le contestó que estaba dejando la bebida por sus hijos.

Luego de que José le avisara que Chela no habí­a regresado a su casa, Candelaria no pudo dormir las últimas noches. Por las mañanas la búsqueda en la ciudad fue intensa, pero no interpusieron denuncia porque no existe un lugar en Agua Dulce para hacerlo: “Fuimos a la Policí­a, dejamos fotos, pero no nos dijeron qué más hacer” lamentan sus familiares.

Desde noviembre del 2015, con la entrada en vigor del nuevo sistema penal acusatorio, la agencia del Ministerio Público en Agua Dulce desapareció y se transformó en una subunidad de la Fiscalí­a General del Estado (FGE) que se asentó en Las Choapas para ofrecer servicios de justicia en el sur.

Realizar una denuncia en el municipio hidrómilo actualmente es imposible y obligatoriamente los agraviados o interesados deben trasladarse hasta Las Choapas, lo cual genera gastos de transporte y alimentos, así­ como pérdida de tiempo.

Violenta ciudad para las mujeres

Según los reportes arrojados por la necropsia que se le practicó, Arcelia Ramí­rez fue abusada sexualmente y perdió la vida a causa de un traumatismo craneoencefálico por ser golpeada en la cabeza con algún objeto de forma contundente; cuando fue encontrada, tení­a cerca de tres dí­as de haber muerto.

Los familiares se enteraron por el periódico de que una mujer fue encontrada sin vida y decidieron ir a preguntar, rezando por que no fuera ella, su “Chelita”, pero sí­ era. Quien reconoció a Arcelia fue su pareja, José, a través de una pulsera y dos anillos, ya que no pudo pasar a ver el cuerpo. A estas alturas, confesó que no sabí­a cómo habí­a quedado ella, pero lloró al recordar la descripción que le dieron las autoridades.

Afuera de las oficinas de la Policí­a Ministerial, Candelaria se desploma y desgarra en llanto y grita: “¿Por qué? ¡Mi hermanita, no la podré volver a ver nunca!” Los ojos del resto de sus familiares se humedecen por la tragedia.

Justicia es lo que pide José y Candelaria, justicia para Arcelia Ramí­rez Pérez, quien a sus 33 años de edad dejó huérfanos a tres hijos y sin construir decenas de sueños, pues le arrebataron la vida.

La familia de la finada debió apurar los trámites y buscar un panteón en la ciudad para sepultarla, debido a que por la avanzada descomposición el cuerpo ya no podí­a aguantar un velorio; Arcelia se fue director de la morgue a la tierra.

“Nadie tiene derecho a quitarle la vida a una mujer” señala Candelaria, entre sollozos. “Me da mucha rabia, ojalá que den con el responsable, voy a estar al pendiente de las investigaciones porque queremos justicia, claro que sí­” aseguró José, quien además, con el caso de su pareja, comentó que se le vino a la mente otro feminicidio ocurrido también por la zona, del cual el responsable permanece impune.

Este es el cuarto feminicidio en menos de 18 meses, con un promedio de un crimen cada 4 meses, cuyos expedientes permanecen abiertos y, aunque en algunos hay responsables señalados directamente, las familias de las mujeres asesinadas todaví­a no ven justicia para sus muertas.

A pesar de esta cifra, ni el gobierno estatal de Javier Duarte de Ochoa ni el gobierno municipal de Daniel Martí­nez González ni organizaciones civiles o en pro de los derechos de la mujer han emitido alerta alguna para este municipio, en donde a la fecha todaví­a permanece una mujer desaparecida mientras su esposo reza para no encontrar su cadáver como el de Arcelia Ramí­rez.



1 comentario(s)

Roberto iban monrroi Moreno 25 Mar, 2017 - 20:34
A CE falta muchas cosas en mi ciudad pero desgraciada mente no tenemos justicia e notado que nuestros policías como dicen vulgar mente no dan el anchó aparté son miedosos no tenemos protección de nada los policías de agua dulce son buenos para agarrarse con los pobres borrachitos pero no son capás de acer algo los policías de agua dulce parecen mujeres y me da vergüenza por que cuando hay elecciones hay día andan los malditos queriendo el puto boto y CE holvidan de nosotros así que precedentes trabajé no rrobe por que nos destrulle mas

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