Es más, si la tendencia de la encuesta histórica perfilaba al candidato priista a gobernador, además de su pasado y biografí­a polí­tica y pública, la encuesta ha sido derrotada por las pirámides.

De aquí­ pa”™lante, quizá Los Tuxtlas, el paraí­so de la brujerí­a en Veracruz, se convierta en el paraí­so favorito de Cavazos Lerma y desde ahora el delegado organice un periplo turí­stico para que la buena vibra ahuyente los malos espí­ritus de los grupos, las hordas y las tribus rojas que tienen al partidazo con el alma prendida de alfileres.

Tal cual, resulta urgente, tarea de Estado, asignar una comisión policiaca al delegado para cuidar que alguna mala entraña quiera robarse el sombrerito con la pirámide, de igual modo como fue robado el sombrerito a la estatua de Benny Moré en una callejuela del centro histórico del puerto jarocho y/o han robado más de cien campanas en iglesias de Veracruz.

LOS TUXTLAS, PARAíSO DE CAVAZOS LERMA

ROMPEOLAS: En su exilio en Los íngeles, enviado allá para el reposo por Lázaro Cárdenas, Plutarco Elí­as Calles dedicó la mayor parte del tiempo a conectarse con sus antepasados a través de los médiums.

Asiduo frecuente de tales conjuras mágicas, un dí­a, los médiums le dijeron en una sesión espiritista que era el momento polí­tico de regresar a México, como en realidad lo aplicó.

Soñaba con restituir su Maximato, pero Lázaro Cárdenas ya tení­a amacizado el aparato gubernamental con nuevos organismos populares y los médiums fracasaron.

Don Adolfo Ruiz Cortines sustituyó los médiums con su famoso “toco madera” y como era difí­cil que siempre tuviera cerca y a su lado una madera para tocar entonces cargaba en la bolsa del traje unos palillos que tocaba cada vez que sentí­a vientos desfavorables.

Carmen Romano de López Portillo, la esposa de JOLOPO, trasladaba a los brujos de Los Tuxtlas en el avión presidencial, pues Uri Geller, aquel que doblaba las cucharas y los tenedores con la mirada, le era insuficiente.

Ahora, la moda en Veracruz con Cavazos Lerma es el sombrerito con sí­mbolos esotéricos que tan bien le funcionaron en Nuevo León, incluso, hasta para conjurar las malas entrañas cuando alguna vez fue acusado de pedófilo, regalando una camioneta a una niña que deseaba, según lo publicado en el llamado “periodismo amarillista que vende sangre” por el general Arturo Bermúdez.

Los Tuxtlas, pues, vuelve a ponerse de moda, ahí­ mismito donde por lo pronto hay cuatro aspirantes y suspirantes a la gubernatura, a saber, Jorge Uscanga Escobar, Francisco Valencia (CAEV), Elí­as Miguel Moreno Brizuela (ex diputado federal y experredista) y Jorge Carvallo Hernández, el padre de Jorge Carvallo Delfí­n, “el hijo más ruin que he tenido”.

OTRA PIRíMIDE ESCONDIDA EN EL TRAJE

ASTILLEROS: Ojo alegre y esotérico, el delegado beltronista bien podrí­a enlazarse a Barcelona con el cónsul fogoso para que un fin de semana se vieran en La Habana con los santeros y hasta llegaran a Los Tuxtlas para un bañito de pureza demiúrgica.

Incluso, hacia el primer viernes de marzo, Cavazos Lerma serí­a el huésped principal en Los Tuxtlas, más aún si se considera que el registro de los candidatos a la gubernatura está contemplado para la tercera semana del mes, y como en polí­tica las cosas suelen cambiar de una noche para el amanecer, entonces, el momento serí­a ideal para blindarse más con las pócimas brujeriles.

Y, bueno, en tal periplo, y dadas sus tendencias los priistas ideales son Érick Lagos y Jorge Carvallo Delfí­n para servir de damitas de compañí­a del delegado, además del tablajero Harry Grappa, secretario de Turismo, para cerrar el cí­rculo.

Nadie pensarí­a llevar al delegado a un recorrido por las Sodomas de Xalapa, Veracruz y Coatzacoalcos, donde la anfitriona serí­a la delegada de la Profeco, Elizabeth Morales Garcí­a, pues a estas alturas de la vida lo importante en Cavazos Lerma es la discreción, por un lado, y la contemplación mí­stica de la mujer por el otro, como lo describe Gabriel Garcí­a Márquez en su novela “Memorias de mis putas tristes”, donde un anciano quiere y logra una chica virgen para celebrar sus 90 años de edad y la noche estelar queda dormido.

El esoterismo ha llegado al tricolor como un eje central de las decisiones polí­ticas.

Todos, pues, a cuidar el sombrerito con la pirámide escondida…aun cuando si Cavazos Lerma se lo quitara esconderí­a otra pirámide en la bolsa del traje.