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A Mil por Hora
Jueves 24 septiembre, 2015

Miedo une al Totonacapan

Rehúyen los jóvenes marchar a Universidad Intercultural porque están desaparecidos, prostituyéndose o sirviendo a la industria petrolera
Empresas quieren acabar con recursos naturales

En la región intercultural del Totonacapan la asistencia a la universidad ya no es una opción para los jóvenes, pues a pesar del esfuerzo por acercar la educación superior a las regiones indí­genas, la pobreza es tan grande que mujeres y hombres jóvenes prefieren migrar o buscar trabajos como la prostitución.
Los nuevos mercados laborales giran en torno a la industria petrolera de la entidad y los daños provocados a las

Rosalí­a Vázquez

  • Miedo al presente

comunidades del Totonacapan y la Huasteca son responsabilidad de empresas trasnacionales y nacionales como Petróleos Mexicanos (PEMEX).

Óscar Espino Vázquez, profesor de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI) alertó en su participación dentro de los “Diálogos por la Paz” que organiza la Universidad Veracruzana, que el Totonacapan está ahora inundado de la cultura de la muerte que daña el ambiente, se burla del pobre y atrapa a los más jóvenes.

Indicó que la existencia de la UVI sigue siendo pertinente aunque sean muy pocos los que continúan asistiendo a la universidad, pues la población debe prepararse para la guerra que viene contra el gobierno y las empresas.

Lamentó que los jóvenes de la región ya no estén asistiendo a la universidad porque “muchos están desaparecidos. Muchas de nuestras mujeres trabajan en indios verdes, cada fin de semana se van 300 totonacos y totonacas en un camión, le llaman los moreno, con una corrida especial de Filomeno Mata a Indios Verdes, en donde alquilan su trabajo, lo venden o lo regalan”.

En el caso de las mujeres, son muchas las que han optado por prostituirse en la ciudad de Poza Rica y donde sus principales clientes son los petroleros que descienden a ejercer sus derechos de esparcimiento. Poza Rica es foco rojo en materia de prostitución y es el primer lugar a nivel estatal en donde existen casos de SIDA.

Los hombres optan por migrar a otros estados o al menos a ciudades con mayor desarrollo económico. Y las mujeres tienen que realizar faenas donde arriesgan sus vidas por salarios miserables.

“Muchos otros se han ido a trabajar al norte en monterrey, otros llegan sólo hasta panuco porque ya no los dejan pasar los Z. otros se están quedando en Tampico. Y muchas otras decidieron que sembrar maí­z ya no serví­a y hoy se manchan las manos, el corazón, las piernas, de petróleo y lodo porque limpian las fugas de PEMEX y de las transnacionales”.

SE VIENE LA GUERRA PARA OBTENER LA PAZ

El académico advirtió que la guerra que ya existe contra los pueblos del Totonacapan y la Huasteca está enmarcada por un desprecio a la vida, donde las empresas creen que los indí­genas y sus tierras tienen precio.

Incluso las empresas petroleras y las transnacionales que tienen proyectos de explotación de la tierra y el agua, están siendo respaldadas por el gobierno del estado y el gobierno federal.

Ejemplo de ello es la ley de hidrocarburos, que ahora nos dice que es de uso preferente extraer petróleo y que todas las demás actividades humanas que existen, pueden convivir con la extracción de petróleo. Como si el petróleo fuera más importante que la vida de los mexicanos.

“Hay una enfermedad que nos está quitando la vida, es la tristeza la que nos hace débiles. Se entristece el monte, la semilla, el agua, porque le ponemos transgénico y porque Pemex lo destruye. Esto nos dividió. Lo que tenemos que hacer es respetar a la vida”.

Para desgracia de la región del Totonacapan, además de los daños ya provocados, acecha un nuevo enemigo, uno que es más difuso y más astuto. El que ve y trata todo como un mercado potencial sin importar la opinión o bienestar de las comunidades.

Los caciques están comprando las tierras de los campesinos y los indí­genas por precios mí­nimos, logran que ellos acepten porque los intimidan y les ofrecen una rápida solución a su pobreza. Luego, venden esas mismas tierras en costos exorbitantes a PMEX y otras empresas.

“Nuestro enemigo actualizó el manual del despojo con el miedo. Ahora en todas las regiones andan con miedo porque nos están haciendo sentir que estamos solos. Y ahora los narcos están recorriendo nuestras ciudades para levantarnos y extorsionarnos”.

NO HAY EN QUIEN CONFIAR

Las comunidades indí­genas ya no tienen en quién confiar. Por un lado, las empresas respaldadas por el estado atacan con nuevas armas de destrucción, como la técnica del fracking, la construcción de hidroeléctricas, el gasoducto, entre otros.

Por si fuera poco, la fuerza civil que supuestamente fue enviada a las comunidades para resguardar la seguridad de los pobladores, ha hecho tanta destrucción extorsionando, secuestrando y matando personas, que en algunas comunidades como Emiliano Zapata, ya optaron por realizar su propia guardia comunitaria.

“El miedo nos junta en el Totonacapan porque nos estamos preparando para la guerra, porque queremos paz. No creemos en el estado, no creemos en la fiscalí­a, no creemos en Duarte que mata y que golpea” concluyó Óscar Espino.


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