Niño asesinado en Agua Dulce
•Lo tiran en un basurero
Agua Dulce.- Llora el cielo en Agua Dulce. Ruge, se sacude y se estremece. Para algunos es sólo una tormenta; para los padres y familiares de Arturo Daniel Morales Carmona, una pesadilla vuelta realidad. Y es que por la mañana de este viernes, el joven de 15 años de edad, quien había desaparecido el martes pasado, fue encontrado sin vida en el basurero municipal.
El aviso ocurrió por la mañana, cerca de las 09:30 horas, cuando personal del vertedero municipal de Agua Dulce, ubicado sobre la carretera Villahermosa”“Coatzacoalcos, sobre el kilómetro 33, encontró el cadáver en avanzado estado de descomposición.
Según indicaron a las autoridades, el cuerpo sin vida del menor fue descubierto cuando la maquinaria que se encarga de mover la basura retiró parte de los desechos, quedando a la vista la figura del jovencito; tras el lamentable hallazgo llamaron a las autoridades locales.
Rápidamente, Ministerio Público de Agua Dulce, Policía Ministerial, Seguridad Pública del Estado, Policía Municipal y la funeraria Eben-Ezer arribaron al basurero municipal de Agua Dulce, minutos antes de las 10 de la mañana.
En el interior, ya al descubierto y entre toneladas de basura procedente de este municipio, yacía el cuerpo del jovencito, quien en vida era estudiante de nivel secundaria y quien apoyaba a sus padres con la venta de tamales, por las tardes y noches.
Según datos extraoficiales, el muchacho estaba degollado, es decir, tenía un corte profundo a la altura del cuello. Producto de los días y el ambiente en el que se encontraba, también presentaba un avanzado grado de descomposición.
El cuerpo del hoy occiso fue levantado por el perito en turno y, con la autorización de personal del Ministerio Público, fue trasladado por la funeraria Eben”“Ezer hasta la ciudad de Agua Dulce, en donde se realizará la necropsia de rigor para determinar causa y hora de fallecimiento.
ADIÓS, ARTURO
Conforme el cuerpo sin vida de Arturo iba entrando a Agua Dulce, sobre la carretera a El Burro, las nubes se arremolinaron en la bóveda celeste. Allá arriba, en la tropósfera, el ciclo del agua hacía lo suyo; aquí, en la tierra, en un Agua Dulce que se ha convertido en un infierno, era tristeza lo que estaba a punto de caer.
De acuerdo con el tamaño del cuerpo, que ya estaba putrefacto y despedía un olor a muerte que se impreganaba por todo el ambiente, autoridades locales temían que se tratara del jovencito desparecido apenas este martes por la noche, así que llamaron a la familia Morales Carmona.
Padre y madre, así como otros familiares y hasta su hermanito pequeño, se presentaron al Ministerio Público. La noticia les corroía el corazón: podría ser que estuvieran a punto de identificar a su hijo. Fue su padre, Sandro Morales, quien acompañó a los ministeriales hasta la funeraria, mientras afuera del MP la señora Irene esperaba.
Durante la espera, Irene Carmona Vázquez, madre del menor, mantenía aún la esperanza de que no fuera su hijo. “Hay otros niños desaparecidos” comentaba con infinita tristeza. Mientras tanto, narraba que su hijo iba bien en la escuela y que apenas esta semana había ingresado al segundo año de secundaria. Sin embargo, ya lo hace en tiempo pasado, como presuponiendo lo peor.
El joven Arturo ayudaba a su familia como podía. Hace algún tiempo se dedicaba a recoger basura de los hogares de Cuatro Caminos y del Kilómetro Dos para llevarla en un triciclo y dejarla en los camiones de Limpia Pública.
Sin embargo, el personal municipal se aprovechaba de él y de su pequeño hermanito, pues les cobraban para que pudiera dejar las bolsas, cuando apenas ganaba 5 pesos por mandado realizado.
Además de la basura, por las noches, luego de ir a la escuela, el joven ayudaba a su madre a vender tamales que ella hacía, misma acción que realizó la noche del pasado martes, cuando nunca más volvió a su casa. “Nunca llegaba tarde, a lo mucho a las 9 de la noche ya estaba en casa”.
“Salió a las 19:25 horas, ese día me dijo que se iba más temprano para regresar a buena hora”, esa vez fue la última vez que lo vio. Vestía camisa de cuadros de color beige y unas bermudas, también a cuadros. “¿Sabe si es mi hijo?”, preguntan.
Mientras el cielo se tiñe de plata, la unidad oficial de la Policía Ministerial llega. Del lado del pasajero, baja Sandro Morales, desencajado. Avanza hacia su familia; pero pareciera que se va a desarmar. “Sí, es él” murmura, más para sí que para su familia; no obstante, apenas el movimiento de sus labios es interpretado por su esposa y ella rompe a llorar.
Vibrante, con rabia y tristeza, los gritos y las lágrimas surgen de la familia. Irene se dobla de impotencia, incluso pasan soldados en una camioneta y se giran y cierran los ojos con tristeza, pues suponen qué es lo que pasa: otra familia que descubre que algún hijo, hermano, sobrino, nieto o quien fuere, fue encontrado asesinado.
Arturo Morales, aseguran sus padres, no tenía motivos para morir. “No se metía con nadie”, gritaría su madre, deshecha ante la impotencia de la noticia, cuando cerca de las 11:40 horas su esposo y padre del menor confirmaron que se trataba de su hijo.
De poco sirven los reclamos personales de “¿por qué lo mandaste? ¿por qué lo dejaste ir?” La pobreza, aunque no se vea, extendió su huesuda mano y contribuyó a la muerte, pues ¿quién no quisiera que sus hijos estuvieran a salvo, en casa, sin la necesidad de salir a vender cualquier cosa para subsistir”.
Su hermanito menor, un pequeño cuya edad es difícil de adivinar porque aparenta menos a causa de la mala alimentación, llora también. Sabe lo que sucede. A su hermano, el que lo protegía de otros niños, lo encontraron muerto en un basurero, en un basurero, en este Veracruz donde todas estas cosas suceden día con día.
Son las 12 y las gotas de lluvia comienzan a caer, como tratando de borrar con el petricor el olor a la muerte.
alfredo 17 Nov, 2015 - 18:35
cadena de horacion por el eterno descanso del niño arturo
Monica 31 Ago, 2015 - 19:37
Dios bendiga a esa familia por la desgracia que están sufriendo y que ese angelito esté lleno de luz en su camino hacia Dios.