Apuntes de un jubilado
Decálogo de la República Amorosa
25 de noviembre de 2011

"El pejecito" ha anunciado que salvará a México convirtiendo el Estado laico en una República Amorosa.
Y como a partir de la fecha la nueva mí­stica es amarse los unos a los otros, anotamos aquí­ un anteproyecto de decálogo para alcanzar la utopí­a del candidato presidencial (por segunda ocasión) de los partidos llamados de izquierda.
1.-Igual que Jesús en los diez mandamientos, en efecto, se amará al prójimo como a uno mismo, pero considerando que, ni modo, a veces, se ama al prójimo con rencor y odio creciente, y en tales condiciones, se declarará una tregua en la nueva república para desahogarse y exorcizar los demonios interiores.
2.-A partir de ahora, queda prohibido intrigar, hablar mal de los demás, dar rienda suelta a la lengua en el chisme y la calumnia, pero a espaldas de los otros. Cada quien podrá seguir intrigando a los demás, pero cara a cara, frente a frente, sin mandarlo a decir, sin pronunciarlo en voz alta para que alguien oiga y escuche y lo cuente. Solo así­, hablando a calzón quitado, la gente será feliz. El único camino para la purificación moral, ética, espiritual y sentimental es hablar sin medias tintas.
3.-Una de las causas sociales que más choques han producido en la historia de la humanidad ha sido desear a la mujer del prójimo. En la República Amorosa podrán, claro, seguir expresándose los deseos homo/sexa/puta/cochinos. Pero de ser así­, mil veces preferible hablar con el marido, el amante, la pareja ofendida, y decir con claridad que, ni hablar, se desea a su mujer. Y en tales circunstancias, llegarán a un acuerdo. Quien quita y hasta se beneficia al (posible) cornudo.
4.-Los polí­ticos tendrán manga ancha para seguir robando. Ahora, no obstante, serán perdonados, siempre y cuando salpiquen, pasen copia, se bañen en tina para chapotear. Y/o en todo caso, entreguen el diezmo, el doble diezmo, el triple diezmo para obras sociales, sin cobro de impuesto adicional.
5.-Todos nos amaremos. Blancos y negros. Gordos y flacos. Priistas y panistas. Yunes y Fideles. Y si, ni modo, el choque de trenes resulta inevitable, se formará una Comisión de Honor Municipal para que entre los adversarios, enemigos y/o contrincantes ajusten cuentas en un duelo a muerte, como en la antigí¼edad. Y quien se raje será decapitado en la plaza pública.
6.-Si un hombre es infiel, la mujer tendrá el legí­timo derecho a ser infiel. Si un hombre es fiel, probado y comprobado, la mujer por añadidura será fiel. Si un hombre tiene dos, tres amantes, la mujer podrá tener dos, tres amantes. Si un macho se desahoga en una casa de citas, incluso, con chicas a domicilio, la mujer también podrá desfogarse en una casa de citas con hombres, incluso, a domicilio. Si el hombre paga por un servicio sexual, la mujer también pagará por el servicio. Todos, en partes iguales.
7.-El hombre y la mujer amarán por igual a su familia. Al prójimo. La naturaleza. La patria. Y en tales condiciones, adoptarán a un funcionario público de su comunidad, del municipio, del estado, del paí­s, para vigilar de cerca el cumplimiento de la ley. Claro, también se le otorgará el derecho de réplica. Y un tribunal superior, en todo caso, dictaminará.
8.-En la República Amorosa, los habitantes olvidarán agravios. Ofensas. Intrigas. Habladurí­as. El mismo ”˜”™Peje”™”™ ha olvidado los misiles de Televisa en su contra en el 2006. Y si ”˜”™El pejecito”™”™ ha predicado con el ejemplo, todos harán lo mismo.
9.-En la República Amorosa cada quien y cada uno (incluso los funcionarios públicos) percibirá un salario de acuerdo con las necesidades familiares, garantizando empleo digno y bien pagado, salud, educación y seguridad. Nadie correrá angustiado al Monte de Piedad para empeñar el anillo de bodas y terminar la quincena. A partir de ahí­, en todos los hogares se respirará la paz dí­a y noche.
10.-Los consentidos en la República Amorosa serán los pobres para que en un sexenio dejen de serlo y los empresarios para que sigan creando fuentes de empleo y, además, pagados con justicia social, apegados a la ley. (lv)