Diario de un político/Las pifias de Marcelo Montiel/24 de noviembre de 2011
Gracias a Marcelo Montiel Montiel, secretario de Desarrollo Social, nosotros, la oposición azul, seguiremos creciendo en Veracruz.
Diario de un político
Las pifias de Marcelo Montiel
24 de noviembre de 2011
Gracias a Marcelo Montiel Montiel, secretario de Desarrollo Social, nosotros, la oposición azul, seguiremos creciendo en Veracruz.
En su primera comparecencia en el Congreso local, el señor de las tres Emes volvió a cometer otro resbalón y en automático nos dio pie para denostarlo.
Primero, dijo que la pobreza en Veracruz se debe ”˜”™a la alta dispersión poblacional”™”™.
Y, bueno, si así lo explica y justifica, está mal. Ni siquiera, vaya, tiene una noción de lo que está sucediendo. Desde antes de Cristo, los pobres siempre han vivido de manera dispersa, en comunidades lejanas entre sí, a tal grado que hoy en Veracruz tenemos, de acuerdo con el Plan Estatal de Desarrollo, más de 2,500 comunidades menores de 500 habitantes, todas ubicadas en regiones indígenas.
Con ese argumento, el señor de las tres Emes sólo se cura en salud y como Poncio Pilatos se lava las manos. Pero a partir de ahí lo agarraremos de piñata, pues desde la Insurgencia y desde la Revolución y desde los Cristeros, México, Veracruz, han estado igual.
Y ni modo que ahora culpemos a ”˜”™la dispersión poblacional”™”™ de la pobreza y la miseria para que los políticos priistas sean exonerados de culpa.
Según MMM, la pobreza y la miseria de Veracruz también se debe ”˜”™a la marginación ancestral de los pueblos indígenas”™”™.
¡Ah, pa”™pinche descubrimiento del secretario! ¡Qué grandeza de miras! ¡Qué profundidad en su análisis! ¡Qué conocimiento de la historia! ¡Qué explicación sociológica sin paralelo en la historia del pensamiento sociológico! Ni la burla, perdona, caray.
Antes de que Hernán Cortés descubriera a la Malinche en Yucatán y se la trajera a Veracruz, los pueblos indígenas ya vivían marginados.
Es más, de acuerdo con el relato bíblico, los ancestros vivían en pueblos jodidos, cuidando el ganado y los borregos de los pocos, escasos, unos cuantos patrones. Pescando para comer. Habitando chozas levantadas con paredes de lodo.
Bastaría preguntar, por ejemplo, si alguna vez en la historia de las utopías los pueblos indígenas han dejado de vivir en ”˜”™una marginación ancestral”™”™ como acaba de descubrir el señor de las tres Emes.
Y para cerrar con broche de oro su apología sobre la pobreza y la miseria, el titular de Sedesol inculpó ante los señores diputados a ”˜”™los altos costos de reconstrucción por las afectaciones que causan los fenómenos meteorológicos”™”™ en Veracruz.
¡Ay, Dios mío, cuántos crímenes sociales se han cometido, no en tu nombre, sino en nombre de los pobres y los huracanes y las tormentas y el diluvio universal!
Hay pobreza, porque Karl pasó por aquí y la reconstrucción de Veracruz cuesta muy cara. Y no hay dinero. Y el gobierno federal ha retenido los fondos.
Hay pobreza y miseria, porque los huracanes son una venganza de Dios a los pecados carnales de Adán y Eva y ahora sus hijos en Veracruz pagan las culpas.
Hay miseria, por culpa del Felipismo y en ningún momento por culpa de los 72 gobernadores que han desfilado por Veracruz.
Perdona, Señor, a Marcelito Montiel. Las neuronas solo le dan para eso. (lv)