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Crónicas
Miércoles 19 agosto, 2015

Un infierno llamado Veracruz

Del filme cinematográfico de Luis Estrada a la vida cotidiana en el territorio jarocho (muertos, secuestrados, desaparecidos y fosas clandestinas), una aproximación histórica
Pero… el gobernador jarocho tomó de El infierno sus frases bí­blicas para el discurso de Poza Rica

En la pelí­cula El infierno, Luis Estrada, director, Damián Alcázar, en papel...

Luis Velázquez

  • Ernesto Gómez Cruz. “Correrá mucha sangre”

estelar, con Joaquí­n Cosí­o “El cochiloco”, Ernesto Gómez Cruz, don José, el cacique, alcalde y narco, y Marí­a Rojo, su esposa, hay un puente que lleva a Veracruz.

Mejor dicho, un par de frases bí­blicas al mejor estilo del famoso discurso de Poza Rica expresado por el gobernador.

Aparece en aquella escena donde el hermano del cacique, también señor de horca y cuchillo, ordena a sus pistoleros asesinar a su sobrino, hijo de su carnal con quien disputa la narco/plaza.

Lo matan y cuando están velando el cadáver del muchacho, Ernesto Gómez Cruz, el cacique número uno, ordena a los sicarios de su tribu asesinar a su hermano; pero también a sus sobrinos y de igual manera a sus pistoleros.

Entonces, pronuncia el par de siguientes frases apocalí­pticas:

La primera:

“Las cosas se están poniendo de la chingada”.

La segunda:

“Correrá mucha sangre”.

Así­, la esposa del cacique, Marí­a Rojo, remata con otra frase diluviana:

“Y cuando mi marido dice que queremos las cabezas de todos ellos… es que queremos las cabezas de todos ellos”.

Entonces, los sicarios de Gómez Cruz se lanzan “en la noche (más larga) de los cuchillos largos” a una cacerí­a sin cuartel y en efecto, matan a todos.

Simple ajuste de cuentas.

Y, por supuesto, a cada uno lo van decapitando para consuelo de Gómez Cruz y Marí­a Rojo.

Y, bueno, como el experto asegura que la historia del mundo se repite cada año aun cuando, claro, suelen cambiar los nombres y lugares, en el discurso de Poza Rica, las frases bí­blicas fueron las siguientes:

Una. Pórtense bien.

Dos. Vendrán tiempos peores.

Y tres. Caerán muchas manzanas podridas.

Por tanto, habrí­a de convocarse aquí­ el epí­grafe que en el siglo pasado solí­an endosar a las pelí­culas hacia el final, cuando decí­a que “todo parecido con la vida real es pura coincidencia”.

Pero, al mismo tiempo, nadie debiera dar la espalda al filme cinematográfico de Luis Estrada, porque entre nosotros se vive un infierno llamado Veracruz.

DE LUIS ESTRADA A JAVIER DUARTE

En El infierno de Luis Estrada, los policí­as y los polí­ticos y los presidentes municipales y los empresarios han sido cooptados por los carteles de la droga.

Es más, unos y otros son lo mismo. Igualitos. Parecidos, sin que la franja entre las partes se advierta.

Incluso, desde el más bajo nivel social (los polis) hasta el más alto (el agente federal aliado del cacique, narco y alcalde (Ernesto Gómez Cruz) son uña y carne.

Por fortuna y/o por desgracia, vaya usted a saber, el director de la pelí­cula dejó fuera a los trabajadores de la información donde hay, como dijo el director de la revista Variopinto, Ricardo Ravelo Galo, mucha tela de dónde cortar.

Y más ahora cuando, por ejemplo, en un bar de Orizaba, hacia la una de la mañana, en una ciudad lluviosa, con frí­o y neblina, un reportero, corresponsal de TELEVER durante siete, ocho años, fue asesinado cuando se echaba unos traguitos con el jefe de la narcoplaza, quien, afirma la tropa reporteril, operaba como su jefecito de prensa, su vocero, su enlace, el que repartí­a los embutes como parte de la polí­tica de comunicación social.

Y es que si Luis Estrada hubiera incluido a los periodistas en su pelí­cula, entonces, el discurso de Poza Rica tendrí­a más sustento.

De cualquier forma.

Y de cualquier forma, porque la profecí­a del cacique, alcalde y narco en El infierno de que correrá mucha sangre es la misma derivada del discurso de Poza Rica.

Por ejemplo, desde ese dí­a, un par de trabajadores de la información han sido ejecutados.

Uno, Juan Mendoza, el 2 de julio, 2015, en Medellí­n, y el otro, Rubén Espinoza, el 31 de julio en la ciudad de México en un multihomicidio que ha dividido al mundo periodí­stico de los cinco continentes y que, oh paradoja, llevara al intelectual de izquierda, académico en la UNAM y el extranjero, Jorge Germán Castañeda Gutman, amigo de Rubén Aguilar Valenzuela, a defender al gobernador de Veracruz.

Cualquier ciudadano dirí­a, entonces, que el señor Javier Duarte se inspiró en el filme El infierno para lanzar su catilinaria, mejor dicho, su profecí­a, en Poza Rica que, bueno, se está cumpliendo al pie de la letra.

Las cosas se están poniendo de la chingada, dijo el narco/cacique del filme de Luis Estrada.

Vendrán tiempos peores, advirtió el gobernador.

Correrá mucha sangre, dijo Ernesto Gómez Cruz.

Caerán muchas manzanas podridas, dijo Javier Duarte.


1 comentario(s)

José Antonio 19 Ago, 2015 - 11:17
Hola, buenas tardes.

Es que está uno tan acostumbrado a este tipo de información y estilo ancestral de vida en nuestro país, que nos ponemos a pensar y decir cosas dejando de lado el "sentido común".
Pues, qué clase de declaraciones de un mandatario para decir cómo se van arreglar ciertos problemas, son estas, cuando por sentido común si alguien anda en malos pasos o "no se está portando bien", lo "normal" primero sería una detención oficial y posterior procesamiento de indagación realizado por las instancias de seguridad correspondientes; en vez de eliminarlos de la faz de la tierra empleando las fuerzas de seguridad oficiales pero sin serlo así para esas ocasiones. Es decir, que con ese tipo de declaraciones y posteriores acciones ligadas en consecuencia, sólo queda pensar - cosa ya asumida, siempre sabida, pero de la misma manera nunca "comprobada" por el pueblo de a pie - que los dirigentes en todos los niveles de gobierno también en ese mismo significado son los jefes de la urdimbre del crimen organizado en todo el territorio nacional, y por ende, Duarte lo es de la zona Veracruz del país, quien a su vez coordina a todos los subjefes y enlaces de la mafia dentro del territorio estatal (toda o todo cargo público y legislativo del estado).
O sea que, aun cuando con ese tipo de declaraciones como la de Poza Rica sobra y basta para consignarlo a las autoridades como sospechoso de autoría intelectual de los hechos, esto de nada sirve porque quienes tendrían que investigarlo son los mismos que forman parte de esa red criminal en todo el país. Lo que parece significar que ni cómo ayudarnos, a no ser que en algún futuro utópico las personas encargadas de la administración pública, toda, sean otras.

Un saludo cordial.

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