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Crónicas
Viernes 29 mayo, 2015

Los polí­ticos miden fuerza

Breve historia de cuando el gobernador Rafael Hernández Ochoa se enfrentó a Fidel Velázquez, el dueño de la CTM
Entre ambos se cruzó un proyecto local y uno nacional disputando un cargo público
La misma historia se reproduce ahora entre Héctor Yunes Landa y Pepe Yunes Zorrilla

Luis Velázquez

  • Carlos Vasconcelos. Línea divisoria entre política y sindicato

Rafael Hernández Ochoa, 1974/1980, gobernaba Veracruz, Gonzalo Morgado Huesca, presidente del CDE del PRI a los 27 años de edad. Y llegó el cambio de las alcaldí­as. Y en Coatzacoalcos, el lí­der de la sección petrolera, don Pepe Vasconcelos, buscó la candidatura.

Entonces Joaquí­n Hernández Galicia, La Quina, amigo de Vasconcelos, estaba en el auge de la dirigencia nacional petrolera, tanto que, por ejemplo, su hijo, Carlos Vasconcelos Guevara, ahora lí­der de la Federación de trabajadores del sur de Veracruz, cursaba su propedéutico en polí­tica sindical al lado de La Quina y era uno de sus discí­pulos preferidos.

Incluso, con tanto buen karma que un dí­a La Quina lo presentó a don Fernando Gutiérrez Barrios, gobernador de Veracruz, futuro secretario de Gobernación, y le dijo:

“Mira, Fernando, te presento a mi sucesor”.

Así­, don Pepe Vasconcelos buscó la candidatura priista a la presidencia municipal a través de Fidel Velázquez, el jerarca cetemista nacional, amigo de La Quina.

Rafael Hernández Ochoa, no obstante, tení­a un candidato. Se llamaba Mariano Moreno Nextle, el polí­tico más cercano al cacique sureño, Amadeo González Caballero, a quien Fernando López Arias ungió presidente del CDE en su sexenio.

Un fin de semana, Fidel Velázquez viajó al puerto jarocho con un solo objetivo: encerrarse en privado a negociar con aquel gobernador ranchero amigo que era del presidente Luis Echeverrí­a ílvarez, comadres que eran las esposas de ambos, Marí­a Esther Zuno y Teresita Peñafiel.

Se encerraron en el hotel Emporio aquella mañana. Desayunaron. Hablaron. Negociaron.

Luego, molesto, iracundo, serio, Fidel Velázquez salió de la suite solo y dijo a don Pepe Vasconcelos:

“Vámonos”.

Luego, le explicarí­a la reticencia del gobernador que se empeñaba en su candidato y lo alentó:

“Te registraré en el CEN del PRI como el candidato de la CTM y desde allá lucharemos”.

Nunca pudo don Fidel traspasar la barrera, el muro de Berlí­n, que era Hernández Ochoa. Sin embargo, el candidato de Hernández Ochoa, Mariano Moreno, enfrentó un opositor en el doctor Marco Antonio Castellanos, quien fuera lanzado por el PARM. Y derrotara al PRI, en una de las primeras grandes derrotas para el partido tricolor en Coatzacoalcos.

Nunca más don Pepe la buscó. Se clavó por completo en el liderazgo petrolero aprendiendo la lección, dice su hijo Carlos M. Vasconcelos:

“El lí­der sindical a lo suyo. Y los polí­ticos a gobernador. Y cada quien con la raya marcada”.

EL CANDIDATO LOCAL Y EL CANDIDATO DEL ALTIPLANO

La historia tiene un mensaje claro en el Veracruz del llamado sexenio próspero:

Hay un precandidato priista a gobernador de dimensión local, que es el senador Héctor Yunes Landa.

Y hay un aspirante y suspirante priista a gobernador de dimensión nacional, es decir, apoyado por grupos polí­ticos del altiplano, que es el senador Pepe Yunes Zorrilla.

La vieja, antigua, milenaria y legendaria lucha entre el llamado localismo empobrecedor y el altiplano, la sede de los poderes federales.

La aldea contra la metrópoli.

Javier Duarte, el padrino de Héctor Yunes, ante Luis Videgaray, Fernando Aportela y José Antonio Meade, los padrinos de Pepe Yunes.

Sin descartar que Yunes Landa tiene otros puentes de plata para llegar a Los Pinos, a saber, Manlio Fabio Beltrones, César Camacho Quiroz y Alfredo del Mazo González, el tlatoani del grupo Atlacomulco, a quien Enrique Peña Nieto llama tí­o.

Duarte, pues, el Hernández Ochoa de 1974-1980, y los Videgaray y demás, los Fidel Velázquez de entonces.

EL LíDER EN SU MUNDO SINDICAL

Por eso, ahora, mientras llega el tiempo de que la moneda en el aire se acomode y caiga con el humo blanco del candidato priista, Carlos Vasconcelos está dedicado a su sindicato nacional, cuya fuerza polí­tica y social puede medirse a través de lo siguiente:

Ellos quedaron con el contrato del proyecto Etileno XXI, en Nanchital, donde tienen unos 17 mil trabajadores en activo y cuyo contrato laboral durará hacia fin de año.

Pero también lidera a miles de trabajadores de los rubros más insólitos, como es, por ejemplo, el primer sindicato de cultores de belleza del sur de Veracruz, todos homosexuales.

Vasconcelos Guevara, en efecto, sigue participando en polí­tica sindical; pero lejos de la polí­tica polí­tica, sin caer alucinado por el canto de las sirenas con un cargo público, desde una regidurí­a a una presidencia municipal.

Y, en contraparte, y con cargo a las cuotas sindicales cada ocho dí­as obsequia despensas alimenticias y escolares en las colonias populares de Coatzacoalcos porque la miseria y la pobreza son muy canijas.

Pero, además, porque miles de los trabajadores afiliados a su Federación viven en tales asentamientos humanos irregulares, incluso, hasta en el pantano.


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