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A Mil por Hora
Sábado 09 mayo, 2015

El asesinato de Columba

El gabinete policiaco del gobierno de Veracruz está obligado a esclarecer el secuestro y crimen de la estudiante de 16 años
Ha trascendido un ajuste de cuentas de malosos donde Columba fue la ví­ctima de la barbarie
En otros crí­menes se habló de malas amistades, pero nunca, jamás, la autoridad demostró los hechos
A mayor impunidad la inseguridad se multiplica

Luis Velázquez/Foto 3 de Yerania Rolón

  • Columba Campillo. Un feminicidio más

  • Arturo Bermúdez. Veracruz sórdido

  • Bravo Contreras. Crudeza de los hechos

Hoy será sepultada Columba Campillo, la chica de 16 años, estudiante del Colegio Villa Rica, que fue levantada en el bulevar cuando practicaba sus ejercicios diarios.

Pero, además, golpeada y asfixiada con una bolsa y según parece, ultrajada, y arrojada en un lote baldí­o de Boca del Rí­o.

Es decir, la barbarie total.

Por supuesto, nada justifica que los autores, sea(n) quien(es) sea(n) haya consumado la atrocidad que, bueno, y por desgracia, enlista los feminicidios ocurridos en el estado de Veracruz, los últimos de un par de mujeres en Agua Dulce.

Al mismo tiempo, está el secuestro de otra chica universitaria, Melissa, de la UDICA, donde cursa la carrera de Administración, y por quien, según ha trascendido, piden un millón de pesos de rescate, la misma cantidad que, se afirma exigí­an por Columba, aun cuando, hasta donde ha trascendido, sólo hablaron una vez a su casa estableciendo el precio del rescate y después la comunicación se cortó.

Hasta el momento del desenlace fatal, en que los familiares recibieron al Fiscal General de nueve años en la oficina de Boca del Rí­o con mentadas de madre.

Era Columba una chica de 16 años, apenas, apenitas naciendo a la vida. Mejor dicho, ni siquiera, quizá, habrí­a comenzado a vivir.

Nada explica ni menos, mucho menos, justifica la acción. Pero, al mismo tiempo, habrí­a de separar un hecho de otro, pues aun cuando en un principio fue filtrado que se trataba de una venganza amorosa, lo que resulta inverosí­mil, también hay la versión de que más que una pasión rencorosa se tratarí­a, digamos, de un ajuste de cuentas, donde Columba fue la ví­ctima.

Pero, además, la ví­ctima con mucha, demasiada, excesiva saña.

Y quizá por eso mismo las madres de los desaparecidos (y secuestrados y asesinados) en el puerto jarocho están convocando a una marcha mañana domingo a las 10 horas que partirá del llamado Tranví­a del recuerdo, frente al parque Zamora.

PROHIBIDO GUARDAR SILENCIO

Tal cual, y dada la investigación preliminar, ha trascendido de un posible ajuste de cuentas que se deriva del entorno familiar y en donde se cruzan y entrecruzan intereses policiacos y de un grupo de malosos.

Pero, también, rápido y furioso, el Fiscal ha dicho que la investigación apunta a una banda de juniors conocida como Los Porkys de Costa de Oro, donde viven con sus padres, en alusión a aquella bandita de Los Porkys de Xalapa en el alemanismo y a la que pertenecí­an, entre otros, hijos de funcionarios del gabinete legal del gobernador Miguel Alemán Velasco, algunos de los cuales son figuras polí­ticas.

Ya revelará la investigación en caso de conocerse los hilos consanguí­neos de un feminicidio más que acentúa el dolor familiar, y más como en el caso, por tratarse de una menor de edad y estudiante.

Más aún, ya se verá, sea cual sea el resultado, si la Secretarí­a de Seguridad Pública y la Fiscalí­a General de nueve años lo revelan, pues en casos interiores, y por alguna razón, han preferido el silencio ominoso.

Así­ fue, por ejemplo, en los años 2011 y 2012 cuando unos reporteros y fotógrafos fueron secuestrados, ejecutados, mutilados y tirados en la ví­a pública y en donde las filtraciones oficiales siempre aseguraban que se trataba de un ajuste de cuentas de los malosos, y sin embargo nunca, jamás, en ningún momento fue aportada una prueba, un testimonio inapelable, la crudeza de los hechos por más sórdidos que fueran.

Incluso, el gremio reporteril llegó a dividirse según sus intereses entre quienes defendí­an y satanizaban a los colegas, bajo el argumento de quien se mete una ocasión se vuelve un atrapado sin salida.

La familia Campillo tiene un nombre y un prestigio que cuidar. Y en la otra orilla está la responsabilidad constitucional del gobierno de Veracruz (Secretarí­a de Seguridad Pública y la Fiscalí­a) de velar por el Estado de Derecho, que en lenguaje llano significa garantizar la seguridad en la vida y en los bienes.

Y, bueno, en caso de que una vida humana se pierde, trabajar con eficacia para evitar la impunidad.

Está claro: en Veracruz la muerte parece tener permiso, oh Edmundo Valadés, porque la impunidad se ha instaurado desde hace rato, bajo la fórmula polí­tica y quí­mica y social de que a mayor impunidad… mayor inseguridad.

Nadie quisiera una muerte más.

Y por eso mismo ha sonado la hora de que tanto el general de West Point condecorado por la Interpol, Arturo Bermúdez Zurita, y el Fisca, Luis íngel Bravo Contreras, muestren el abolengo de que se ufanan, esclareciendo con hechos y resultados convincentes el secuestro, tortura y crimen de la estudiante de 16 años se llegue hasta donde se llegue.

Lo peor será que teniendo más que los pelos de la burra en la mano, la burra completa, una vez más guarden silencio.


3 comentario(s)

Marketer 11 May, 2015 - 16:25
¡Qué pésima redacción y que horrible gramática!
Qué lástima que quieran decirnos algo, pero más lástima el hecho de que lo hagan y lo hagan horriblemente.

11 May, 2015 - 15:50
q renuncie duarte,,,,no sabe gobernar

10 May, 2015 - 01:41
DIOS LAMENTO MUCHO Y LE DOY MIS CONDOLENCIA A SUS PADRES. PERO LA GENTE QUE HISO ESTO NECESITAN SER AFUSILADO., UNA NIÑA HIJOS DE TODA SU PUTA MADRE. DONDE ESTA EL GOBIERNO

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