otorgado patentes de aspirantes al ejercicio del notario y en la lista aparece Cecilia del Carmen Brito Gómez.

Es decir, Carlos Brito sigue en la faena polí­tica, claro, como un principio rector de estarse moviendo, porque quien deja de moverse, como dice El chilapas, el mesero jubilado del café de La Parroquia, 205 años, se muere.

Pero, además, porque el cargo le sirve para traficar influencias en favor de su familia.

Y también, claro, obra pública para su compañí­a constructora que tiene con un prestanombre, siguiendo la sabia enseñanza de los otros asesores de Duarte, José Murat Casat con El oaxaco, y Enrique Jackson Ramí­rez, con la empresa de su hijo.

Claro, la patente de aspirante al ejercicio de notario para Cecilia del Carmen Brito Gómez lo pudo haber cabildeado en forma directa con el gobernador, tan generoso que es con los suyos, por más que lo acusen de bipolar, temperamental, influenciable y cambiante.

Pero, de igual manera, Brito Gómez lo pudo cabildear en forma directa con su discí­pulo Raúl Ramos Vicarte, director del Registro Público de la Propiedad, quien en el fidelato logró una notarí­a para uno de sus hijos con sede en Alvarado y puede chambear en la zona conurbada Veracruz/Boca del Rí­o, como es el caso, por ejemplo, de Enrique Levet Rivera, cuyo padre, Enrique Levet Gorozpe, dueño del FESAPAUV desde hace un par de décadas, también le allanó el camino.

Así­, mátalas callando ha llevado su vida el poderoso subsecretario de Gobierno de don Rafael Hernández Ochoa, Brito Gómez, cuya fuerza polí­tica fue insuficiente para quedarse con la candidatura a gobernador que le ganara Agustí­n Acosta Lagunes.

Pero desde entonces, y con un bajo perfil, fortaleció su cacicazgo en Coatzacoalcos que ahora le ha quitado uno de sus alumnos, Marcelo Montiel Montiel, delegado federal de la Secretarí­a de Desarrollo Social, y quien desde su paso como alcalde ha puesto y quitado sucesores y también manejando la diputación local, a veces, y la federal, otras.

ASESORES DE SÚPER LUJO

Ahora, tiene a su lado a un equipo de fieles seguidores que lo acompañan desde Hernández Ochoa y que han envejecido juntos, pero con la misma estrategia y mañas de entonces, como fuera, que entre todos blindaban al gobernador y se adueñaban de sus neuronas a partir de chismes y de intrigas en contra de sus adversarios y enemigos.

Por ejemplo, en aquel entonces como unos duendes del tapanco se le fueron encima a Pepe Miranda Virgen, el primer jefe de prensa de Hernández Ochoa, y como nunca, jamás, se les doblegó a ellos, entonces, entre todos, con Brito a la cabeza hablaron al oí­do del gobernador hasta que lo despidió para imponer a su vocero como traje a la medida, que fuera Lino Villanueva.

Tal cual, ahora también echan montón a Javier Duarte y cada uno de ellos (Brito, Gonzalo Morgado Huesca, José Luis Salas, Raúl Ramos Vicarte y Adolfo Mota, entre otros) calientan al góber y se salen con la suya.

Una de ellas, la patente de aspirante al notariado.

Y es que, bueno, el contribuyente que paga impuestos y el ciudadano que sufraga en las urnas sigue preguntándose el tipo de asesorí­a que tanto Brito como Pepe Murat, Enrique Jackson y Rubén Aguilar Valenzuela, aquel de Lo que el presidente quiso dar entender, dispensan al gobernador, porque Veracruz es un desastre económico, social, educativo, de salud y de seguridad, por más que los boletines dibujen un mundo color de rosa que ni los mismos tecleadores creen…

Una duda. ¿También Brito Gómez gana el millón de pesos mensuales que, se afirma, cobran Pepe Murat y Enrique Jackson como asesores, que también lo fueron con Fidel Herrera?