En Orizaba, la madre de las batallas…
•En la contienda por la diputación federal se enfrentan dos proyectos
•El priista Fidel Kuri, con la frivolidad de sus Tiburones Rojos
•Y el panista Daniel Zairick, que con 221 días secuestrado representa la noche de los cuchillos largos que sigue padeciéndose en Veracruz
Dos mundos políticos y sociales están chocando en Orizaba, Veracruz...
Luis Velázquez
con los candidatos a diputados federales.
Fidel Kuri Grajales, priista, con su pan y circo a través de su equipo de fútbol, los Tiburones Rojos, desfilando en el pueblo hasta con los jugadores extranjeros, para ganar votos.
Y Daniel Zairick Aboumrad, el candidato azul, que en el año 2003, el V de Miguel Alemán Velazco, fue secuestrado durante 221 días, “los más terribles de mi vida” como relató en su blog.
Los dos son empresarios. Pero si Kuri siente que a través de los escualos se acerca al triunfo el 7 de junio, se trata de un mundo fatuo que en nada representa la vida cotidiana de los 8 millones de habitantes de Veracruz.
En contraparte, Zairick forma parte de la extensa y gigantesca, incalculable lista de personas y familias que de norte a sur y de este a oeste del territorio jarocho han padecido un secuestro, una desaparición, un asesinato, una sepultura en una fosa clandestina.
Y como en el caso apenas antier de una niña de 6 años, más un par de adultos, ajusticiados en Oluta, en el sur de Veracruz, allí mismo donde más adelante, en Coatzacoalcos, una niña de 5 años, Karime Alejandra, fue plagiada, desaparecida, asesinada y sepultada en una fosa clandestina.
Es más, y solo para quedarse en la región de Orizaba, mejor dicho, en la misma ciudad, allí fue secuestrada, desaparecida y asesinada la sobrina del arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios.
Y también la hija del exdiputado local, Víctor García Trujeque, a la que por fortuna pudo rescatar con vida luego del pago millonario.
Kuri, pues, como candidato priista a la curul federal, representa a la gente VIP, a lo más selecto de la sociedad como suele decir el magnate jarocho, Fallo Fuster.
Zairick, por el contrario, simboliza al Veracruz y, por añadidura, al país… sórdido que vivimos y padecemos.
Y más, como en el caso de Kuri, quien ya fue diputado federal, y ningún beneficio social para mejorar y dignificar la calidad de vida generó para el distrito, a excepción, claro, de su alianza empresarial con Víctor Flores Morales, dueño del gremio ferrocarrilero desde hace un par de décadas, cuyo testimonio puede advertirse con los Tiburones Rojos y un holding de casinos en la república.
EL VERACRUZ SÓRDIDO QUE NADIE QUISIERA VIVIR…
Se enfrentan, no obstante, un par de empresarios. Uno de ellos, Kuri, con la dualidad, empresario y político. El otro, Zairick, metido por vez primera a la política política, y más aún, en la disputa electoral, listo para probarse en las urnas.
Kuri ya ocupó una curul en el Congreso federal. Ahora, una vez más intenta regresar.
Quizá, le seduce la tarea, digamos, legislativa. Pero también, la pasarela para relacionarse con políticos del altiplano y ensanchar su horizonte, tanto político y humano, como empresarial. Los negocios para seguir creciendo.
Zairick, viviendo en lo que José López Portillo llamaba el localismo empobrecedor.
Pero, al mismo tiempo, el bienestar común como objetivo social, la mística y esencia panista.
Y, por añadidura, la tragedia que vivió con su familia y los suyos, tiempo aquel cuando el jefe máximo de los carteles era José Albino Quintero Meraz, preso hoy en el penal de Almoloya, por delitos contra la salud, cuyo centro de operaciones estaba en el puerto jarocho, de tal forma que hasta vecino era en el fraccionamiento Costa de Oro, en Boca del Río, del gobernador Miguel Alemán Velasco.
Era, entonces, el segundo sexenio de Quintero Meraz operando en un Veracruz como tierra fértil. Había iniciado en el chirinismo, con un bajo perfil, sin fuego cruzado ni muertos, y con una manifiesta y presunta alianza con la elite priista, pues se movía en la plaza como en su casa, dueño de horca y cuchillo.
Tal cual sucedió el plagio de Zairick, por cierto, el único secuestrado en Veracruz que ha contado la historia de su cautiverio, aun cuando la escritora María Esther Hernández Palacios publicó un libro intitulado Diario de una madre mutilada, la historia del secuestro y asesinato de su hija Irene y yerno en Xalapa la noche del 8 de junio, 2010, durante el fidelato.
De entonces, Patricio Chirinos Calero, 1992/1998, a la fecha, muchos cadáveres de personas secuestradas han aparecido flotando en los ríos Blanco y Coatzacoalcos, tirados en la vía pública y en los pozos artesianos de agua dados de baja y en cañaverales.
El Veracruz sórdido que nadie quisiera vivir…