•El Congreso de Veracruz se ha convertido en un fast track para las órdenes y acuerdos ordenados desde el poder Ejecutivo, en tanto la avasallante realidad social, económica, educativa, de salud e inseguridad les vale…

Ha caminado el Congreso local. Ha ejercido el poder desde el palacio Legislativo. Los dí­as se han ido en la firma de acuerditos.

El fast track para un notario público llamado a servir a la patria chica. El fast track para nombrarle un notario adscrito.

El fast track para aprobar licitaciones públicas de las secretarí­as del gobierno de Veracruz, aunque luego nunca, jamás, se conozca el desenlace.

El fast track para que un edil suplente rinda protesta porque el titular murió y/o se fue de migrante a Estados Unidos.

El fast track para otorgar otra vez el fast track a viejos programas sociales revolcados y presentados como novedad.

El fast track para declarar un dí­a del año el dí­a de la lucha vigorosa y férrea contra la obesidad y el sobrepeso.

El fast track para nuevas elecciones de alcaldes en municipios donde la suciedad se impuso a la transparencia en las urnas.

El fast track para aprobar dependencias fantasmas que sólo han nacido para tirar más incienso a la elite gobernante.

El fast track para aprobar por decreto los récord Guiness de todos los pueblos imaginados de norte a sur de la tierra jarocha.

El fast track para declarar que la comparecencia de los secretarios del gabinete en un informe más de gobierno fue pulcra, í­ntegra, honesta, impoluta, ejemplo nacional de honestidad.

El fast track a los presidentes municipales para establecer convenios administrativos con tal o cual dependencia estatal y/o municipal.

El fast track para aprobar por decreto un pueblo mágico más, así­ sea por mero protocolo burocrático y porque tal lo ordena el magnate turí­stico, el gordito Harry Grappa.

El fas track, en fin, para una Barbie caí­da del cielo sea ungida ideóloga educativa de Veracruz, a la altura, digamos, del prócer pedagógico de la nación, Juan Nicolás Callejas Arroyo.

EL MUNDO QUE LOS DIPUTADOS IGNORAN

Pero… dí­gase, por ejemplo, una por una, las leyes aprobadas por la LXIII Legislatura para enaltecer la vida cotidiana de los 800 mil indí­genas que habitan las siete regiones étnicas del Veracruz al que tanto cantara Pepe Guí­zar en el siglo pasado desde su casita en Mocambo y cantan ahora la soprano Olivia Gorra, Yuri y la gran Paquita la del barrio, aquella de “rata de dos patas”.

Dí­gase, por ejemplo, alguna ley que obligue y cada diputado le dé seguimiento, a que la Secretarí­a de Educación alfabetice a las 650 mil personas de 12 años de edad en adelante que no saben leer ni escribir en el siglo XXI, donde un montón de aventureros están listos para poblar el planeta Marte en un viaje sin retorno.

Dí­gase, por ejemplo, una ley que se esté aplicando al pie de la letra para evitar, disminuir, abatir, la migración de Veracruz a los estados fronterizos y Estados Unidos, creando, por ejemplo, fuentes de empleo en cada región donde la miseria, el hambre y la jodidez florecen como hongos y conejos en el corral.

Dí­gase si los diputados han presionado una y otra y otra y otra vez a la Secretarí­a de Seguridad Pública para rendir cuentas y proceder con energí­a y firmeza ante la terrible y espantosa inseguridad que se vive y padece cada dí­a y cada noche en la tierra jarocha.

Y, bueno, si los diputados están para normar la vida jurí­dica de Veracruz, entonces, resulta extraño, raro, inverosí­mil, bajo sospecha, perspicacia y suspicacia tanta impunidad con los secuestros, los desaparecidos, los ejecutados, las fosas clandestinas y las extorsiones que bañan con sangre el territorio jarocho.

Hoy, por ejemplo, el ciudadano común y sencillo sabe, como los diputados, que la inseguridad es la prioridad número uno.
Incluso, está consciente de que si volviera a respirarse la tranquilidad perdida, el nombre y el prestigio de Javier Duarte levantarí­a en el imaginario social.

Y sin embargo, el silencio del poder Legislativo.

LOS APÓSTOLES DEL GOBERNADOR

Es más, muchos de los diputados locales esperan el momento para solicitar un permiso al Congreso y lanzarse de candidatos a la curul federal para enrolarse en el Congreso de la Unión, el primero del presidente Enrique Peña Nieto.

Y un permiso porque si pierden en las urnas, con todo el cinismo del mundo, regresarán a calentar la curul que les permite un ingreso mayor a los cien mil pesos mensuales, más viáticos y gastos de representación, más asesores, más impunidad.

Y mientras, el destino social, económico, educativo, de salud y de seguridad de los 8 millones de habitantes de Veracruz… al demonio, que cada quien se las arregle como pueda.

Mitómanos como son, de candidatos a diputados “se cortaron la yugular” hablando de redimir a los pobres, miserables y jodidos.

Así­, la desigualdad social se ha multiplicado, imparable, de tal forma que la distribución de la riqueza sigue quedando en unas cuantas manos.

Y por el contrario, muchos, la mayorí­a quizá, se enriquece levantando el dedo, tirándose al piso para el paso de la elite priista, nombrándose apóstoles del gobernador…a cambio de canonjí­as y privilegios.

Es Veracruz, con toda su crudeza. (lvr)