•Antes de que la cúpula eclesiástica de Veracruz amenace con excomulgar a Juan Nicolás Callejas Arroyo, la ley de Convivencia del diputado Cuauhtémoc Pola nació muerta

La LXIII Legislatura de Veracruz es un apéndice del gobierno de Veracruz. Y si una duda existiera ahí­ está la iniciativa de ley de Convivencia para reconocer los derechos universales de los gays y lesbianas, y su legí­timo derecho a contraer nupcias y adoptar niños. Bloqueada. Denegada. Archivada. En todo caso, jugando la mayorí­a priista con el escore, conscientes y seguros de que está congelada. Muerta, pues, antes, incluso, de nacer.

El diputado del Movimiento Ciudadano, Cuauhtémoc Pola Estrada, la interpuso. Quiso así­ abanderar a los excluidos de norte a sur de Veracruz, la familia de la llamada diversidad sexual, en igualdad de circunstancias como ha ocurrido en otras partes del paí­s. El Distrito Federal, el primero. El estado de Guerrero, el último, a cuyo gobernador, íngel Aguirre Rivero, la cúpula eclesiástica amenazó con la excomunión… si la aprobaban.

En Veracruz, nunca serí­a necesario que la elite de la iglesia llegue a tales extremos. Aquí­, los poderes Ejecutivo y Legislativo están a las órdenes del arzobispo de Xalapa y los obispos de Veracruz.

Por ejemplo, Gerardo Buganza Salmerón fue nombrado secretario General de Gobierno, cierto, por haber peleado con Miguel íngel Yunes Linares y levantado la mano a Javier Duarte como candidato priista a gobernador, anunciando al mundo que de su triunfo en las urnas… él, Buganza, solito se encargaba.

Pero también porque atrás de Bugy (como le llaman los secretarios del gabinete) está la cúpula eclesiástica, que, incluso, se ha encargado de abrir camino a Duarte en el Vaticano para la foto cerca, cerquita, del Papa Francisco.

Otro ejemplo: el litigante Fernando Perera Escamilla, exagente del Ministerio Público, defendió al sacerdote pedófilo apodado “El lobo siberiano”, acusado de pornografí­a, incluso, hasta en el gobierno del Distrito Federal.

Y mientras Perera Escamilla lo defendió a ultranza en Veracruz y fue absuelto por la Procuradurí­a de Justicia, Miguel íngel Mancera, jefe de Gobierno en el DF, ha dicho que el expediente en su contra está abierto.

No obstante, Perera Escamilla fue premiado por el duartismo con la Comisión Estatal de Derechos Humanos… a petición de la iglesia.

Más aún: el arzobispo Hipólito Reyes Larios fue el más fidelista de todos y también es el más duartista.

Y, bueno, antes, mucho antes de que la autoridad eclesiástica de Veracruz se enoje con el gobierno del estado, desde el palacio ejecutivo la orden fue expedida al profe Juan Nicolás Callejas Arroyo, el máximo pastor del Congreso: la ley de Convivencia de Cuauhtémoc Pola quedará congelada.

Congelada está. Y congelada seguirá…por más que uno que otro diputado de pronto “se lave las manos como Poncio Pilatos” y la defiende para quedar bien, más que con Cuau, con la diversidad sexual, cuya cofradí­a se ha extendido, ni hablar, la carne llama, a los puestos públicos.

Por eso, el dipu Cuau ya es conocido como el abogado de las causas difí­ciles y desamparadas que, bueno, solo lo llevan un ratito a la pasarela mediática, pero luego igual que los petardos: primero, mucho show con sus luces artificiales, y luego, el humo, el limbo, la nada.

LOS LEVANTA/DEDOS DE CALLEJAS ARROYO

Apéndice del gobierno del estado, la Legislatura tiene mayorí­a priista. Y, bueno, arrasa si se considera el voto fácil de los diputados de sus partidos satélites. Se vuelven una aplanadora con el sufragio de una parte del PAN, PRD, Panal, el AVE y el PV.

Pero al mismo tiempo, se traslucen como un Congreso sin ningún sentido ni voluntad democrática. Levanta-dedos les llamaban en el siglo pasado. Vasallos del poder Ejecutivo les decí­an los académicos. Ahí­ solo manda el jefe máximo del Poder Ejecutivo. El góber, pues, llámese como se llame, pertenezca al partido polí­tico que sea.

Javier Duarte, pues, imponiendo su ley.

Aplanadora absoluta, por ejemplo, para aprobar de una terna al palomeado para procurador de Justicia.

Aplanadora para cosas nimias, como cambiar de nombre a una Barbie.

Aplanadora para que el Congreso haya aprobado 23 créditos con un monto de 41 mil millones de pesos del 15 de diciembre, 2010, a la fecha, más uno más, se afirma, en puerta.

Por eso, la mayorí­a de diputados bailan, no con la más fea de la fiesta como aquel, sino con todas las iniciativas de ley y acuerdos que les ordene el pastor Juan Nicolás Callejas Arroyo, porque saben que más temprano que tarde serán premiados, ya con un bono excepcional, con un carguito público, con el cargo siguiente de elección popular, desde la alcaldí­a hasta la diputación federal.

Más todaví­a, con toda la impunidad del mundo tanto del ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, como de la Comisión de Vigilancia del Congreso, para los alcaldes favoritos de su distrito.

MIEDO ATROZ A LA CÚPULA ECLESIíSTICA

¡Ah!, pero, además, cuidadito y un diputado se sale del huacal porque entonces, primero, la congeladora, donde nunca, jamás, volverá a tener juego para subir a la tribuna, pero además, y segundo, excluido del paraí­so será reducido a la nada en viáticos y en concesiones y privilegios, como por ejemplo, Renato Tronco, quien faltó durante 20 sesiones, y como si nada.

Por eso, incluso, el cortejo a Callejas Arroyo para quedar bien, tenerlo contento, hacerlo feliz, de igual manera como los miles de profesores de la sección 32 del SNTE le rinden pleitesí­a, en ningún momento porque admiren sus logros y méritos educativos y en la pedagogí­a nacional (Enrique Rébsamen, Enrique Láubscher, Rafael Delgado, etecé), sino para conseguir una plaza.

Así­, con la aplanadora legislativa de por medio, ay de los incómodos, rebeldes, contestatarios e indeseables.

La iniciativa de ley de Convivencia nació muerta. Como también quedó casi casi muerta aquella iniciativa de ley sobre el trato a los animales. Claro, claro, claro, la aprobaron; pero sólo condenando el maltrato a los animales domésticos donde, bueno, son mascotas y mascotas morirán, llenas del cariño de los niños.

Pero, en contra parte, nunca prohibieron las corridas de toros ni las peleas de gallos ni los animalitos en los circos.

Sólo Cuau Pola finge tener viva a la ley de Convivencia. Y, en todo caso, tiene en contra, en ningún momento a Callejas Arroyo, el más dócil de todos al jefe máximo, sino a la iglesia. El arzobispo. Los obispos. Los sacerdotes. Las monjas. Y los feligreses, pues todaví­a hay quienes tiemblan cuando les hablan de la excomunión y del diablo y de la resurrección de los muertos y del dí­a del juicio final… (lvr)