Y nadie está a salvo. Una osadía y temeridad alardear el libramiento de la muerte violenta.
Por ejemplo, el lunes ocho de diciembre. Dos ganaderos ajusticiados.
Uno, en Isla. El otro, en San Juan Evangelista.
En San Juan, en la comunidad Benito Juárez. El ganadero, acribillado cuando verificaba las reses que compraría. En Isla, el ganadero, secuestrado, torturado y asesinado.
En San Juan, Romel Caballero Escobar. En Isla, Bartolo Cantellano Santos.

PASAMANOS: En medio de la sangre escurriendo en los cuatro puntos cardinales y los cadáveres de mujeres y hombres, la Biblia del llamado Segundo Piso de la Cuarta Transformación:
“El índice de violencia ha bajado mucho. Muchísimo”.
Y si hay hechos violentos son “hechos aislados” como cacarea la góber.
Un año y una quincena, no puede. No ha podido. Se ignora si con los meses y los años podrá apegar sus dichitos en la realidad.
En el sexenio pasado lo profetizó el góber Agustín Silvestre Acosta Lagunes:
“Ni modo, la violencia es inevitable”.
Y ni modo, “la vida es así y qué le vamos a hacer”.

CORREDORES: Como premisa universal habrían asesinado al par de ganaderos por el cobro del famoso “derecho de piso”.
Quizá porque durante un tiempo lo pagaron y luego se desistieron y los malos presionaron hasta llegar al crimen.
Lo más fácil es y sería enmarcando malas amistades.
Acaso venganzas personales. Unos, los asesinos físicos. Otros, los asesinos intelectuales, aquellos pagando una cuota para matar a los adversarios, opositores y enemigos.
Sea como sea, y por lo pronto, el par de crímenes en las horas del mismo día cuando la nueva fiscal general de Veracruz tomara posesión.
¡Vaya bienvenida!
En todo caso, los sicarios exhibiendo el puño y las bíceps.

BALCONES: Lo ideal es y sería “la justicia pronta, rápida y expedita”.
Es decir, el operativo eficaz y eficiente de la fiscalía general para aprehender a los homicidas físicos.
Y a reserva de averiguar los nombres de los homicidas intelectuales.
Únicamente así, podría entenderse, la respuesta de la Fiscal Lisbeth Aurelia Jiménez para hacer justicia.
Entre más días transcurran sin una acción concreta, la impunidad se multiplica.
Y al ratito, el archivo muerto resulta avasallante. Y sin la punta del iceberg en la mano y el puño para dar el siguiente paso.

PASILLOS: Por lo pronto, anótese el 8 de septiembre con el par de ganaderos acribillados, pues el reloj sigue marcando las horas como cantara Roberto Cantoral aquella noche en París cuando su amada, una intérprete, lo dejó en el teatro para continuar su gira mundial.
El par de ganaderos asesinados… los primeros dos desafíos para la Fiscal Jiménez.
Más cuando la gobernadora acuñó frase bíblica:
“Vamos a instaurar la paz en el Estado”, dijo, ya sin Verónica Hernández Giadáns, ajá. (lv)