Ahora, en Coatza, en el templo Santuario de Guadalupe.
Alimentos y hospedaje en el templo.
Los feligreses aportando donativos y apoyos.
Desde la despensa hasta dinerito en efectivo para otros pendientes y atenciones.
Y para los peregrinos procedentes de Tabasco, Chiapas y Yucatán camino a la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, la metrópoli más grande del mundo.
Y en un Veracruz que de acuerdo con el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra "es un fosario".
Un fosario de migrantes.
Veracruz, caray, considerado el peor lugar del infierno para los migrantes.
Secuestrados por los malandros para exigir una recompensa.
Plagiadas las mujeres, incluso, y de acuerdo con la fama pública, para la prostitución.
Los hombres migrantes para habilitarse como sicarios.
Incluso, los migrantes agarrando otros caminos a la frontera norte y sin pasar por un infierno llamado Veracruz.
En Amatlán y Coatzacoalcos, una especie de paraíso solidario.
El buen corazón, corazón solidario, de parte de la población jarocha.
Coatza, el puerto de entrada de los migrantes sureños a Veracruz.
"La bestia", así denominados los vagones del ferrocarril para trasladarse de sur a norte los ilegales.
Todos, huyendo de sus pueblos.
Unos, por la violencia recrudecida de los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malandros y malosos.
Otros, huyendo de la miseria, la pobreza y la jodidez.
En la realidad, huyendo de la fallida política económica para animar y reanimar la creación de empleos.
En América Central, igual, igualito como en México.
Más de cuarenta millones de paisanos en Estados Unidos.
Y de los cuales, un millón son originarios de Veracruz.
Con todo y el presidente Donald Trump, EU como la gran posibilidad económica para los migrantes y sus familias.
Un viaje desgarrador de sur a norte.
Por eso, la grandeza humana de Veracruz con el par de refugios para migrantes y peregrinos.
En Coatza, en un templo.
El presbítero y los feligreses.
Y, claro, en el camino muchas iglesias donde (digamos, solo digamos) pudiera reproducirse el modelo del templo Santuario de Guadalupe.
La solidaridad, por ejemplo, manifiesta en La Perla donde en la fiesta patronal un millón de flores serán colocadas en la facha de la parroquia Santa María de Guadalupe.
Cuarenta toneladas de flores y frutas naturales.
Gran atractivo turístico, por cierto.

2 ("Haz el bien sin mirar a quién")

Extraordinario ejemplo de "Las Patronas" de Amatlán.
Y ahora, del "Santuario de Guadalupe" en Coatzacoalcos.
La más impresionante solidaridad humana.
Más considerando a los padres de familia (madre y padre) cargando a los niños menores y tomados de la mano soñando con llegar a la frontera norte y cabildear el posible ingreso a Estados Unidos.
Incluso, mujeres migrantes embarazadas.
En muchos casos, además de la alimentación y el hospedaje, el obsequio de ropa y zapatos.
Incluso, hasta carriolas para empujarse con el bebé reposando.
La feroz cacería de migrantes en México acometida por los carteles y las bandas.
La cacería de migrantes nadando en el río Bravo.
Y caminando en el desierto.
Y la policía migratoria de EU esperando el momento para cazarlos.
El antecedente histórico: Durante treinta años, los judíos huyendo de pueblo en pueblo soñando con la tierra prometida.
En el caso, la tierra prometida para los migrantes es la nación más poderosa de la tierra.
En México, la migración a EU inició con Porfirio Díaz Mori.
Y desde entonces, "el infierno tan temido".
La migración como un destino para miles y miles de seres humanos.
Y los peregrinos viajando del sur del país camino a la Basílica.
Y el Santuario de Guadalupe como una especie de paraíso terrenal.
Sopita bien calientita para encender los huesos.
Guisadito como comida fuerte.
Agüita fresca.
Un cafecito de olla.
La solidaridad jarocha en su más elevado decibel. (lv)