Pendientes de la fiscal general
1 (“Justicia pronta, rápida y expedita”, ajá)
La nueva fiscal general de Veracruz se “sacó la rifa del tigre”.
1) Un Estado revolcado y turbulento por tanta impunidad. La plegaria generalizada.
2) Veracruz, campeón nacional en feminicidios. Y en la impunidad el mayor número de casos. Y de ñapa, más de mil niños huérfanos de madre. Y quizá, quizá, quizá, en la desolación familiar.
3) Veracruz, entre los primeros cinco lugares nacionales en desaparecidos. El legítimo reclamo desoído. Como si los secuestradores tuvieran un pacto superior para estar blindados.
4) Veracruz, con cuarenta Colectivos integrados por padres con hijos y parientes plagiados y desaparecidos. Además, los Colectivos, pitorreados desde el poder público de Veracruz. La oferta consabida, por ejemplo, de anteriores Fiscales de reuniones prontas, rápidas y expeditas. La oferta incumplida del secretario General de Gobierno, Ricardo Ahued Bardahuil, de una reunión con los Colectivos cada semestre, dijo, ajá.
5) Los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros, multiplicando la violencia y ningún jefe superior detenido. Quizá por ahí uno que otro sicario.
6) El número insólito de hombres asesinados.
7) Los ríos y lagunas de Veracruz, convertidos en los panteones particulares de los carteles. Y ningún detenido al momento. Los carteles moviéndose y operando como si fueran dueños únicos y exclusivos de la entidad jarocha.
8) Cientos, miles quizá, de expedientes y averiguaciones previas en el archivo muerto. Más en un Veracruz escurriendo sangre y cadáveres por todas las orillas. Un cadáver hace olvidar el anterior y el anterior y el anterior. Y en automático, la impunidad floreciendo en el surco fértil.
9) Todo indica, la secretaría de Seguridad Pública caminando por un lado y la fiscalía general, por otro.
10) Una población en Veracruz cada vez más descreída de la procuración de justicia. Los Colectivos protestando lo documentan y certifican. Dura y ruda “cruda realidad”: por un lado, el desempleo, el subempleo, los salarios pichurrientos y la migración a Estados Unidos con la feroz cacería de ilegales, ordenada por el presidente Donald Trump. Y por el otro, secuestros, desapariciones, extorsiones, asesinatos y fosas clandestinas. Y la falta de eficacia y eficiencia de la fiscalía general. “Sea como sea”.
11) En vez del Palacio de la Justicia la fiscalía general, el Palacio de la Impunidad. Peor, mucho peor, cuando en el palenque público la desconfianza ciudadana en las corporaciones policiacas. Policías estatales. Policías municipales. La Policía Ministerial, la posibilidad de la esperanza.
12) Ta’canijo cuando escuchando las dianas del adiós, adiosito, la ex fiscal general ofreció recompensas de 350 (trescientos cincuenta) mil pesos a los ciudadanos aportando datos concretos y específicos para localizar a personas desaparecidas y también a los (presuntos) transgresores de la ley. Una oferta, por cierto, sin ninguna respuesta. La demagogia pura. “La tomadura de pelo”. Casi casi como en el viejo oeste en filmes cinematográficos de Clint Eastwood. Y los hermanos Almada en México.
13) Al momento, diecisiete políticos asesinados en Veracruz y en la era Nahle. Más una periodista. Más un reportero desaparecido. (Más los feminicidios. Más los secuestrados. Más los desaparecidos). La nueva fiscal general de la República, Ernestina Godoy, ha asestado el primer gran manotazo. La detención del ex gobernador de Chihuahua, César Duarte. En su sexenio, desfalcó al Estado. En el trascendido, Godoy va ahora por otro exmandatario. El panista Francisco García Cabeza de Vaca. Por delincuencia organizada y tráfico de hidrocarburos.
14) Una fiscalía general de Veracruz con cortocircuito con la población. Duro y rudo cuando la mayoría poblacional está jodida en materia económica. Y de ñapa, en la procuración de justicia. Feminicidios, en la impunidad. Secuestros, en la impunidad. Desapariciones, en la impunidad. Crímenes, en la impunidad. Fosas clandestinas, en la impunidad.
15) Cientos de cadáveres en los Institutos de Medicina Forense esperando turno para la identificación.
16) Los Colectivos tratados por la fiscalía general (y desde otros fiscales) como si fueran pordioseros. Pedigüeños de la justicia. Pediches. Limosneros. Y en la entidad federativa, Veracruz, donde nacieron. Crecieron. Y se desarrollaron.
17) La desconfianza social en la fiscalía general. En las fiscalías regionales. En los Agentes del Ministerio Público. En los jueces. Si en una acera de la calle, un ciudadano mira venir a un policía. Y en la otra acera a un hombre con cara de ladronzuelo, millón de veces preferir la acera del ladrón. El ladrón roba y huye. En la fama pública, el policía madrea, roba, detiene y lleva preso al ciudadano.
18) Con Verónica Hernández, una fiscal general lejos de la población. Y de las ONG. Y de los Colectivos. Y de los ciudadanos. El desdén y el menosprecio. Ni hablar: en todo caso, debía el cargo público a Cuitláhuac García Jiménez y Éric Patrocinio Cisneros Burgos. Por eso su frase bíblica: “Aquí mando yo”. Siempre en las alturas palaciegas. Bien pudo exclamar: “Mi reino no es de este mundo”. Por algo fue “la flor más bella del ejido” en su pueblo, Santiago Tuxtla. Más, mucho más se gana con actuar y operar “a ras del suelo, a ras del piso”. Una era burocrática ha iniciado en la procuración de justicia en Veracruz. En los días y los meses se conocerá el nuevo estilo personal de ejercer el poder.
19) Muchas recomendaciones desoías en la fiscalía general emitidas por la Comisión Estatal de Derechos Humanos y la Comisión (nacional) de Derechos Humanos. Más, porque eran un trío de mujeres enfrentadas y confrontadas. Y, bueno, si tal fue el trato al par de Comisiones, peor, mucho peor, el trato a los Colectivos.
20) El ejercicio del poder público con mucha, demasiada, excesiva soberbia. El día cuando en los cines de Xalapa estrenaron la película “Mujercitas” en una versión cinematográfica más, la fiscal general asistió a función de la noche en la plaza de “Las Américas” acompañada de escoltas. (lv)

