En la era Nahle, por ejemplo, planas de publicidad y propaganda en la prensa escrita con la siguiente leyenda bíblica: “Por amor a Veracruz. Educación para todos”.
Un año después de iniciado el sexenio femenino, “la cruda realidad”:
550 (quinientas cincuenta) mil personas de 14 años de edad en adelante, sin saber leer ni escribir.
Y quizá, quizá, quizá, como Pancho Villa copiando su nombre de su nombre escrito por un amigo.
De ganchito en ganchito.

DOS. Merolicos de la educación

Un millón de paisanos con la escuela primaria inconclusa. Analfabetas, pues.
Otro millón de paisanos con la secundaria incompleta. Analfabetas.
600 (seiscientos) mil paisanos con el bachillerato a medias. Y por añadidura, con graves y duras y rudas limitaciones para aspirar a un empleo digno y pagado con justicia laboral.
Tantos gobernadores y titulares de la SEV han ocupado la silla embrujada y el saldo anterior resulta desolador.
El fraude. La estafa. La gran estafa.
Los merolicos pedagógicos.
El rollo. El chorizo.
“De lengua… me como un taco y atraganto”.
Pero, bueno, ahora, y “por amor a Veracruz… Educación para todos”.
Tengamos fe. Fe “a prueba de bomba”. Y esperanzas. Sólidas esperanzas.
¡Hosanna, hosanna!

TRES. ¡Vaya improvisaciones!

Más cuando hoy al frente del Instituto de Educación para Adultos fue impuesta una chica con el antecedente de analista en la secretaría de Seguridad Pública.
Es decir, de tratar con policías y con policías como objeto y sujeto de estudio a empujar la carreta destartalada de la educación y la calidad educativa.

CUATRO. La realidad es peor:

· Veracruz en el sótano de la calidad educativa nacional. En los últimos lugares.
· Veracruz, campeón nacional en bailable regional con “La bamba” y “El tilingo lingo”.
· La deserción escolar. Sobre todo, en las regiones indígenas y campesinas. Cada año, los niños son sacados de la escuela para irse con los padres al corte de café, cítricos y caña de azúcar. Y aun cuando son menores significan una mano de obra para mejorar el jornal.
· La SEV, utilizada como trampolín para escalar cargos públicos. Entre otros, la búsqueda de la candidatura a gobernador.
· Tantos dimes y diretes con los sindicatos magisteriales. Y tomas de escuelas.
· Escuelas, además, tomadas por los padres de familia pues los hijos suelen estar varias semanas, meses, sin profesor.
“Por amor a Veracruz… Educación para todos”.
Ta’gueno.

CINCO. ¿Niños felices en la miseria?

En la plana propagandística de “Educación para todos, por amor a Veracruz”, las fotos de tres niños.
Dos niñas y un cinco sonrientes. Dichosos. Felices. Aplaudiendo. Sonrisa tamaño sandía.
¿En las regiones indígenas (un millón de habitantes) y en las campesinas (dos millones), los niños serán dichosos y felices como cacarea y festina la página publicitaria de la era Nahle?
Mucho se duda.
Ningún niño, por ejemplo, puede ser feliz en la miseria, la pobreza y la jodidez familiar.
Y aun “cuando pasado un ratito todos se acostumbran”, el gravísimo pendiente de salud y educación está vigente.
Una puñalada social en las neuronas y los corazones (y hasta los hígados) de un “pueblo que sabe reír y cantar”. (lv)