En la comunidad Chalahuite, la fosa descubierta. Primero, tres cadáveres. Dos mujeres y un hombre. Otro cadáver, de un hombre, descubierto.
Uno más.
La secretaría de la Defensa Nacional, a través de los soldados, a cargo, en la vigilancia.

PASAMANOS: Duro y rudo: en los cuatro puntos cardinales del territorio jarocho, las fosas clandestinas.
El ultra contra súper cementerio privado de los carteles y cartelitos. Sicarios y pistoleros. Malosos y malandros.
El primero en jalar la cobija de las fosas fue el sacerdote de la Teología de la Liberación, José Alejandro Solalinde Guerra.
Y muchos años después, Veracruz, “a imagen y semejanza”.
Con todo y considerando las Caritas Sonrientes de la cultura de Mesoamérica. Y la historia de “un pueblo que sabe reír y cantar”. Y de paso, los carnavales en cada demarcación, las fosas clandestinas nombrando y renombrando al Veracruz de Agustín Lara, Toña la negra, Paquita la del barrio y Yuri.

CORREDORES: Cierto, cierto, cierto, el resto de la nación está igual. O peor, miremos con optimismo.
Pero al mismo tiempo, allá cada gobernador y jefe del Poder Ejecutivo estatal enfrentando y solucionando los pendientes sociales.
Las fosas como el terror y el temor, el pánico y la impotencia, el miedo y “el miedo al miedo”, la vida a la orilla del precipicio.

BALCONES: Pocos, excepcionales, municipios a salvo del terrorismo.
Ya con fosas clandestinas.
Con casas de seguridad para retener a personas secuestradas.
Malosos y malandros cobrando la famosa cuota del llamado “derecho de piso”.
Los ríos y lagunas y pozos artesianos de agua dados de baja y caminos convertidos en panteones particulares de los carteles.
Unos cuarenta Colectivos integrados por padres con hijos y parientes secuestrados y desaparecidos buscando a los suyos.
Y con mucha fe y gigantesca esperanza.
“Veracruz de moda” en el concierto nacional y latinoamericano.
El infierno social jamás imaginado. Nunca deseado. Apenas, apenitas, mirado en las películas del oeste.
Clint Eastwood y los hermanos Almada.

PASILLOS: Fosa clandestina en Tuxpan.
Un hecho más para agregarse a la hazaña histórica de Fidel Castro Ruz y Ernesto el Che Guevara y ochenta cubanos barbudos partiendo de Santiago de la Peña en el siglo pasado a Cuba para derrocar al dictador Fulgencio Batista.
¡Ay, los hermosos atardeceres donde naciera Pericles Namorrado Urrutia, el procurador de Justicia del góber Agustín Silvestre Acosta Lagunes, y a quien le renunciara con el argumento de que “no quiero manchar mis manos de sangre”!
Tiempo aquel de la banda “La Sonora Matancera”.
Tiempo antes de la banda “La mano negra”, señalada del asesinato de cuarenta mil agraristas en Veracruz y defendiendo a los latifundistas.
Los carteles “tienen permiso” en Veracruz. (lv)