Nada tan sabrosa la comidita escurriendo grasa.
En las fondas. Taquerías. Puestos. Y hasta en los tianguis cuando las familias compran ropita barata.
Por eso, ¡arriba el colesterol!
Y si el médico particular y la nutricionista insisten una y otra y otra vez, la mejor decisión es cambiar de doctor.

DOS. 60 taquitos de una sentada

Ahora sí, como exclamara Enrique Peña Nieto, “aquel libre de pecado” porque nunca se haya atragantado con comidita chatarra “que tire la primera piedra”.
Un taquero ofertando taquitos de cochinita pibil enaltece a un cliente devorando sesenta taquitos de una sentada.
Y dos refrescos de cola.
Y como por lo general se trata de gente con limitaciones económicas, entonces, la comidita chatarra significa gran banquetazo.
¡Banquetazazo de príncipes y reyes!
Por eso, y como afirmaba AMLO, el ex, ¡al diablo las instituciones! con sus “golpes de pecho” en contra de la comidita chatarra.
Y ojalá se vayan al infierno. Y al rincón más arrinconado del averno.

TRES. “La panza es primero”

Rius, el famoso caricaturista admirado por Ernesto el Che Guevara, intituló uno de sus libros del siguiente modo:
“La panza es primero”.
Y de paso, también la papadita.
Y aun cuando ahora hacia el final de año la Secretaría de Salud boletina a la obesidad evolucionado en anemia aguda en siete de cada diez personas, una de las mejores posibilidades para la cena navideña son los tacos, tostadas, tamales, tlayudas y garnachas.
Escurriendo grasa y aceite.

CUATRO. La Malinche hizo picadas a Hernán Cortés

Unos segundos después de cuando Hernán Cortés desembocara en las playas de Chalchihuecan, la Malinche, la princesa de Tabasco regalada al Conquistador por su padre, el cacique del Edén, también descendió del barco con sus utensilios indígenas para cocinar:
Un metate. Un molcajete. Un comal. Una olla de barro. Una jícara. Y un molinillo.
Y de inmediato se hincó en la playa y se puso a moler el maíz para preparar unas picadas y gordas a Hernán Cortés.
Y fueron tan sabrosas echaditas a mano que Cortés se comió diez picadas según cuenta el cronista Bernal Díaz del Castillo, entonces, de 24 (veinticuatro) años.
La SEP y la SS, con su campañita en contra de la comidita chatarra… en contra de la historia patria.

CINCO. Tacos parados, gran placer

En gira en campaña presidencial, el priista Luis Echeverría Álvarez se detuvo en Rinconada, Veracruz, el paraíso de las garnachas.
Y a comer garnachitas.
Y con el aceite y la manteca escurriendo.
Se ignora el número consumido, pero el cronista de Rinconada asegura que fueron cinco las garnachitas de Echeverria.
La felicidad y la dicha más intensa de la vida está en comer los tacos parados.
Parados en el puesto callejero de la calle y la avenida.
Un número incalculable de familias viven de los puestos callejeros en Veracruz.
Y por eso mismo, además, una locura sus prohibiciones. (lv)