Presos once policías
**Relaciones peligrosas
**Al servicio de narcos
UNO. Presos once policías
Ta’canijo, duro y rudo, indicativo y significativo el caso de los once policías municipales de Atoyac, detenidos y presos en Xalapa.
Todos ellos coludidos con el narco jefe de la plaza apodado “El Lalo”.
Y detenidos a partir de un fuego cruzado en cantina en el pueblo y en donde murieran cinco personas.
Los polis están acusados por “delitos contra la salud, incumplimiento de un deber legal y ejercicio indebido del servicio público”.
El narco jefe de la plaza, José Eduardo Rodríguez. “El Lalo”.
DOS. Policías al servicio de narcos
En once meses y tres días del sexenio 2024/2030 en Veracruz el primer caso, y un caso masivo, de policías municipales al servicio de los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros.
Simplemente, toda la corporación policiaca de Atoyac.
En las manos de ellos y durante casi los últimos cuatro años con el presidente municipal de salida descansó el llamado Estado de Derecho.
Aquel proclamando la seguridad en la vida y los bienes de la población gobernada.
Los ciudadanos de a pie y motorizados.
Amparados y cobijos por el uniforme policiaca y la macana y el garrote y la patrulla policiaca.
La preservación de la vida de cada ciudadano de Atoyac y la custodia de sus bienes en manos de los narco policías.
TRES. “La iglesia en manos de Lutero”
Insólito, primero, cuando necesitaron transcurrir once meses del sexenio 202/2030 para detectar el estado de la seguridad en Atoyac.
Y, segundo, peor tantito porque el alcalde ejerció el poder durante tres años de Cuitláhuac García Jiménez.
Y nunca, jamás, todo indica, la secretaría de Seguridad Pública advirtió tales irregularidades.
Como dicen los clásicos, “la Iglesia en manos de Lutero”.
Sabrá el chamán y los conocedores los abusos y excesos del poder cometido por todos ellos.
CUATRO. El caso está cañón…
Igual, igualito como ha ocurrido en otras latitudes geográficas tanto de Veracruz como del país.
Ya los salarios pichurrientos.
La exposición permanente en un fuego cruzado con los malosos.
La urgencia de ganar más centavitos cada mes.
Ya porque los malandros son más, mucho más.
Y/o porque los sicarios están mejor armados.
Y “haiga sido como haiga sido”…
Ni los códigos de ética…
Ni las convocatorias de “la honestidad valiente y la purificación moral”…
Ni la Biblia de que “no somos iguales” los Morenos a los priistas…
Pero ta’cañón el caso de Atoyac.
Once policías municipales y los once detenidos por la fiscalía general del Estado acusados de tres delitos.
CINCO. Una mujer presa
Además de los once policías presos, la detención de cinco civiles.
Entre ellos, una mujer.
Una mujer aliada y coludida con el narco jefe de la plaza y quien, parece, está o sigue prófugo de la justicia. (lv)

