Antes como antes y ahora como ahora
1 (Silencio y revire de políticos)
Antes, en el siglo anterior, por ejemplo, las tribus políticas actuaban del siguiente modo ante las críticas de los adversarios, opositores, enemigos y medios insumisos.
Uno: “aguantaban vara” y callaban.
Dos: si creían saludable cabildeaban “y en corto” con ellos. Digamos, con aquellos que les interesaban.
Tres: entonces, para ellos, era suficiente la buena imagen sostenida ante y con el jefe máximo.
Por ejemplo, un caso indicativo y significativo: Rafael Hernández Ochoa gobernador de Veracruz, en Martínez de la Torre, una familia de latifundistas ordenó a sus pistoleros asesinar a siete campesinos.
Uno de los políticos consentidos de Luis Echeverría Álvarez, Alfredo Vladimir Bonfil (aquel de la frase bíblica de que “a una palabra de usted, señor presidente, este país se incendia o apacigua”), enfureció por completo.
Y, claro, quejó con Echeverría.
Y hasta donde se sabe si bien se sabe, durante tres meses nunca el presidente de la república contestó el teléfono rojo al gobernador de Veracruz.
En contraparte, la prensa de la ciudad de México acabó a Hernández Ochoa.
Y nunca el góber ranchero les contestó.
Ni siquiera a través de los periodistas y columnistas amigos de su jefe de prensa, el profesor José Miranda Virgen.
Eso era antes.
Ahora, quizá porque las tribus políticas han desarrollado una piel frágil, la mayoría de ellos suele revirar a los enemigos y a los medios incómodos e indeseables.
A veces, desde las ruedas de prensa.
En otras ocasiones, desde el discurso político.
En otras, y al mismo tiempo, a través de los columnistas cuates.
Es más, a través de las redes sociales y revirando a los ciudadanos de a pie y motorizados.
Más, mucho más cuando se pitorrean.
Como el caso, ahora, con lluvias en el norte de Veracruz, los ríos desbordados, las inundaciones y los 35 (treinta y cinco) muertos.
Incluso, y en el operativo participando hasta los jefes de prensa de dependencias anexas y conexas al Poder Ejecutivo.
Vaya, hasta creando páginas digitales para transmitir la imagen de un insólito y gran apoyo ciudadano y/o de organizaciones fraternas.
Y ni hablar, y como dice una astróloga, “antes como antes y hoy como hoy”.
Será el signo de los tiempos.
Será la Generación Z de las tribus políticas.
Será el desarrollo del Internet.
Será el apogeo de los correos electrónicos, WhatsApp, Tik Tok, etecé, etecé, con tanto éxito en las neuronas, el corazón y el hígado ciudadano.
Será el tiempo de la liberación femenina, pero también de la liberación masculina.
Será que los políticos necesitan ahora elementos distractores para cometer pillerías, irregularidades y trastupijes.
Pero en el palenque público “los dimes y diretes”.
2 (Libertad y libertinaje, ajá)
AMLO, el ex, fue el primer presidente de la república en revirar a los críticos todos y “a tiro por viaje”.
Claudia Sheinbaum Pardo lo ha seguido.
En algunas entidades federativas como Layla Sansores, de Campeche, una de las gobernadoras demandando por la vía penal a la prensa insumisa y obligándola a la disciplina y cordialidad.
Es más, obligando a la prensa irreverente a pedir disculpas y perdón.
Antes como antes. Y ahora como ahora.
Más, en un tiempo cuando los diputados federales y locales de MORENA están rompiendo con la solemnidad de la vida pública.
En la Cámara Baja, por ejemplo, bailando salsa con “La Sonora Matancera” y en donde uno de los más aplicados fue con sus pasitos Tun Tun, Sergio Gutiérrez Luna, aquel soñando con la candidatura marrón a gobernador de Veracruz.
Y en el Congreso de Veracruz, los diputados locales ordenando un fotomontaje donde algunos aparecen en medio del lodo repartiendo despensas y ayudando ancianas a caminar en medio del lodo para testimoniar a los críticos que ellos sí, sí, sí son generosos y solidarios con los pobres y los jodidos.
3 (Todos contestatarios)
Si los ciudadanos son contestarios…
Y los líderes populares también…
Y los partidos políticos opositores de igual modo…
Y la iglesia católica es contestaria…
Y contestaria parte de la prensa ejerciendo su derecho de la libertad de expresión…
Entonces, las tribus políticas del siglo XXI tienen, digamos, el legítimo derecho a ser contestarias.
Incluyendo, el manotazo para hacer imposible la vida y encarcelar a quienes a juicio de ellos “se pasen de tueste”.
Es el tiempo de hoy “y qué le vamos a hacer”. (lv)

