Por ejemplo, el Veracruz huracanado y turbulento: En el Centro Histórico de la ciudad, baleada una mujer.
Unos asaltantes pretendieron despojarla del dinero retirado de un banco para el pago de la nómina.
El pago de la nómina en el negocio de pinturas Ipesa.
Viernes octubre 17.

DOS. Tres sicarios al acecho

Fue en la avenida Miguel Alemán y la calle J. B. Lobos. Colonia Centro.
Al bajar de su automóvil, y a un pasito de entrar a la empresa, fue interceptada por un trío de sicarios.
Y le exigieron el dinero en efectivo.
Corrió al negocio para refugiarse, pero le dispararon.
Herida en una pierna.
Un compañero salió de la chamba para defenderla. Y los ladrones dispararon y luego huyeron.
Y huyeron en una motocicleta, ideales para salir en fuga y estampida en medio de los automóviles en la calle y la avenida y pasándose los altos del semáforo.

TRES. Vivir sin esperanzas

Así, con dureza y rudeza, la vida galopa y trota en Veracruz.
Aquí (ya se sabe), “la muerte tiene permiso”.
Todos los días y todas las noches.
Y sin ninguna esperanza de que el futuro inmediato (mañana, pasado mañana, la semana o quincena próxima, el mes siguiente) una lucecita alumbrara las horas oscuras.
El tema de moda es la violencia.
Los asaltos en casas y negocios.
Los secuestros y hasta en el domicilio particular.
Los muertos por una bala perdida.
Los cadáveres arrojados en las calles y avenidas y caminos y poblados.
Las fosas clandestinas.
Veracruz como el tiradero de cadáveres y el crecimiento exponencial de los cementerios y panteones.
Y en los cuatro puntos cardinales.
Desde Pueblo Viejo hasta Las Choapas. Y desde Maltrata hasta la ciudad jarocha.

CUATRO. Otro feminicidio

Balaceras por todos lados.
El viernes octubre 17, en Acayucan, por ejemplo, el tiroteo entre sicarios y policías.
Una feroz persecución con balacera.
La pareja de pistoleros asaltando una gasolinera en el fraccionamiento Faros de la ciudad de Veracruz.
Una mujer de 33 años asesinada por un cafre del volante en la carretera federal Veracruz-Córdoba.

CINCO. Cada familia… blindarse

Y ni hablar, así como caminan las cosas y los hechos en materia de seguridad, únicamente resta, pareciera, blindarse cada familia.
De entrada, y como en el caso de la empleada del negocio de pinturas asaltada, si va al banco a retirar dinero para la nómina, hacerse acompañar.
Claro, y hasta donde sea posible, nunca salir de noche. Y menos, solos.
Evitar, por ejemplo, el fin de semana en el antro. Y en el bar y la cantina.
Tampoco manejar y solos el automóvil. Y menos, mucho menos, en la noche, aun cuando las horas del día también son riesgosas.
La vida en Veracruz, una encrucijada. Las horas violentas. Veracruz, desquiciado. (lv)