Todo cambia
**Se cambia de religión
**Y de política
**Y de amigos
UNO. Se cambia de religión y política
Hay una ley en la vida: todo cambia. Incluso, insólito, pero también suelen cambiar hasta los grandes revolucionarios.
Cambian los hombres de religión. Y de partido político. Y de ideología.
Y de forma de pensar, sentir y reaccionar.
Y cambian, claro, de amigos. Y ni se diga de parejas. Una, por ejemplo, es la novia. Otra, la esposa. Otra, la amante. Vaya, la vida es tan misteriosa que, por ejemplo, a una mujer se ama, pero a otra se desea. Y con otra más suele vivirse una pasión descarrilada.
Lo escribió Pablo Neruda en el famoso Poema Veinte y acerca del amor: “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”.
DOS. De luchador social a dictador
El gran cambio, entre tantos otros, ideológico, político, económico y social de Daniel Ortega.
El famoso héroe sandinista con otros héroes más que en momento estelar derrocaron al dictador de Nicaragua, Anastasio Somoza.
Entonces, Daniel Ortega asumió el mando presidencial. Y lo ejerció unos años. Después, perdió la presidencia en las urnas. Y años después, la recuperó.
Y desde entonces se convirtió en el nuevo Anastasio Somoza de Nicaragua hacia finales siglo XX y lo que camina del siglo XXI.
TRES. El cambio de AMLO
Caray, memorable el cambio ideológico de Andrés Manuel López Obrador.
Fue priista y desempeñó varios cargos públicos, los primeros, otorgados por su padrino, el priista Ignacio Ovalle Fernández.
Después fue perredista y ejerció el poder partidista y político y gubernamental.
El cargo más elevado, líder nacional del PRD. Y en automática, la jefatura de Gobierno en la Ciudad de México.
Después, se fue del PRD y fundó MORENA, su partido, el partido de su propiedad.
La versión en el siglo XXI del jefe máximo, Plutarco Elías Calles, el político del siglo pasado imponiendo a cuatro sucesores en el Palacio Nacional.
CUATRO. Cambiar 3, 4, religiones
Las mujeres y los hombres también solemos cambiar. Por ejemplo, de religión.
Hay gente que ha mudado tres, cuatro, cinco religiones. En cada caso argumentando con pasión social que la última es la mejor religión del mundo y que esa sí, de veras, de veras, de veras, lo juran por el Ser Superior, los llevará al palacio celestial.
En ese impulso lleno de vitalidad, el más duro y rudo es cuando la gente cambia de amigos.
Los amigos de la infancia pronto olvidados. Y los de la secundaria, igual, abandonados en el llamado “archivo de la historia”.
Y los del bachillerato y de la universidad, igual. Un movimiento inacabable donde en cada paso biológico los amigos son otros.
Y si volteamos a los lados hemos dejado un gigantesco camposanto de amigos que fueron y amigos que se creyeron.
Amigos que fueron. Amigos que dejaron de serlo.
CINCO. Cambias o te hundes…
Es propio de la naturaleza humana el cambio. Incluso, la ley establece que cambias o te hundes. Y arrumban. Y te hacen a un lado.
Con todo y que por ahí gravita una verdad universal, la siguiente: “El único patrimonio de los seres humanos son los amigos”.
Y los amigos “a prueba de bomba”.
Y hosanna, hosanna, quienes los tengan y juntos soportando los vaivenes del diario vivir. (lv)