Pasiones políticas
**Intelectuales y obreros
**Vaya utopía
UNO. Intelectuales y obreros
En el siglo XIX, Francia fue el paraíso terrenal y celestial por la unión entre los intelectuales y la población.
Pero en el siglo XXI, la distancia entre las partes es mayúscula.
A excepción, de hechos aislados como, por ejemplo, en París, Checoslovaquia, Estados Unidos y México con el movimiento estudiantil del 68.
Pero pasada la euforia por derrocar a los gobiernos en turno, cada parte, intelectuales y el pueblo agarraron camino.
Los intelectuales en su parcela privilegiada. Pontificando desde el salón de clases y la plaza pública de parte de la prensa.
Y la población, ocupada y preocupada por llevar la despensa y el itacate a casa.
DOS. Aquel partido político frustrado…
Incluso, Octavio Paz Lozano, el único mexicano Nobel de Literatura, y Carlos Fuentes Macías, entre otros como, por ejemplo, Heberto Castillo y Demetrio Vallejo, el gran líder ferrocarrilero opositor y disidente, intentaron formar un partido político.
Y, claro, con intelectuales y trabajadores.
Pero cuando se antepusieron las pasiones ideológicas, aquel legítimo sueño fue interrumpido y quedó frustrado.
Desde luego, uno que otro intelectual se declaró a favor de un partido político vigente.
Y otros más, fervorosos defensores y fans de los presidentes de la república en turno.
Los escritores Fernando Benítez y Carlos Fuentes, por ejemplo, acuñaron frase bíblica, memorable y citable:
“Es Luis Echeverría o el fascismo”.
TRES. Golpe de Estado a Julio Scherer
Con todo y que Echeverría operó “por debajo de la mesa” la parte siniestra y sórdida de la masacre de estudiantes y población en la plaza de Tlaltelolco el dos de octubre de 1968.
Con todo y que Echeverría asestó Golpe de Estado al gran director del periódico Excélsior, don Julio Scherer García, y a través de sus testaferros le arrebataron la dirección general.
Así fueron, así eran y así son parte mayoritario de los intelectuales.
CUATRO. Intelectuales en periódicos
Luego del fracaso de un partido político, otros intelectuales apostaron a escribir un artículo y/o un ensayo semanal en un periódico.
Como por ejemplo, don Daniel Cosío Villegas en el Excélsior de Scherer.
Y que varios años después también apostara Heberto Castillo Martínez en el semanario Proceso de Scherer.
En Francia, Jean-Paul Sartre participó en la creación de un periódico. J’accuse. Y en donde la apuesta era publicar grandes reportajes escritos por los intelectuales.
Para entonces, Sartre y Albert Camus, Nobel de Literatura, estaban conflictuados por cuestiones ideológicas y Camus quedó fuera de aquel proyecto.
Quizá, además, porque dirigía el periódico Combate.
CINCO. Vaya utopía…
El maridaje entre intelectuales y políticos en un partido político bien significa una de las peores utopías de la historia.
Simplemente, a la primera diferencia ideológica la ruptura no tan solo aliancista, sino amical.
Y de ñapa, odiándose las partes con un odio irracional y racional.
Y ni se diga la alianza frustrada entre intelectuales y la población y en donde los campesinos, los obreros y clase media media y media baja están más urgidos del bastimento en casa para la esposa, los hijos y los abuelos que andar metidos en las pasiones políticas. (lv)