públicas a nivel federal y estatal”.
“Somos las voces de la igualdad y contra la violencia”.
Ta’gueno. ¡Hosanna, hosanna, Dios existe… por si alguien dudara!

PASAMANOS: Pero… en términos universales, “es el tiempo de las mujeres” pero de una parte de las mujeres dedicadas a la política.
Federal. Estatales. Y/o municipales.
Ellas, por ejemplo, con las puertas abiertas a la administración pública.
Y para ejercer el poder y gobernar y ejercer presupuesto anual asignado.
“Vivimos (claro, claro, claro) un proceso transformador con perspectiva feminista y en donde las mujeres son protagonistas de esta nueva etapa”.
Otra vez, hosanna, hosanna.

CORREDORES: Pero… ¿y las mujeres indígenas? ¿Y las mujeres campesinas? ¿Y las mujeres obreras? ¿Y parte de las mujeres de las clases media baja y media media?
Tan solo, por ejemplo, en las ocho regiones indígenas de Veracruz (Huayacocotla, Chicontepec, Otontepec, Papantla, Zongolica y Soteapan y los valles del Uxpanapa y Santa Martha, en Los Tuxtlas, un millón de habitantes.
Y de los cuales, seis de cada diez paisanos son mujeres.
Además, diez meses después de iniciado el sexenio 2024/2030 en Veracruz, la entidad jarocha en los primeros siguientes lugares nacionales:
Uno, feminicidios. Dos, secuestros. Tres, desapariciones. Cuatro, extorsiones. Cinco, fosas clandestinas.
Además, en Veracruz, mil niños huérfanos de madre. La madre feminizada y/o como dicen en la barandilla judicial, asesinada.

BALCONES: De ñapa, el desempleo, el subempleo, los salarios pichurrientos, la miseria, la pobreza y la jodidez en la población femenina.
Mujeres, caray, desempeñando el mismo cargo público que los hombres y percibiendo un salario menor.
Insólito, funcionarios del gobierno del Estado (por ejemplo, subsecretarios) denunciados en cartita pública de burócratas el acoso y el hostigamiento sexual en contra de mujeres.
Y la terrible y espantosa versión, cada vez multiplicada, del machismo en los hogares.
El marido, la pareja, el amante, el novio, acusados de feminizar a sus mujeres.

PASILLOS: Vino a Veracruz la secretaria de las Mujeres del gobierno federal.
Y la euforia total y absoluta. Aclamada con la misma intensidad patriótica y patriotera que en los tiempos del PRI y el PAN.
La nueva Josefa Ortiz de Domínguez, quizá.
Por decreto, reiterando el México femenino que se vive.
La pasión política descarrilada como en otros tiempos.
Todo sigue igual. Nada ha cambiado.
Solo diferentes las caras, los nombres, los apellidos y los cargos públicos.
Y como antes, por encima de la eficacia y la eficiencia en los resultados sociales, la lealtad. Y la lealtad perruna como antes. “A prueba de bomba”. (lv)