“¡Fuera, fuera!”
1 (Rector de la U.V. “no se saldrá con la suya”)
Hay un par de frases memorables y citables, indicativas y significativas, alrededor del doctor Martín Aguilar Sánchez, por ahora rector (le llaman ilegal) de la Universidad Veracruzana, UV.
La primera fue pronunciada el sábado 20 de septiembre en la noche en el Teatro del Estado en Xalapa: “¡Fuera, fuera!”.
Fue, digamos, el grito de batalla al celebrarse el cincuenta aniversario del Ballet Folklórico.
En medio de la sala se escuchó la indignación crónica del público.
“¡Fuera, fuera!” el doctor en Sociología graduado en Harvard.
Se ignora si el “¡Fuera, fuera!” fue para que se saliera del Teatro del Estado pues entre el público mayoría en su contra por la prórroga otorgada por la mini Junta de Gobierno para repetir cuatro años más y como era, es, su deseo.
Y/o si el “¡Fuera, fuera!” se refería (quizá también) a que fuera de la silla embrujada del edificio de las Lomas del Estadio.
La otra frasecita célebre la pronunció el siempre digno ex Rector de la UV, Raúl Arias Lovillo, doctor en Economía, quizá como anunciando el Veracruz por venir:
“No se saldrá con la suya”.
Frase categórica. Avasallante.
Más cuando Arias Lovillo le endilgó otros adjetivos calificativos:
Ilegal.
Inmoral.
No ético.
Indebido.
Y más cuando el exrector también aseguró que si el movimiento en contra de Martín Aguilar fue iniciado por un trío de antecesores (Sara Ladrón, Víctor Arredondo y Arias) ahora está integrado por académicos y estudiantes.
Y cuando, de ñapa, aseguró que el movimiento sigue creciendo.
Y por eso mismo, Martín Aguilar se mueve acompañado de guaruras y lo que nunca un rector de la UV.
La lucha, pues, continúa. Firme, inalterable.
Simplemente, es el rector o son los exrectores.
Mejor dicho, parte sustancial de la comunidad académica entre profesores y alumnos.
Indicativo, en ningún momento todos ellos se han quitado los guantes.
Por el contrario, sigue trepados en el ring y con los guantes puestos y dispuestos a treinta, sesenta, noventa rounds, etecé, etecé.
Los que sean necesarios.
Con todo, Martín Aguilar podrá ejercer el poder académico en la UV.
Pero…, en medio de la protesta, la indignación crónica, el coraje, la rebeldía, la inconformidad, la insumisión, la lucha contra la ilegalidad.
Caray, cuando desde Sócrates, Séneca y Aristóteles y anexos y conexos está claro que la cualidad, la virtud y el atributo número uno de un político (más, mucho más de un académico) es la gran capacidad para sumar en vez de restar.
Y convencer a los otros, a los demás, a los disidentes, adversarios y enemigos con argumentos de peso y con peso.
La fuerza de la razón más que la razón de la fuerza.
Varias semanas después, ni el rector cede ni tampoco el movimiento opositor.
En momento estelar, el diputado local, jefe máximo de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, exjesuita y exzapatista, Esteban Bautista, declaró que la solución en la UV estaba, podría estar, en su cancha.
Las ganas de llamar la atención política y social porque la efervescencia en la máxima casa de estudios alcanza decibeles insospechados.
Más los que faltan, claro.
De ñapa, vaya espectáculo académico, social y político tan lamentable.
2 (Polvorín en Xalapa)
La UV, un polvorín social y político más que académico.
Incluso, la gobernadora estableció su línea desde hace ratito: “Allá que ellos se arreglen”, dijo.
En todo caso, jueces contra jueces interpretando la ley.
Si Martín Aguilar gana se volverá súper rector.
Si el trío de ex antecesores, académicos y estudiantes ganan, Martín Aguilar quedará exhibido.
En estas horas adversas, los Constitucionalistas de Veracruz están obligados a orientar y reorientar a la población sobre la ley.
Lo decía Fernando Gutiérrez Barrios: “Todo dentro de la ley. Nada fuera de la ley”.
Otra cosita, mil, dos mil, tres mil años luz de distancia es lo que cada ciudadano de a pie y motorizado interprete y/o alcance a interpretar.
Incluso, de acuerdo con su sabio entender. (lv)
Raúl 22 Sep, 2025 - 23:43
Poco a poco, el rector va cosechando lo que ha sembrado.
Por supuesto, falta que sus brillantes asesores lo convenzan, y él lo crea, de que lo sucedido en el Teatro del Estado fue un complot.