Incluso, en las pláticas diarias de las señoras, por lo regular, casadas, divorciadas y viudas, su mayor clientela, el argumento de peso y con peso para ganar en un desaguisado es el siguiente:
“Como dice Rocío”.
Cada tarde noche, la república es paralizada porque la mayor parte de las mujeres escuchan la misa oficiada por Azuara.
Su palabra es la ley.

DOS. Luchar por los derechos humanos

Sánchez Azuara encabezando la más feroz y apasionada defensa de la dignidad femenina.
Cada programa, una especie de maestría y doctorado para que las mujeres luchen y con denuedo por sus legítimos derechos humanos.
Desde el punto de vista sicológico y social hasta económico y jurídico.
Vaya, hasta pudiera asegurarse que gracias a ella las mujeres se han vuelto licenciadas de sí mismo.
Y para enfrentar “al más pintado” en la barandilla.
Desde el agarrón con el hombre, la pareja, por infiel, hasta los deberes de los hombres en el tiempo inmaculado y sacrosanto de la liberación femenina.

TRES. “Amor con amor se paga”

Por ejemplo: El hombre obligado a lavar los tres después del desayuno, la comida y la cena.
El hombre obligado, caray, hasta cocinar si la pareja anda desfalleciente.
Y si el marido es infiel, todo el derecho del mundo para que la mujer “le pague con la misma moneda”.
¡Ah!, y si el marido se va de casa con otra y durante equis número de años deja de cumplir con la esposa y los hijos, entonces, el articulado jurídico para demandar el pago correspondiente.
Vaya, Azuara ha enseñado a las mujeres que basta y sobra su voluntad (la decisión de la mujer) para divorciarse.

CUATRO. “Acércate a Rocío”

Hay en la tele otros programas similares.
Uno de ellos, con la doctora Pola. Otro, con un argentino, “El show del problema”. Otro, Veredicto.
Retirado ya aquel programa de Laura Brozo de que “Pase el desgraciado”.
Pero ninguno de ellos ha cuajado tanto en las neuronas, el corazón, el hígado y el sexo de las mujeres como “Acércate a Rocío”.
Su palabra es la verdad total y absoluta y por encima de la palabra de cualquier mujer política y en todos sus decibeles.
Claro, y por encima de la palabra de los políticos.
Ella disfruta del cien por ciento de la credibilidad.

CINCO. Una santa laica

La justicia poética estaría en canonizar a Rocío como una santa más (santa laica) de la iglesia católica y apostólica.
Santa Rocío.
Sin llegar, claro, a las tentaciones de las tribus políticas para aprovechar su liderazgo televisivo y social y ungirla legisladora federal, por ejemplo.
Y como el caso en el siglo XXI de la panista Lilly Téllez y en el siglo XX de la priista Irma Serrano, La tigresa, Gustavo Díaz Ordaz presidente de la república.
Y ni se diga la gran María Rojo y por el lado de la izquierda. (lv)