El puente de los suicidios
**El Xallitic de Xalapa
**Enaltecer la vida
UNO. El puente de los suicidios
El puente Xallitic, de Xalapa, tiene nueva función social. Se está convirtiendo en el paraíso terrenal para los suicidas.
El sabadito seis de septiembre, un chico suicida se tiró desde el puente al hermoso parque de enfrente.
Fue rescatado y trasladado al hospital donde falleció.
Minutos antes y con toda la frialdad del mundo dijo a la abuela que iría a un mandado. Sin precisar el destino.
Era la Santita Muerte que lo esperaba.
DOS. Apoyo emocional, ajá
El 29 de agosto, otro suicida.
Se tiró del puente y en automático perdió la vida.
Entonces, los vecinos solidarios han puesto cartulinas con avisitos de apoyo emocional esperando que ojalá, ojalá, ojalá, los pudieran leer.
Pero más, mucho más, hicieran caso.
El mimo 6 de septiembre, en Atoyac, el río se tragó a un chico. 19 años. Ángel Miel.
La vida, ni modo, es así. Con días y noches duras y rudas.
Lo escribió Albert Camus, Nobel de Literatura, el niño huérfano de padre y con una madre analfabeta trabajando de casa en casa como asistente doméstica y pobre, muy pobre:
“¡Qué difícil es vivir!”.
TRES. Perdida la emoción de vivir
Quizá un experto, un sicólogo, un siquiatra, un sociólogo, un sacerdote, el viejito del barrio, dirán que en el fondo late y subyace una terrible y espantosa desintegración familiar.
El suicidio, por ejemplo, cierto, es una influencia genética devastadora.
Pero de igual modo registra sus bemoles a partir de la diaria existencia.
Desde un desencanto amoroso y con el primer deseo, la primera tentación, el primer amor, el primer sexo, hasta, digamos, el desempleo, el subempleo y los salarios miserables.
Además, la depresión como punta del iceberg y eje rector para conservar la vida.
Tiempo cuando por lo general suele perderse la emoción de vivir. Y ningún atractivo se descubre ni redescubre para seguir con vida.
CUATRO. Enaltecer la vida
Además, el verano con todo y que los mejores amores suelen darse en el verano como reza la canción, tan socorrida por los jóvenes del movimiento estudiantil del 68.
Y más, casi casi en el mes de octubre cuando cantaba Pedro Infante la luna es la más hermosa, la más radiante, la más esplendorosa, del año.
Bien podrían, quizá, los estudiantes de Sicología de la Universidad Veracruzana escudriñar la vida del par de suicidas del puente Xallitic de Xalapa para determinar razones de peso y con peso.
Y luego, en un estudio analítico y bien documentado entregar a la autoridad para acciones que enaltezcan el amor a la vida.
Si tal, claro, claro, claro, fuera posible.
CINCO. Suicidio genético
Nada, se entiende, puede hacerse cuando el suicidio es genético.
El caso singular de todos los tiempos con el escritor Ernest Hemingway, quien, a los 61 años de edad, luego de ganar varios premios de periodismo, ganó el Nobel de Literatura, se quitó la vida de un plomazo a las seis de la mañana en una madrugada tibia y fresca de Estados Unidos.
Su padre, médico, suicida.
Un tío, suicida.
Una sobrina, suicida.
La herencia, pues.
Pero al mismo tiempo, otras razones suelen llevar al suicidio.
El puente Xallitic de Xalapa bien puede llamarse en un futuro el Puente de los Suicidas. (lv)