La pesadilla más dura
1 (Desaparición y forzada en Veracruz)
Fue el Día de los Desaparecidos. Y de la Desaparición Forzada. Y que todos los días es, habría de ser.
Veracruz, liderando los desaparecidos en la república en donde la autoridad alardea “el socialismo de rostro humano”.
El Estado jarocho, por ejemplo, con más de siete mil cuatrocientos desaparecidos que dejara Cuitláhuac García, el ex.
En dos meses del sexenio caminando, más de doscientos desaparecidos, según los Colectivos.
Más de cuarenta Colectivos en los cuatro puntos cardinales del territorio jarocho, integrados con padre con hijos y parientes secuestrados y desaparecidos.
En cada Colectivo, entre doscientos y trescientos padres de familia.
La desaparición, incluso, forzada, desde el sexenio de Javier Duarte en la orilla del precipicio y derecho, derechito, en ladera al infierno.
Un infierno llamado Veracruz.
Campeón nacional en feminicidios.
Mujeres secuestradas, desaparecidas y asesinadas.
Más de mil niños huérfanos de madre.
Y de padres también pues un ejército de hombres ha sido (y son) ejecutados.
El dolor y el sufrimiento en muchos, muchísimos hogares de Veracruz.
La vida día y noche como la peor pesadilla.
Dura y ruda.
Lo peor entre lo peor: Llevamos en la tierra de Antonio López de Santa Anna, Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortines, quince años ininterrumpidos en medio de los balazos y los tiros…
Y de los secuestros y desapariciones…
Y de los feminicidios y asesinatos…
Y de las fosas clandestinas…
Además, claro, del liderazgo nacional en extorsiones…
Y nada, absolutamente nada, anuncia la posibilidad de un día hermoso y bello.
Sin sobresaltos.
Si un periódico impreso es sacudido caen huesos.
Si de nuevo se le vuelve a zangolotear borbotean sangre humana.
Y si una tercera estremecida los cadáveres caen al suelo.
En el fondo, los plagios y desapariciones.
Y lo peor entre lo peor de lo peor, la desaparición forzada.
Aquella derivada de la alianza sórdida y siniestra de políticos, funcionarios públicos, jefes policiacos, policías, carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros y malosos y malandros.
El retrato de Veracruz.
Y por eso mismo, y con tantos campeonatos torrenciales, huracanados y sombríos, la más alta agresión a los elementales derechos humanos.
Los derechos humanos, en el palenque con los gallos destripados luego de feroz pelea a picotazos y arañazos.
2 (Los políticos no pueden. No han podido. No han tenido voluntad)
Y, bueno, si existen tantas desapariciones y desaparición forzada (todavía vigente), entonces, y como premisa universal, el Principio de Peter en la autoridad.
No pueden.
No han podido.
Se ignora si algún día, antes, mucho antes quizá, del tiempo de los jinetes del Apocalipsis y con el fin del mundo y la resurrección de los muertos la vida en Veracruz pudiera incidir en la tranquilidad y la paz.
A tono, digamos, con tantos festivales religiosos y patronales de pueblo en pueblo “tapando el ojo al macho” de la paz de los sepulcros.
¡Vaya superficialidad cacarear por ahí que “Veracruz está de moda”!
Con tantos balazos…
Y sangre escurriendo…
Y secuestros…
Y desapariciones…
Y feminicidios…
Y asesinatos, ni Salma Hayek y Angeline Jolie…
Ni tampoco Yuri ni la soprano Olivia Gorra…
Ni los tegogolos más grandes del mundo…
Ni el lecherito más sabroso del sistema solar…
Ni la luna llena gigantesca, gigantesca, hermosa y bella… garantizan la utopía del “Veracruz de moda”.
Simple ocurrencia publicitaria.
Más, mucho más ingenio creativo con los anuncios de la Coca-Cola.
Caray, los siete, ocho minutos vitoreando y todos de pie a la actriz Julia Roberts en Venecia.
Y que nunca, por cierto, han logrado Salma Hayek y Angeline Jolie.
Tampoco Joaquín Cosío, El Cochiloco, desayunando en La Parroquia.
Ni Damián Alcázar, echándose unos traguitos en Los Portales jarochos.
3 (Ningún político detenido…)
La desaparición y la desaparición forzada, la mancha más grisácea y oscura, horripilante, de las tribus políticas de Veracruz.
Hay, cierto, y en quince años de violencia, policías detenidos y sentenciados.
Pero si los policías fueron los secuestradores físicos, “veinte y las malas” hay secuestradores intelectuales.
Aquellos que, como jefes de jefes, jefes máximos, ordenan la desaparición forzada a los policías.
Policías municipales y policías estatales.
Al momento, con tantas desapariciones forzadas, por ejemplo, ningún político detenido y sometido a proceso penal.
De hecho y derecho, como si los políticos y funcionarios públicos estuvieran blindados.
Y entre ellos.
Más porque como reza el dicho popular, “en la casa del jabonero el que no cae… resbala”.
Y como establece el otro adagio: “Hoy por mí y mañana por ti”.
Las tribus políticas, todo parece, encubriéndose entre sí.
En todo caso, la incapacidad de la fiscalía general para rastrear pruebas hasta debajo de las piedras.
Nadie imaginó que aquí, en Veracruz, se reprodujera la historia de las desapariciones forzadas en América Latina cuando en el siglo pasado fue gobernada por militares.
La versión de que el jefe máximo, Plutarco Elías Calles, ordenó el asesinato de cien seguidores del político, filósofo y escritor, José Vasconcelos Calderón, como candidato presidencial independiente y en Topilejo.
Bastaba al dictador Porfirio Díaz Mirón ordenar “matar en caliente” a los opositores a su reelección para que sus gobernadores, entre ellos, Luis Mier y Terán de Veracruz, cumplieran “al pie de la letra”. (lv)