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Malecón del paseo
Lunes 25 agosto, 2025

La vida melosa

**Y sin miel...
**El fuego encendido

EMBARCADERO: En el filme cinematográfico “La mujer de rojo”, con una despampanante Kelly Le Brock y el galanazo Gene Wilder, una canción domina y predomina de principio a fin... En una parte estelar de las estrofas dice: “Sólo llamo para decirte que te quiero / Sólo llamo para decirte cuánto me importas/ Y te lo digo de todo corazón”... Y, bueno, el sicólogo y el terapeuta familiar del barrio están ciertos de que ahí se centra la razón superior para llevar una vida lo mejor posible

Ellos cotejan el pasado de la mayoría de los seres humanos y seis, siete, ocho décadas después…

ROMPEOLAS: Por ejemplo, esas frases de la película son, suelen ser, muy frecuentes en el principio de un noviazgo… Y en su desarrollo… Pero si el noviazgo se prolonga más de cinco años, seis años, siete años, ocho años, en automático y en una rara y extraña revelación, se van retirando de los corazones y las neuronas de los novios… Lo mismo ocurre cuando una pareja se casa y en los primeros años, en la vida se cosecha mucha, demasiada, excesiva miel con frases golosas…

ARRECIFES: Pero cuando se llega a casa abrumado con la chamba en la oficina, la empresa, el taller y el surco… Y la esposa grita y ademanea y lanza reproches… Y los niños patalean, entonces, el mundo se pone “patas arriba”… Y nadie, ni la mujer ni el hombre tienen espacio y tiempo para recordar las pequeñas grandes cosas de la vida significadas en una frasecita simple, común y sencilla como “sólo llamo para decirte que te quiero”… Por el contrario, hasta relucen mentadas de madre…

ESCOLLERAS: ”La vida (por desgracia) es así y qué le vamos a hacer”… Lo peor es cuando la persona descubre que ha dejado de amar, más que a la pareja, a la vida misma… Entonces, suele caerse en la depresión y poco a poco, pian pianito, se pierde el interés por estar aquí, en la tierra, con los suyos… De hecho y derecho suele caerse en el desdén y el menosprecio… Y sin ganas de vivir… Los recuerdos y la nostalgia pasan a formar parte del pasado… Mejor dicho, se borran de la memoria, entre otras razones, porque las neuronas se van desprendiendo entre sí y sin ninguna química, se cae en una vida vegetativa…

PLAZOLETA: Son excepcionales las parejas conservando la chispa… El fuego encendido… El deseo siempre prendido… La pasión descarrilada… Como aquella pareja de ancianos que cada tarde suelen bailar en su casa y durante una hora… Dichosos y felices de estar… Y de tenerse uno al otro… Y conservar fresco el recuerdo (y la vivencia) de la juventud cuando, digamos, se habrán conocido… “Hemos envejecido juntos” se susurran… Y sonríen… Y hasta bailan “de cachetito” como estilan las parejas mitológicas… En el Registro Civil cada vez más y más divorcios… Caray, y de parejas jóvenes… Y quienes ya dejaron de hablarse para únicamente decirse que se extrañan y se quieren y se aman y se desean… ¡Ay, la nostalgia!... (lv)


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