Sólo queda rezar con tanta violencia
1 (Fatídico ataque a familia indígena)
Así como andamos con la violencia en los cuatro puntos cardinales de Veracruz, únicamente resta arrodillarse y rezar al Ser Superior.
Llámese, incluso, Dios, Jesucristo, Virgencita de Guadalupe, Buda, Mahoma y/o Santita Muerte.
Más porque está comprobado que nadie, nadie, nadie, puede cantar victoria de haber librado el tsunami de feminicidios, secuestros, desapariciones, asesinatos y fosas clandestinas.
Por ejemplo, insólito, inaudito, inverosímil:
En Papantla una familia indígena vendió hojas de maíz.
Entonces, en la comunidad El Aguacate, camino a su pueblo, fueron atacados por un comando armado.
Dos muertos.
Dos heridos.
Entre los heridos hay una niña de cuatro años de edad.
El objetivo: robarles el dinerito de la venta de hojas de maíz.
Con todo, el gobierno del Estado alardea que "en materia de seguridad vamos bien, muy bien".
El mundo del Segundo Piso de la llamada, ajá, 4T.
El mundo de la realidad, un viaje diario al infierno.
"Da pena de la pena ajena" que mientras "la muerte sigue teniendo permiso" en Veracruz, el gobierno del Estado alardee que "Veracruz está de moda".
De moda, claro, con tanta violencia.
Descarrilada.
En la cancha pública.
Veracruz, trascendiendo en el resto del país como un infierno.
Y en algunos casos de violencia, en el continente como, por ejemplo, el último caso de la profe jubilada y taxista de Álamo, Irma Hernández Cruz, que fallecida, primero, por un infarto.
Luego, por un homicidio como precisara la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Después, que por la tortura aplicada por los malandros.
De hecho y derecho, los dimes y diretes entre los políticos y la realidad pues cada uno tiene, tendría, su informe.
El colmo, caray: Robar a unos indígenas el dinerito de la venta de hojas de maíz en Papantla.
Y de ñapa, matar a dos personas.
Y dejar herida a una niña de cuatro años de edad.
2 (Veracruz, peor que antes)
Los años han trotado y en materia de inseguridad en Veracruz todo está peor.
Y peor porque han transcurrido muchos años y las tribus políticas subastando esperanzas ramplonas, baratas y demagógicas de un mundo mejor.
Entonces, únicamente restan, entre otros, los siguientes caminos:
Uno, dudar de los funcionarios públicos y acometerse en el blindaje personal y familiar.
Dos, jamás volver a creer en los políticos y los funcionarios.
Tres, lanzarse a gran protesta colectiva (marchas y mítines permanentes, huelgas de hambre, brazos caídos, carreteras bloqueadas, etecé, etecé) con la esperanza, quizá, quizá, quizá, de ser escuchados con hechos.
Cuatro, gran protesta en la prensa nacional e internacional y bien documentada.
Cinco, ligarse a ONG nacionales para los plantones en el zócalo de la ciudad de México.
Seis, interponer denuncias ciudadanas en los tribunales nacionales e internacionales.
3 (Derrotado el gobierno por los malos)
En Veracruz, la vida está prendida con alfileres y con todo, quizá bien pudiera aferrarse a la esperanza oficial.
Pero como los días y noches pasan con turbulencias y huracanes, entonces, nada mejor y para ser dichoso y feliz que resignarse.
Resignarse, por ejemplo, a que el gobierno de Veracruz ha perdido la batalla contra los malos.
Y la herencia fatídica de Cuitláhuac García Jiménez y heredada desde Javier Duarte siga germinando en tierra fértil.
Casi casi, como si la violencia fuera nombrada, más que huésped y/o hija predilecta del estado jarocho, carta de adopción como si fueran, por ejemplo, picadas y gordas, tortas y tacos, café lechero y canillas.
A la altura, digamos, del castillo de San Juan de Ulúa de la ciudad jarocha y/o el Tajín de Papantla.
Desde hace quince años el tsunami violento se ha instaurado aquí.
Y aquí encontró el paraíso terrenal.
Parte de la riqueza de Veracruz en manos de los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros.
Ellos la controlan y ante un gobierno en el principio de Peter.
Caray, asesinar a unos indígenas y herir a una niña únicamente por robarles el dinerito ganado con la venta de hojas de maíz.
Ahora sí, y como decía aquel, el atraco y el asesinato a los más pobres.
En Xalapa, las tribus guinda y marrón continuarán arrojándose incienso a su paso.
Aunque la población gobernada revolotee en el rincón más arrinconado del infierno.
4 (Expedición de Zacatecas a Veracruz)
La violencia está aquí. En el territorio jarocho.
Y "les guste o no les guste" quienes deseen migrar de Veracruz que los dioses mitológicos y terrenales los blinden.
Total, al ratito, Salma Hayek y Angelina Jolie filmarán película en el Estado jarocho.
Y de ñapa, de Zacatecas seguirán llegando más paisanos, encabezados por el hermano incómodo. (lv)