Veracruz, duro y rudo
1 (Un dron contra una casa. Palacio rafagueado)
Cada vez, la vida en Veracruz más dura y ruda. Siniestra y sombría. Multiplicado el miedo y “el miedo al miedo”. Y el terror. Y el pánico. Y la angustia. Y la desesperación ante el principio de Peter del gobierno del Estado.
Por ejemplo: El viernes 8 de agosto, en Atoyac, el rafagueo al palacio municipal.
Cierto, en el sexenio de Javier Duarte, los carteles debutaron en Veracruz en el norte.
Entonces, en la carretera de Tantoyuca a Pánuco rafaguearon autobús de pasajeros. Y entre otros, mataron a un bebé en brazos de su señora madre.
Después, continuaron el periplo hacia los cuatro puntos cardinales.
Y han rafagueado negocios, casas y edificios.
Y arrojado cadáveres en su panteón gigante, como son los ríos y lagunas.
Y uno que otro cadáver flotando en el Golfo de México.
Ahora, palabras mayores, el rafagueo al palacio municipal de Atoyac, allí donde los cadáveres, y hasta de mujeres, han quedado abandonados el tiempo suficiente para que los zopilotes se traguen de un picotazo los ojos humanos.
El mismo viernes 8 de agosto, otro hecho siniestro.
En Papantla, una vivienda fue rafagueada. Pero con un dron. Ataque con explosivos.
Explosión en el interior de la casa. Cuatro heridos. Uno, grave.
Quizá por esa misma razón el poeta y activista y articulista, Javier Sicilia, dijo en Xalapa que Veracruz “es un estado criminal”.
Y aun cuando tomara como eje transversal la muerte (que por infarto) de la profesora jubilada y taxista de Álamo, Irma Hernández Cruz, la historia truculenta del Estado jarocho está de por medio.
Simplemente, da miedo, mucho miedo, vivir en un Veracruz así.
Con todo y Belinda en Boca del Río…
Y Salma Hayek y Angelina Jolie desayunando en La Parroquia 207 años…
Y Joaquín Cosío tomando café en La Parroquia…
Y Damián Alcázar cenando en Los Portales.
Y la soprano Olivia Gorra actuando en feria de Coatzacoalcos.
Y Natalia Lafourcade, la gran promotora del son jarocho, interpretando a Agustín Lara en disco especial.
Veracruz, un infierno.
Como en los mejores tiempos de los carteles en el territorio jarocho.
Aquellos de Javier Duarte, por ejemplo.
2 (Veracruz, en las grandes ligas)
El rafagueo al palacio municipal de Atoyac.
Un dron disparado contra una vivienda en Papantla.
Palabras mayores.
Los malosos exhibiendo el puño y las bíceps.
Inalterables.
Como si tuvieran protección superior.
3 (Veracruz de moda, ajá)
Más allá de “La bamba” y que fue tomada como referente musical por los Beatles.
Y más allá de Antonio López de Santa Ana, Miguel Lerdo de Tejada, Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortines como presidentes de la república.
Y mucho más allá de “Los Voladores de Papantla” y los brujos de Catemaco.
Y más allá, lejos, de Blanca Estela Pavón, Meche Carreño y Delia Casanova.
Y de Agustín Lara con las ochocientas canciones compuestas.
Etecé. Etecé.
“Veracruz, de moda” por el tsunami de violencia que este año está cumpliendo cinco lustros.
Desde Javier Duarte.
Caray, tanta violencia domina y predomina en los cuatro puntos cardinales que ya parece tan natural como las picadas y las gordas de Sanborcito.
Y el lecherito de La Parroquia.
Y las nieves de “El güero, güero”.
Y con más trascendencia que el castillo de San Juan de Ulúa y el museo ese a Benito Juárez García donde viviera en su paso por la ciudad jarocha.
4 (Violencia, hija predilecta de Veracruz)
La violencia, entonces, como parte sustancial de los días y las noches de cara al Golfo de México.
Digamos, como un coctel de camarones en el mercado popular.
El zacahuil del norte de Veracruz.
Los tegogolos de Catemaco.
Valdría la pena declarar a la violencia hija predilecta en los 212 (doscientos doce) municipios.
Y como en las últimas semanas por aquí han caminado Joaquín Cosío, El Cochiloco, y Damián Alcázar, el Benny, entonces, hasta para filmar la segunda edición de “El infierno”.
Un infierno llamado Veracruz… como lo instaurara el góber Agustín Silvestre Acosta Lagunes con su “Sonora Matancera”.
Y Manuel Parra con su “Mano negra” asesinando en la década de 1940 a cuarenta mil agraristas por órdenes de los latifundistas de la fecha.
La historia, pues. (lv)